Vicente Navarro Millares, dialogando con Platón
Víctimas de la Covid-19
Amaba la música clásica, que hacía escuchar a sus hijos adolescentes, y la lectura
El alma. La amistad. El gobierno. El amor. De estas cosas hablaba Platón en sus Diálogos , y esto es lo que releía una y otra vez, hasta saberlo de memoria, Vicente Navarro Millares.
Si la vida es un conjunto de alegrías y sinsabores, Vicente Navarro lo comprobó en carne propia.Nació el 18 de julio de 1940 en Barcelona, cuando el país aún humeaba por la Guerra Civil, en el seno de una familia de cinco hermanos. Los suyos cuentan que la memoria de la contienda que no vivió directamente, pero de la que conoció sus consecuencias, le hicieron forjar la idea de que eso no podía repetirse jamás; y que debía trabajar sin rencores para salir adelante.
En 1969 se casó con Montserrat y tuvieron cinco hijos, entre ellos unos gemelos, que vinieron al mundo entre 1971 y 1977. Nueve años antes, esto es en 1960, comenzó su singladura laboral en lo que entonces era Motor Ibérica, que luego fue Nissan, ahora de triste actualidad por el anuncio de cierre de la factoría, al que, según su hijo Vicente, se hubiera opuesto con uñas y dientes. En la firma ocupó varias direcciones generales, como compras o personal. Se jubiló
en 1995.
Estas son las alegrías, pero las tristezas son de las que dejan huella. A los pocos días de nacer, Yago, uno de los gemelos, murió; y el otro, Xavier, falleció a los 21 años. Luego él fue atacado por el Parkinson, lo que obligó a ingresarle en una residencia.
Vicente Navarro amaba la música clásica, que hacía escuchar a sus hijos adolescentes, y la lectura; principalmente la historia y esos clásicos como los Diálogos de Platón. El año pasado ese afán fue uno de los pilares para que una de sus seis nietos, Maribel, hija de Roser, estudiara filosofía a fin de afrontar la selectividad. La familia era trascendental para él, y gustaba salir a pescar con sus hijos al amanecer, o llevarlos de excursión a la montaña, o enseñarles a montar a caballo.
El virus le encontró en la residencia, rodeado de sus libros y su música, y no tuvo clemencia. No hay constancia de cuándo le atacó, pero sí de cuándo se lo llevó, el 1 de abril, a los 79 años. Quizás sigue hablando con Platón.