Olga Moreno puede haber sido una de las concursantes más polémicas de la recién finalizada edición de Supervivientes, pero también ha conseguido cautivar a nada menos que un 61% de la audiencia, que la convirtió en la flamante ganadora frente a un fuerte rival, Gianmarco Onestini.
Olga comenzaba su aventura en la isla en medio de un huracán mediático tras la emisión de la polémica serie documental Rocío, contar la verdad para seguir viva; en la que Rocío Carrasco compartía su testimonio sobre lo vivido en los últimos 20 años y confesaba haber sufrido malos tratos a manos del padre de sus hijos, Antonio David Flores, marido de Olga.
La sevillana, sin saberlo al haber partido hacia Honduras, se convertía en protagonista de un testimonio que no dejaba a nadie de la familia Flores en muy buen lugar, pero a pesar de haber hecho la promesa de no hablar más de lo debido en Supervivientes, Olga no ha podido sino defender a su familia durante todos estos meses. Una situación personal que ha marcado su concurso, y que le ha convertido en protagonista para una audiencia que ha analizado todas sus palabras y pensamientos.
Anoche, en el debate final de Supervivientes, Olga reconocía que se había tenido que morder la lengua en más de una ocasión para no tener que arrepentirse de lo que decía. Sin embargo, un día algo le hizo cambiar de actitud radicalmente y dejar de pensar en lo que dirían los demás.
“Entré muy mal, pero hice un día, otro día, poner la mente en blanco”, confesaba la ganadora del concurso a Jordi González, conductor del debate final, “He hablado mucho de los niños, ¿no?”.
“No podía pensar en mi mente porque hubiera llorado mucho más. Pero llegó un día en que pensé en por qué no iba a pensar en mi gente, en la cara de mi hija, en mi marido... Por qué no. Me daba igual llorar o reír. Es mi vida. Es lo que he vivido 22 años. Que sí, que son unos niños que son conocidos pero es mi vida”, insistía Olga, “No lo hice antes por miedo al exterior. Es duro el no pensar en nada de fuera. Es muy duro pero también creo que me ha ayudado pensar en mí un poquito”.
La relación de Olga con los hijos de su marido es muy estrecha, y prueba de ello ha sido la defensa que de ella hizo Rocío Flores en los platós de televisión; o el recibimiento que le dio David Flores en la propia final de Supervivientes, mostrándose en televisión por primera vez al ir a recibirla en plató.
‘Ahora, Olga’
Si hay algo que Olga Moreno dejó claro ayer fue que asegurar que venía con las energías renovadas y con esa dosis de positivismo que tanto necesitaba en estos momentos de mi vida. La sevillana insistió en que la experiencia en la isla le había hecho ganar mucha confianza y seguridad en sí misma, y eso era más premio que la cuantía económica que se llevó: “He aprendido a quererme yo, porque siempre he pensado en los demás antes que en mi”, concluía, orgullosa por todo lo logrado en los casi cuatro meses que ha pasado en Honduras.
La mujer de Antonio David Flores también aprovechó para confirmar la emisión de su especial, Ahora, Olga, que se emitirá el próximo miércoles y en el que la sevillana aclarará todas las polémicas en torno a su persona y su familia durante estos meses que ha pasado fuera de España y ajena a todo.
Nueva victoria judicial
A la alegría por el triunfo en el concurso se suma una nueva victoria, en este caso judicial. Según publica en exclusiva el diario La Razón, la Audiencia Provincial de Madrid ha desestimado el recurso de apelación interpuesto por Rocío Carrasco contra Olga, en el que le reclamaba haber atentado contra su derecho al honor tras unas declaraciones en la revista Semana, donde Olga afirmaba haber sido “la salvación para Rocío y David Flores”.
Según el citado diario, el recurso ha sido desestimado, pero a pesar de ser una sentencia definitiva, aún cabe un último recurso casacional que podría interponer Rocío Carrasco en los próximos días. Ante las preguntas de los reporteros sobre este asunto, la sevillana ha preferido guardar silencio, quizá hasta este próximo miércoles, donde prometió responder “a todo y a todos”.