Primeras terapias contra el deterioro cognitivo causado por la quimio
La vida tras un cáncer
Déficits de atención, de memoria y de agilidad mental son las secuelas más habituales
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La quimioterapia causa secuelas neuropsicológicas y pérdidas cognitivas en un elevado número de personas. Es un fenómeno ampliamente demostrado y bautizado por los expertos como chemobrain o quimiocerebro pero del que, sin embargo, apenas se habla, ni siquiera en las consultas de oncología.
“Te cuentan que puedes sufrir mareos, vómitos, cansancio..., pero de la pérdida de memoria nadie te advierte y, cuando de repente ves que eres incapaz de leer ni la revista más simple, que no retienes lo que estás viendo en una película o que no te salen las palabras, te frustras mucho”, cuenta Tania Morell, que el año pasado se sometió a quimioterapia para tratar un cáncer de ovario.
Y el suyo no es un caso aislado: “Lo saben quienes lo han pasado; a mí me advirtieron los voluntarios que me proporcionó Dexeus para hablar de su experiencia”, apunta Morell.
El 'chemobrain'
Los efectos más habituales son déficit de atención y de concentración que afectan a la memoria, al aprendizaje y al razonamiento y que repercuten en las habilidades visoespaciales.
“Los pacientes explican que no saben dónde han dejado el móvil o las llaves, que pierden el hilo de la conversación o no les salen las palabras que quieren decir, que no son capaces de recordar una película que acaban de ver, que procesan la información de forma más lenta, que no son capaces de hacer otra actividad a la vez que hablar o que no pueden mantener una actividad mental mucho rato...”, resume Sandra García Lumbreras, psicóloga de Dexeus Mujer.
Nadie te advierte de la pérdida de memoria y, cuando ves que no puedes ni leer, te frustras mucho"
Existe evidencia probada de que son varios los fármacos usados en quimioterapia que afectan a las células madre del sistema nervioso central, que pasan la barrera hematoencefálica, y pruebas con neuroimagen muestran afectación de la sustancia blanca del cerebro en las personas que sufren chemobrain.
No obstante, Carmen García-Sánchez, neuróloga del hospital universitario Dexeus y del hospital de Sant Pau, asegura que no se sabe a ciencia cierta a qué obedece el chemobrain, ni porqué el mismo tratamiento impacta de forma diferente a cada paciente.
Tiene que ver, explica, con que la quimioterapia modifica también otros procesos biológicos como la respuesta inmune o cambios hormonales. Y añade que han observado que en el deterioro cognitivo provocado por la quimio influyen también otros factores, como la fatiga, el envejecimiento, la menopausia, el estrés, las dificultades para dormir... Suele aparecer con más frecuencia en tumores hematológicos, de colon y de pulmón, aunque donde más se ha estudiado y se conocen sus efectos es en los tratamientos para cáncer de mama, porque la población afectada es muy amplia.
Los estudios indican que estas disfunciones cognitivas afectan a entre un 17% y un 75% de quienes reciben quimio, “una variabilidad que tiene que ver con el instrumento utilizado para medirlo”, explica García-Sánchez, que junto con García Lumbreras ha diseñado un taller gratuito para ayudar a paliar los efectos del chemobrain .
Porque en relación al deterioro cognitivo que provoca la quimio se ha producido un punto de inflexión: cada vez son más las personas que sobreviven al cáncer, que se curan y quieren recuperar su vida anterior al tratamiento y volver a trabajar.
“Y ahí empieza el sufrimiento, porque la persona toma conciencia de ese deterioro en sus capacidades, tiene miedo de no acordarse de las cosas, de no poder seguir el ritmo del trabajo... Y pide soluciones”, explica Carmen Yélamos, responsable de atención psicológica de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC).
Laura Marco, enfermera del comité de oncología de Dexeus subraya que este cambio es muy evidente en el caso de las mujeres. “El cáncer de mama es uno de los más frecuentes, también de los que más se curan, con muchos casos entre mujeres en edad laboral y con trabajos intelectualmente muy demandantes; y cuando superada la enfermedad quieren recuperar su vida y ven que no pueden, estas mujeres no se conforman, buscan soluciones”.
