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Madres desencantadas, no son tan pocas

Vida

Un 27% de las mujeres se declara desengañada de haber tenido hijos, según un estudio de Laura Sagnier y PRM

UN GRUPO DE MADRES CONVERSAN CONVERSAN MIENTRAS VIGILAN A SU BEBES EN UN PARQUE DEL BARRIO DE BARO DE VIVER

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Fue la socióloga israelí Orna Donath la que rompió el tabú de la maternidad en el 2015. Su estudio Madres arrepentidas dio voz a mujeres que, si pudiesen volver atrás, no habrían tenido hijos. Desde entonces, el debate sobre la maternidad, o más bien, cómo se ha vendido una “maternidad idealizada” ha recorrido todos los países y en España se acaban de presentar nuevos datos al respecto: un 9% de las mujeres que son madres están “arrepentidas”, y un 18% están “desengañadas” entendiendo que, aunque volverían a tener hijos, no se sienten muy felices.

De esta manera, se puede señalar que el 27% de las mujeres no se siente del todo realizada con la maternidad, según se recoge en el informe Las mujeres hoy, editado por Deusto y realizado por Laura Sagnier y la empresa PRM Marketing Intelligence. Un estudio fruto del empeño de esta ex alta ejecutiva por conocer qué piensan las mujeres españolas basado en 2.400 entrevistas con el trabajo de campo realizado por este empresa. Los resultados, indica, inciden en la necesidad de no edulcorar el mensaje sobre la maternidad sino de plantearlo en términos realistas. La mayoría de mujeres se sienten muy felices, subraya, pero no hay que ser iluso porque requiere un esfuerzo, una inversión económica y –si se tiene– un pacto con la pareja.

En esta línea, y poniendo el foco en la población más joven, un 17% de las chicas que tienen entre 18 y 26 años señala que no quiere tener hijos.

El estudio abarca muchos ámbitos de la vida y la autora considera que a modo de resumen se puede señalar que las mujeres no están tristes ni infelices, pero sí agotadas. Tras 25 años de plena dedicación al mundo del marketing, subida a un avión constantemente y con dos hijas, Laura Sagnier se vio obligada a frenar por recomendación médica debido al estrés. Tras un pequeño respiro, se sumergió en este macroestudio aprovechando su experiencia laboral. La realidad que dibuja sigue siendo tozuda: aquellas que conviven en pareja, trabajan y tienen hijos carecen casi por completo de tiempo libre. Poco más de una hora, que se escurre en la ducha.

La situación de desequilibrio sostenido, señala el estudio, provoca que entre las que tienen experiencia en el mercado laboral una de cada cuatro acabe poniéndole frenos o dejando de trabajar. Un dato que se enfatiza cuando se analiza la situación de las personas con menor nivel educativo.

Ellas, según se constata, están obligadas a interrelacionar todos los mundos en su cabeza –el ámbito laboral, la gestión de los hijos, cómo se les educa, qué hay que comprar, la pareja…–. Y la autora tiene claro que hablar de conciliación es hablar sobre todo de lo que sucede entre las paredes del hogar. El problema no se ciñe al ámbito laboral, señala, el problema es la pareja hombre, que sigue haciendo muy poco. Una mujer con hijos y sin pareja trabajo lo mismo (fuera y en el hogar) que una con pareja. Ellas se dedican casi un triple más en el hogar que ellos y soportan también el 42% de los gastos familiares.

También llama la atención, según señala la autora, que a la hora de valorar las relaciones personales la mayor fuente de felicidad son los hijos. Pero en cambio, la pareja es el factor que aparece como más influyente a la hora de evaluar la felicidad con la vida. Las mujeres más infelices son las que se sienten mal con su pareja, que alcanza un 13%. Hay así muchas madres felices con sus hijos, pero no contentas con la vida.

Tras los hijos, son las relaciones con los nietos, los amigos y la madre las que más se valoran. Las relaciones interpersonales son más importantes a la hora de medir el impacto en calidad de vida que otros ámbitos como el trabajo remunerado.

En cuanto a las cuestiones que puntúan negativamente a la hora de evaluar la aportación a la felicidad, cierra la lista la percepción sobre el aspecto físico. Un 44% de las entrevistadas declararon valores entre el 0 y el 6, mientras que las que se sienten totalmente felices con su aspecto físico se sitúa en el 33%.

Una cuestión, esta última, que es imprescindible modificar porque, si se pone entre paréntesis la salud, la presión sobre el aspecto físico, los miles de mensajes e imágenes que llegan cada día sobre cuerpos irreales están haciendo mella en la salud mental de la población.