Descubriendo la Navarra de los valles tranquilos

Magda Bigas

03/07/2014 07:20 Actualizado a 03/07/2014 16:35

Laderas de un verde intenso, caseríos centenarios, bosques de castaños, hayas y robles, hermosos pueblos de larga tradición... en definitiva, un paisaje natural en el que la huella del hombre ha añadido, si cabe, mayor belleza. Aunque esta descripción podría parecer fruto de la imaginación, en realidad responde a un escenario real; un paraje situado en la zona baja del Pirineo navarro que observa al río Bidasoa a su paso antes de morir en aguas del Cantábrico.

Nos proponemos conocer la Navarra de los valles tranquilos; aquella en la que la tradición y las costumbres ancestrales adquieren su auténtico sentido. Para ello, recorreremos la Regata del Bidasoa, descubriendo la comarca de Cinco Villas, nos adentraremos en la de Malerreka, con el Parque Natural del Señorío de Bertiz, y terminaremos nuestra aventura relajándonos en el balneario de Elgorriaga. ¿Te apuntas?

Recorriendo las 'Cinco Villas'

Adentrarnos en la Regata del Bidasoa, además de la extraordinaria posibilidad de practicar la pesca del salmón, nos permite conocer pueblos y tradiciones centenarias. Siguiendo la Vía Verde del Bidasoa que une Endarlaza y Doneztebe/Santesteban aprovechando el antiguo trazado del ferrocarril, descubriremos la comarca de las Cinco Villas: Bera, Lesaka, Etxalar, Igantzi y Arantza.

En cada una de las cinco villas nos esperan hermosos caseríos perfectamente integrados en el paisaje natural y construcciones señoriales como la casa familiar de los Baroja, en Bera, conocida como Casa Itzea, un edificio típico de la zona, en la que el antropólogo e historiador Julio Caro Baroja escribió parte de su obra. También hallaremos algunas iglesias como la parroquia de San Martín de Tours, de estilo renacentista y barroco de Lesaka, la iglesia de la Asunción de Etxalar y su misterioso cementerio, o la ermita de San Juan Bautista de Igantzi, enclavada en una cueva natural.

Entre las costumbres ancestrales de las Cinco Villas, nos sorprenderán especialmente la caza de palomas de pasa de Etxalar -un espectáculo peculiar que en otoño tiene su momento culminante- o bailes típicos, como los de San Fermín, que año tras año los jóvenes de Lesaka interpretan a orillas del río Onín. Sin embargo, éstos solo son dos ejemplos de las múltiples actividades deportivas y culturales que tienen lugar en toda la zona coincidiendo con las fiestas patronales.

Bienvenidos a la comarca de Malerreka

Entramos en Malerreka, al sur del Bidasoa, una comarca repleta de bosques de hayas y robles y bañada por los ríos Ezkurra y Ezpelura, en la que recorrer sus 13 municipios resulta toda una experiencia. Entre ellos encontramos Donamaría, una pequeña población en la que debemos visitar la torre de Jauregia, un antiguo palacio con más de cinco siglos de historia, o Zubieta, que todavía conserva su molino centenario -hoy convertido en ecomuseo-. En este último pueblo se celebran los pintorescos carnavales de Ituren y Zubieta, en los que se mantiene la costumbre de ahuyentar los malos espíritus al son de los cencerros.

Una de las grandes joyas de la comarca es el Parque Natural del Señorío de Bertiz ; un espacio de más de dos mil hectáreas realmente singular, con una flora y una fauna únicas, gracias a su peculiar microclima. Lo más sorprendente de este parque es su jardín botánico.

Diseñado a mediados del siglo XIX por un jardinero francés y donado cien años más tarde al pueblo navarro por su propietario del momento, don Pedro Ciga, por él podremos pasear entre nenúfares, plantas exóticas, y pájaros carpinteros. Sus construcciones de estilo belle époque, sus puentes y glorietas y el antiguo palacio hoy reconvertido con fines divulgativos, completan una visita de lo más agradecida.

Y para finalizar...

La mejor manera de finalizar nuestro viaje por el Pirineo Occidental de Navarra es disfrutando de los baños termales del Balneario de Elgorriaga . Las propiedades de sus aguas, consideradas las más saladas del continente, suponen un atractivo para locales y foráneos y, por supuesto, toda una tentación.