En la tercera sesión ya noté que algo pasaba, se me escapaban cosas, estaba despistada
Es el caso de Aina Gomila, que ya terminó la quimio, sus análisis indican que ya está curada del cáncer de ovario, pero aún no puede volver a su puesto de psicopedagoga en un colegio de educación especial por los problemas de memoria que arrastra. “En la tercera sesión de quimio ya me di cuenta de que algo pasaba, me notaba despistada; el oncólogo me dijo que era normal, fruto de la quimio, pero al acabar seguía teniendo que apuntarme las cosas, y busqué estrategias para recuperarme”.
Estimulación y estrategias de ayuda
Esa demanda de respuestas y soluciones por parte de Gomila, Morell y de otros pacientes como ellas ha provocado que algunos centros comiencen a ofrecer terapias para mejorar la función cognitiva tras las sesiones de quimioterapia.
En Dexeus Mujer, por ejemplo, han debutado con un taller gratuito de ocho sesiones (dos al mes) para trabajar las funciones cognitivas afectadas y facilitar técnicas de respiración, de relajación y de descanso, así como estrategias que puedan favorecer la adaptación de las pacientes a su vida laboral.
“En cada sesión hemos trabajado una función diferente: memoria, cálculo, orientación... con ejercicios tan distintos como leer un libro, dibujar, hacer puzzles o juegos; y en apenas tres meses he notado mucha mejoría: la cabeza no me funciona como antes y el ruido aún me provoca mareos, pero al menos ya puedo leer”, relata Morell tras completar la terapia.
Gomila, que compartió sesiones con ella, cree que el valor de estas intervenciones va más allá de los ejercicios que se practican. “Te da la oportunidad de hablar de lo que te pasa, de ver lo que les pasa a otros, de poder hacer algo para mejorar y de aprender estrategias con las que sobrellevar mejor las dificultades que ahora tienes para hacer cosas que antes te parecían simples”, resume.
También el equipo de atención psicológica de la AECC, que hasta ahora realizaba acciones puntuales contra el chemobrain , ha diseñado una terapia de entre 8 y 10 sesiones.
“Desde el año pasado trabajamos en un protocolo de intervención y rehabilitación cognitiva y de rehabilitación emocional y psicológica; trabajamos para estimular determinadas áreas y procesos cerebrales, pero también hábitos saludables y el malestar psicológico, porque cuando se aborda el ejercicio y el descanso, cuando disminuyes la fatiga y los problemas emocionales vemos que se refuerza el resultado de la intervención cognitiva”, explica Yélamos.
RecomendacionesEstrategias para minimizar el impacto del 'chemobrain'
1Planificar. Hacer una lista con las tareas que hay que realizar cada día, detallando cada paso, ayuda a no olvidarse de nada y a establecer rutinas y hábitos
2Usar recordatorios. Llevar una agenda, poner pos-it en lugares visibles, tener una pizarra con las rutinas o programar alertas en el móvil.
3Evitar la multitarea. Conviene centrarse en una cosa cada vez y no hacer diferentes cosas al mismo tiempo
4Rutinas. Seguir un agenda planificada y evitar distracciones facilita la concentración.
5Ejercitar el cerebro. Hay que realizar actividades que estimulen y desarrollen diferentes capacidades cognitivas: leer, dibujar, hacer puzles, ejercicios de cálculo, laberintos, crucigramas, escuchar música...
6Recursos nemotécnicos. Usar fórmulas o rimas ayuda a ejercitar la memoria
7Hábitos saludables. Cuidar la alimentación y las horas de sueño, practicar ejercicio físico, mindfulness u otras herramientas de relajación también contribuye a mejorar el rendimiento cognitivo.
Por otra parte, los neurólogos observan que existe una gran similitud entre los síntomas del chemobrain y la "niebla mental" y la fatiga que refieren las personas que sufren covid persistente, lo que les lleva a pensar que este tipo de terapias de estimulación y rehabilitación cognitiva podrían ser útiles también para este otro colectivo de pacientes.
Los resultados de estas intervenciones varían de unas personas a otras, porque las afectaciones también son diferentes. "La valoración subjetiva es muy buena, todas las pacientes refieren mejoría en sus capacidades, pero faltan estudios objetivos sobre la recuperación de las funciones cognitivas; algunos trabajos previos sobre el chemobrain sugieren que un 35% casos persiste a los 10 años", apunta la doctora García-Sánchez.