El 48% de los médicos inscritos el pasado año en el Col·legi de Metges de Barcelona, que agrupa al 82% de los profesionales de Catalunya, ha recibido su formación en el extranjero. La gran mayoría de estos carece de especialidad y no podrá obtenerla sin pasar por el MIR. En muchos casos están abocados a la precariedad porque la homologación de especialidades es lenta, cuando no imposible, y el sistema demanda especialistas. Este perfil ha venido ganando peso en los últimos 15 años, pero la importación de países extracomunitarios no es la solución al déficit de profesionales, según coinciden los expertos. Además de repercutir en la calidad de los servicios, plantea cuestiones éticas en el sentido de que implica descapitalizar a países de renta baja.
Aunque propugna, a medio plazo, agilizar la homologación de especialistas formados en el extranjero, cuando se cumplan los requisitos, en función de las necesidades del mapa asistencial, “hay que fabricar más médicos”, afirma Jaume Padrós, presidente del Col·legi de Metges de Barcelona. Recuerda que la capacidad docente de Madrid supera en un 30% a la de Catalunya. En esta línea se enmarca la reciente decisión de la Generalitat de ofrecer incentivos económicos de entre 5.000 y 9.000 euros anuales adicionales a los médicos de familia y enfermeras de salud mental que elijan Catalunya para empezar a desarrollar su etapa de residencia.
“Urge liberar a los profesionales de las tareas burocráticas y centrarse en las labores asistenciales”
Pero incrementar la producción de profesionales es una solución a medio o largo plazo cuando las necesidades son inmediatas. La media de edad de los colegiados de Barcelona se sitúa en 50,5 años y el 21% de los 37.765 inscritos al cierre del pasado año está en edad de jubilación (65 años y más). Teniendo en cuenta que la media de edad de jubilación ha bajado y se sitúa ahora en 66 años, más de 8.000 médicos de la demarcación llegarán a ella en los próximos diez años.
Padrós propone incentivos para que estos médicos decidan prolongar sus carreras. Según encuestas pre covid, la mitad estarían dispuestos a retrasar la jubilación a cambio de beneficios como una mayor flexibilidad laboral.
Por otra parte, urge a liberar a los profesionales de las tareas burocráticas. “Poder centrarse en el trabajo asistencial implica una mayor satisfacción profesional”, indica Padrós. Los médicos de atención primaria invierten más del 30% del tiempo en papeleo. El Consell de Col·legis de Metges de Catalunya instó la semana pasada a Salut a crear un grupo de trabajo para revisar de forma inminente qué tareas burocráticas se pueden suprimir, simplificar o delegar a nuevos perfiles profesionales. “El tiempo dedicado a actividades que no aportan valor compromete el tiempo de dedicación a la actividad asistencial para la mejora de la salud de las personas y de la comunidad supone un malgasto de recursos públicos y genera un clima que afecta a la autoestima de los profesionales”, afirma el documento. En este sentido, se propone incorporar las declaraciones responsables de los pacientes para bajas de corta duración, prescindir del médico en las renovaciones de recetas u optimizar los procedimientos de gestión y control de los registros de actuaciones sanitarias.
También como intervención a corto plazo para hacer frente al déficit de profesionales, Padrós contempla una revisión a la europea del modelo organizativo de la atención mediante la creación de equipos cooperativos y autónomos.
Según datos del área ocupacional del Col·legi de Metges de Barcelona, las especialidades no cubiertas en el área de Barcelona en este momento son dermatología, anestesia, psiquiatría, pediatría, geriatría, medicina de familia, oncología, obstetricia/ginecología, traumatología y medicina del trabajo. Fuera de este ámbito territorial, el déficit de profesionales es todavía más acentuado, especialmente en las zonas rurales.