Abducidos por la lava

Abducidos por la lava

La erupción del volcán de la isla de La Palma ha generado una excitación informativa sin precedentes a tenor de una emergencia geológica que no suele ser habitual en nuestro país y que ha derivado en muchos espacios televisivos en una subida de adrenalina que parece haber obnubilado la esencia informativa. Cierto es que son muchos los reporteros y corresponsales que están haciendo un trabajo titánico para sus medios, poniendo todo su tiempo a disposición de una noticia que ha sacudido al país y que ha vuelto a activar la solidaridad de una población que aguanta la respiración ante las impactantes imágenes del avance de la lengua de lava y las consecuencias y dramas humanos que está generando el magma descontrolado.

Dicho esto, y como suele ser habitual en aquellos hechos en los que existe una tentación de comercializar con el impacto y la miseria humana, hay algunas prácticas algo más deleznables en la cobertura de la tragedia canaria que, en este caso, pasa por un interés individual para demostrar al mundo a ver quién es más profesional abrazándose a una temeridad que solo importa a los egos informativos. Al final, hay imágenes que hablan por sí solas, y una vez guardadas en la retina del espectador, los principales protagonistas de la noticia pasan a ser los damnificados por una situación de emergencia que ya ha llevado a realojar a más de 10.000 vecinos, muchos de ellos sabiendo que no recuperarán nunca más nada de lo que dejaron cuando se marcharon (ya son más de 320 los hogares sepultados).

En este contexto, parece una ridiculez que haya medios empeñados en hacer conexiones heroicas para ver cuál de ellos es capaz de acercarse más a la lava para contar en directo algo que nuestra lógica y sentido común ya identifica sin necesidad de ver cómo un reportero nos hace creer que se juega la vida –hay protocolos de seguridad en las conexiones– con el único interés de espectacularizar una situación que ya de por sí es dramática. Son muchas las cadenas que han decidido desplazar también a sus caras más conocidas hasta la isla de La Palma para dar la sensación de que de esta forma están más cerca de la noticia y que no pierden ningún detalle. Una batalla para ver quién es más solidario, quién visita más poblaciones afectadas o cuál de ellos es el que aparece en más programas de zapping o redes sociales abanderando una causa de la que solo se les pide que informen. Con que lo hagan bien, ya lo podemos considerar una heroicidad.

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