Adara Molinero y Bosco Martínez-Bordiú formaban la única historia de amor formada en Supervivientes 2023, pero igual de rápido que se formó, se terminó. La pareja ponía fin a su romance hace unos días, tras darse cuenta que estaban en dos puntos muy distintos en sus vidas como para proseguir con una relación.
Bosco Martínez-Bordiú confirmaba la ruptura y ponía tierra de por medio para cambiar de aires junto a su compañera en Supervivientes, Katerina Safarova. No ha sido el único, pues lo mismo ha hecho Adara, que se ha refugiado en Valencia junto a Jonan Wiergo, su gran premio en este concurso, pues ha encontrado un gran amigo en el empresario e influencer.
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Adara Molinero está estos días con Jonan Wiergo.
La madrileña se trasladaba a la capital del Mediterráneo para pasar unos días con su gran amigo, con el que está haciendo todo tipo de planes. Entre otras cosas, dedicar tiempo a ponerse un poco en forma, tal y como han mostrado en sus Historias de Instagram.
Adara se apoya así en su compañero de Supervivientes tras su ruptura con Bosco Martínez-Bordiú, de quien se ha convertido en inseparable desde que ambos abandonaran el concurso, llegando incluso a tatuarse las coordenadas de Cayo Paloma.
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Adara Molinero y Jonan Wiergo se han convertido en inseparables.
Los dos han paseado por la ciudad, han visitado la Ciudad de las Artes y las Ciencias y han comido en el Guakame Street Food, el restaurante vegano que el joven empresario regenta junto a su pareja, Christian, quien acompañó a los dos amigos en su paseo diurno.
"La felicidad es tranquilidad", escribía Adara en sus Historias, dejando claro cómo se encuentra cuando está junto a su gran amigo y más ahora, después de haber terminado su relación con Bosco.
La guerra entre Guakame Street Food y sus vecinos
Wiergo, además, se enfrenta a un problema con su restaurante, y es que parece ser que los vecinos de la zona donde se ubica no estarían demasiado contentos con el local y los espectáculos que ofrece. El joven ha denunciado en numerosas ocasiones el acoso que tanto él como sus empleados reciben prácticamente a diario en sus redes sociales: "Nos tiran agua y basura", aseguraba.
"Es muy frustrante querer ofreceros la máxima calidad teniendo que renunciar a los shows de los fines de semana, a la música de fondo, a los aires acondicionados, a la mitad del espacio de terraza", explicaba Wiergo en Instagram, revelando que ni los vecinos ni el ayuntamiento les dejan trabajar.
"La policía se presenta en el local todos los días a cualquier hora por llamadas de los vecinos, cada vez con una cosa nueva", dijo, asegurando que trabajar es "un reto imposible".
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Jonan Weirgo habría dado con la solución al problema: cascos canceladores del sonido.
Aún así, el influencer aseguró que no pensaba rendirse y, por lo visto, ya podría haber encontrado una solución al problema: cascos para el que quiera escuchar música mientras cena. Problema solucionado.