El “buen esperma” no existe
Ciencia
Investigadores de la Universidad de Uppsala encuentra que la categoría del semen depende de lo atractivo y competitivo que sea un macho, además de su edad
Conseguir una gran familia puede ser un negocio difícil en medio de la naturaleza. La competencia, la seguridad, el estrés, el atractivo físico... hay muchos elementos que juegan su papel en esta búsqueda por la pervivencia de la especie. Y, por encima de todos, está la capacidad de los machos para fertilizar a las hembras.
Si eres un ave macho, por ejemplo, tienes que trabajar duro para asegurar un territorio donde encontrar comida para los polluelos y convencer a una dama de que ambos sois lo suficientemente apuestos, además de ofrecer garantías de que seras un buen padre. Pero conseguir pareja no es el objetivo final. También hay que ser capaz de fertilizar los huevos, cuantos más mejor.
Conseguir pareja no es el objetivo final, también hay que ser capaz de fertilizar los huevos
Se supone que una vez solucionada la cuestión del compañero o la compañera, un buen semen tendría que garantizar una mayor procreación, especialmente si es mejor que el de los rivales potenciales. Pero se ve que no siempre es así, según afirman los investigadores de la Universidad de Uppsala en un estudio publicado en la revista Behavioral Ecology.
Según los expertos, el mismo tipo de esperma no siempre es el mejor para todos los pájaros machos. Dependiendo de cuán atractivo o dominante sea un ejemplar, podría tener más éxito con espermatozoides más largos o más cortos. Sobre todo porque la hembra podría estar copulando con varias parejas al mismo tiempo.
Determinar qué hace a un macho bueno o atractivo no siempre es fácil
Esto ocurre con frecuencia en la naturaleza, porque ellas no quieren poner todos sus huevos en la misma canasta y podría ser ventajoso tener alguna variación genética entre su descendencia. “Determinar qué hace a un macho bueno o atractivo no siempre es fácil, y medir lo que hace que un esperma sea bueno es aún más difícil”, señalan los científicos.
El problema es que estos dos importantes componentes del éxito de la fertilización a menudo se miden por separado, lo que impide ver realmente cómo están vinculados. Por eso los investigadores analizaron un grupo de 120 machos de papamoscas acollarado (Ficedula albicollis), unos pequeños pájaros blancos y negros que habitan en Europa y África.
Esta ave migratoria cría en Europa central y oriental, además de la península itálica, y se desplaza a África suroriental para pasar el invierno. Mide entre 12 y 13,5 centímetros de largo. El macho adulto es mayormente negro en la parte superior y blanco en la inferior. Además, tiene un collar y una franja amplia en la cabeza de color blanco.
Los expertos de Uppsala se pasaron cuatro años recabando ejemplares distintos y midiendo el parche blanco de la frente, que se utiliza para atraer a las hembras. Además, se estudió la morfología de sus espermatozoides utilizando el microscopio y el éxito de su paternidad (es decir, cuántos de los pollitos de sus nidos eran realmente suyos, mediante el análisis de la sangre de más de 400 polluelos de apenas seis días de vida).
El parche blanco de la frente se utiliza para atraer a las hembras
Lo que descubrieron fue que las diferentes categorías de machos tienen una morfología de espermatozoides diferente y que, por lo tanto, no existe un esperma bueno universal. El semen varía dependiendo de si logran asegurar un territorio y tener una compañera de apareamiento, pero también cambia según la edad y atractivo. El tipo de esperma que permite maximizar la cantidad de pichones que engendran es diferente según el tipo de macho.
“Para los que tienen pequeños parches en la frente, y por lo tanto son menos dominantes y menos atractivos, tener espermatozoides largos es beneficioso. Esto podría deberse a que están más expuestos a la competencia de otros espermatozoides y es probable que los largos naden más rápido y lleguen primero al óvulo”, escriben.
Las diferentes categorías de machos tienen una morfología de espermatozoides diferente
Para los machos más atractivos, en cambio, la forma es la contraria. Tener espermatozoides más pequeños les permite fertilizar más huevos en su nido.
”Muchos estudios han intentado vincular el atractivo y la calidad de los espermatozoides, tratando de averiguar si los machos más sexys también tienen mejores espermatozoides, con resultados muy inconsistentes. Lo que nosotros hemos encontrado es que no hay un solo tipo de “buen esperma”, apunta Murielle Ålund, autora principal del estudio.
“Lo que hace que un espermatozoide sea de buena calidad depende de lo atractivo y competitivo que sea un macho, además de su edad. Deberíamos mirar más a menudo la imagen completa y medir qué fenotipos resultan tienen mayor éxito de fertilización“, concluye.