Algo más que compartir piso
Vivir y trabajar en el mismo espacio, nuevo estilo de vida entre los emprendedores
Vivir de manera comunal bajo el mismo techo es una forma de vida –y de trabajar– que cada vez se extiende más y se hace más popular en algunas de las ciudades más caras del mundo, y en aquellas en las que la tecnología tiene un peso específico. Es lo que se conoce como coliving.
Y también es algo mucho menos hippy de lo que pueda parecer de entrada. En el fondo está mucho más relacionado con el cotrabajo, el emprendimiento y el networking que con el hecho de vivir en comunidad o con compartir piso. Y es que el coliving es más una forma de trabajar que una forma de vivir.
Según la web del proyecto Coliving.org, el propósito del coliving es “vivir en un lugar cuyo ambiente inspire y ayude a sus residentes a ser creativos y partícipes activos del mundo que les rodea”. Se busca cultivar la colaboración y la serendipia entre los residentes y la comunidad. Además, aquellos que lo adoptan aseguran que las casas en las que se practica permiten un estilo de vida más sostenible, mediante el intercambio y el uso eficiente de los recursos y el espacio.
U na evolución del ‘coworking’
Pero al final todo es menos filosófico y bastante más práctico. Estamos ante una evolución del coworking que trata de aunar lugar de trabajo y lugar de residencia y que comparten personas a las que une muchas veces un mismo propósito, un mismo interés o un mismo perfil: emprendedores y nómadas digitales que tienen negocios en línea, que viajan mucho y que necesitan un espacio en el que vivir y trabajar por espacios cortos de tiempo en varios lugares del mundo a lo largo del año.
Xavier Verdaguer, fundador y director del Imagine Creativity Center de San Francisco, vive medio año en Barcelona y el otro medio en esta ciudad californiana. Cuando está en Estados Unidos vive en coliving. “San Francisco tiene 800.000 habitantes y, con el boom tecnológico que vive, la vivienda es muy cara. Compartir piso no es una opción, sino que muchas veces no queda otra alternativa”, dice Verdaguer.
Él es un gran defensor de toda la cultura del compartir, pero en su caso compartir la vivienda es mucho más que compartir gastos. “Es un modo de vida que me aporta conocimientos nuevos y relaciones significativas tanto desde el punto de vista profesional como el personal. He hecho amigos en todos los lugares en los que he vivido. Y no sólo con la gente que vivía conmigo, sino también con sus amigos. Es un extended networking”, aclara Verdaguer.
Los defensores del 'coliving' quieren conocer gente con intereses distintos”
Según Chris Reynolds, emprendedor y propietario de una casa de coliving en el Barri Gòtic (The Entrepreneur House), este modo de vida consiste en “mucha gente brillante viviendo en un mismo lugar para vivir una experiencia en común”.
Para este estadounidense de Missouri enamorado de Barcelona, donde vive durante dos meses al año, los puntos fuertes de este tipo de alojamientos son “que permiten crear una buena red de contactos profesionales, contribuyen al masterminding, dan la posibilidad de vivir en un ambiente más abierto –en el que pueden pasar cosas extraordinarias–, obtienes ideas nuevas y creas tu propia tribu de gente que te apoya en momentos puntuales”.
Los defensores del coliving –dice Reynolds–, cuando viajan, quieren conocer gente con intereses distintos, y en los hoteles y los albergues eso es más difícil. Además, en estos lugares normalmente se encuentran con gente que viaja para hacer turismo, hacer surf o escalar montañas. Ellos también lo hacen, pero con otra intensidad y seguramente solo durante el fin de semana. Quedarse en un alojamiento en régimen de coliving les permite vivir con personas con el mismo estilo de vida que ellos.
Usar el ocio para atraer a los ‘colivers’
Gloria Molins es la fundadora y directora ejecutiva de Trip4real.com, una web que pone en relación a turistas con gente local que organiza actividades para los visitantes. Molins la desarrolló durante un viaje de dos meses por Asia.
“En aquella época no existía nada parecido al coliving, pero viajando por el mundo es fácil encontrarte gente que está en la misma situación que tú, y eso es muy enriquecedor, por lo que para un emprendedor vivir en un lugar en el que poder focalizarse en el trabajo y con un ambiente creativo tiene todo el sentido”, opina Molins.
Aunque Chris Reynolds asegura que, para que una ciudad atraiga a los ‘colivers’ es importante que esta ofrezca alicientes vinculados al ocio, lo cierto es que normalmente los que practican este modo de vida se concentran en ciudades en los que el precio de la vivienda es elevado.
Una alternativa más económica, aunque no barata
En estos lugares alojarse mediante el coliving puede ser una alternativa más económica que alquilar un apartamento o ir a un hotel. Pero más económico no significa necesariamente barato.
En general, este tipo de establecimientos son reticentes a hacer públicos sus precios, pero vivir en la The Entrepreneur House de Chris Reynolds en Barcelona cuesta entre 1.400 y 1.900 euros al mes.
WeLive, una empresa filial de WeWork –un gigante del cotrabajo valorado en 14.000 millones de euros–, ofrece apartamentos en Nueva York por cantidades que oscilan entre 1.200 y 1.800 euros al mes, más o menos los mismos precios que ofrece Krash, otra de las empresas líderes del sector en Estados Unidos y que presume de que de sus casas han salido más de 200 empresas emergentes.
Es una opción muy cara, pero muchos emprendedores pueden pagar estos precios”
La particularidad de Krash es que aspira a crear una comunidad. Para tener acceso a sus viviendas hay que hacerse miembro, para lo cual puede que sea necesario que otro miembro dé buenas referencias del nuevo aspirante, lo que en general no es nada infrecuente. Verdaguer cuenta que, en el último condominio en el que vivió, tuvo que pasar un auténtico casting antes de ser aceptado.
No deja de ser sorprendente que gente joven –en algunas casas se limita el rango de edad de las personas que pueden vivir en ellas–, y que en muchos casos empieza su andadura profesional, pueda pagar estos precios. Xavier Verdaguer da una explicación: “Es una opción muy cara, pero los emprendedores tienen cubierta la financiación para arrancar sus start-up y por tanto pueden pagar estos precios o ya han arrancado sus negocios y se los pueden permitir”.
Todo está preparado para que los inquilinos se puedan focalizar en el trabajo”
A cambio de estos alquileres, las casas de coliving ofrecen a sus inquilinos espacios cómodos, con un diseño a la moda, la posibilidad de dormir en dormitorios individuales, buen ambiente y actividades nocturnas y de fin de semana, pero sobre todo pocas preocupaciones domésticas: la limpieza y la lavandería suelen estar incluidas.
Todo preparado para que los que viven en las casas se puedan focalizar en el trabajo –para lo que ofrecen hasta tarjetas SIM de operadores locales–, el intercambio de ideas con los demás inquilinos y disfrutar de la experiencia.
El fenómeno del coliving, que en España es incipiente, no está pasando desapercibido para empresas del sector de los apartamentos turísticos. Por ejemplo, Airbnb organizó lo que llamó un Business Sleepover. Un evento, en septiembre del año pasado en Tel Aviv (Israel), en el que animaba a los emprendedores locales que ofrecían alojamiento desde su plataforma a alojar a un emprendedor foráneo.