Carlos Navarro ‘El Yoyas’, el monstruo que la televisión ayudó a crecer
Su polémico perfil
El catalán fue uno de los grandes colaboradores de ‘Crónicas marcianas’ y ‘Catalunya opina, y se presentó en 2015 a la alcaldía de Vilanova del Camí
El ex concursante de ‘Gran hermano’ sigue fugado de la justicia para evitar ingresar en prisión por sus agresiones continuadas a Fayna Bethencourt y sus hijos
Fayna Bethencourt denuncia su calvario con ‘El Yoyas’ en ‘Viajando con Chester’: “Nunca estaré segura mientras este hombre esté en la calle”
Carlos Navarro era un ciudadano anónimo hasta que decidió presentarse al casting para estar en Gran Hermano 2 y sus responsables consideraron que era una buena elección para formar parte de la segunda edición del reality estrella de Telecinco. Allí duró 17 días, el tiempo justo para agredir a su compañera sentimental que había conoció dentro de la casa, Fayna Bethencourt, lo que provocó que la dirección del programa determinara la primera expulsión disciplinaria de la historia del reality y echar al concursante.
Pero Carlos tuvo de sobras con esas dos semanas para hacerse un nombre, e incluso de lograr en tiempo récord la etiqueta artística de El Yoyas, en honor a la expresión que usaba él cuando quería referirse a las tortas que le daría a uno y a otro. Nacía entonces la marca que acompañaría al catalán en su andadura por el medio, un reclamo para muchos programas por su incontinencia verbal, su agresividad a la hora de sustentar sus argumentos y la conversión en un personaje que incluso fue ganando adeptos por expresar aquello que muchos pensaban y no se atrevían a decir.
El testimonio de Fayna en la entrevista de Risto Mejide para Viajando con Chester desgrana la personalidad de Navarro y arroja algo de luz a como el concursante fue dependiendo cada vez más de la televisión para alimentar un ego que ya de natural tenía crecido. La canaria, que en ese momento había cumplido 23 años, defendió entonces a su compañero sentimental porque, tal y como cuenta en el espacio de Cuatro, jamás pensó que él la había agredido.
Los primeros compases de El Yoyas fuera de la casa en convivencia con la canaria no fueron malos porque él tenía controlada a su pareja, ya que a consecuencia de la fama se veían obligados a estar recluidos y no hacer mucha vida pública. Pero como la propia Fayna le cuenta a Risto, pronto vio asomar al monstruo que llevaba dentro, y en los primeros compases aparecieron agresiones como pisotones con su talón contra el empeine de ella y los toques. “La fama favoreció el aislamiento, y yo conocí la cara más amable de esa persona, hasta que ocurrió todo esto”, explica la canaria.
La fama favoreció el aislamiento, y yo conocí la cara más amable de esa persona"
En la propia entrevista Fayna deja claro que, a pesar de estar pasando por penurias económicas, a ella no la dejaba trabajar y él no quería hacer otra cosa que no fuera la televisión ahora que había logrado un nombre: “Yo soy El Yoyas, tú no eres nadie”, le decía. En esa época la canaria explica que no podía ni ir a comprar, y mucho menos lavar el coche porque su pareja consideraba que hacerlo implicaría hacer movimientos sexuales de cara a los demás. “Era muy paranoico”, asegura la ex concursante.
Así que Carlos Navarro alimentó su popularidad de la mano de espacios que se aprovecharon de su tirón mediático, como Crónicas marcianas con un Javier Sardà que alucinaba con sus intervenciones, pero al que tuvo como colaborador durante tres años (del 2001 al 2004). De esa época también es una llamativa portada para la desaparecida revista Qué me dices donde soltó este titular: “Mis golpes a Fayna eran caricias”.
La canaria habla en Viajando con Chester sobre como se banalizó con la figura de su ex pareja, adoptando cariñosamente el mote de El Yoyas y generando simpatías de muchas personas, aunque Fayna explica que era muy “hipócrita” porque muchas de las ideas que defendía en los programas de televisión eran pura apariencia, y él pensaba justo lo contrario.
Su currículum televisivo fue creciendo y con él, el despotismo en su propia casa. “Todavía no entiendo cómo pude perder el control sobre mi vida de esa manera”, confiesa Fayna ante Risto. Mientras ella pasaba el mayor tiempo del día en la cocina de su casa, ya con su primera hija, Navarro fue estirando su participación en los medios negándose a trabajar de otra cosa. Estuvo en programas de televisión como Salvados, Cazamariposas, y en la radio también fue colaborador del espacio Anda ya de Los 40 principales con Frank Blanco.
También fue muy prolífica su participación en el programa de debates de Canal Català, Catalunya Opina, donde estuvo presente seis años y fue moldeando un perfil político que le llevó a involucrarse con Ciudadanos y a presentarse, en el año 2015, a la alcaldía de la población del Anoia de Vilanova del Camí para el partido DECIDE con el que logró el acta de concejal.
Sus tiempos en la televisión quedaban atrás, pero Navarro tuvo tiempo de hacer alguna entrevista, como la que le dio a María Teresa Campos para su programa, y de publicar dos libros y grabar una canción. Él sabía que se había convertido en un rostro público e intentaba alargar su fama asistiendo también a algunos bolos por locales. Incluso llegó crear su propia discoteca con su pareja llamada La taberna del Yoyas.
Los medios de comunicación, y en especial la televisión, blanquearon desde un primer momento la imagen de Carlos Navarro que bajo el estigma de ser un colaborador polémico fue dejando su sello en los platos a la par que iba creciendo en él la sensación de que era alguien importante y que merecía la atención de los focos. Hasta que su historia de maltrato saltó a la prensa cuando fue detenido por primera vez en 2018, y más cuando, dos años más tarde, fue condenado por el Juzgado de lo Penal número 5 de Las Palmas de Gran Canaria a 6 años de pena de prisión por ser el autor de 7 delitos de maltrato, lesiones, amenazas y vejaciones, 6 de ellos contra su exmujer y sus dos hijos en común, ambos menores de edad, y otro delito más contra la nueva pareja de Fayna.
El ego mediático de Navarro es tan grande que, a pesar de fugarse y no entrar en prisión para cumplir su condena, se permitió el lujo de conceder una entrevista para el diario El Mundo desde el bosque donde supuestamente se escondía. En ella, el yoyas se victimiza y asegura que le interpusieron la condena “sin una sola prueba, ni un parte médico ni una denuncia previa", lo que provocó que días más tarde la propia Fayna hiciera públicos unos audios agresivos contra ella, su madre e incluso sus propios hijos, en sus redes sociales y que previamente habían servido como pruebas en su juicio.
La canaria es muy clara en la entrevista a la hora de confesar que cuanto más tiempo pase su ex fugado, más miedo tiene y que la familia se merece descansar. “Los monstruos existen y son muy humanos”, admite Fayna en un momento de la charla con Risto. Pasan los días y el paradero del yoyas sigue siendo una incógnita, pero la sensación es que alguien temible y peligroso anda suelto, y que la imagen de Carlos Navarro como monstruo está también muy ligada a la vida que le dieron desde los platos de televisión premiando una actitud violenta que parece que ahora nadie quiere recordar. Una hipocresía más.