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Matías Prats: “Debería haber acumulado méritos antes de dar el salto a la pantalla”

Entender la TV

El periodista repasa con ‘La Vanguardia’ cómo han evolucionado los informativos desde su llegada a la pequeña pantalla en 1975

Matías Prats.

Atresmedia

La muerte del dictador Francisco Franco, el 23F, el secuestro y posterior asesinato de Miguel Ángel Blanco a manos de ETA, el 11M, el 11S. Todos estos hechos históricos han tenido en España un mismo denominador común: Matías Prats. Este emblemático rostro de los informativos de la pequeña pantalla los ha narrado todos, pero también ha visto cómo ha evolucionado la televisión desde entonces. Porque casi medio siglo informando da para mucho.

Corría el año 1975 cuando un joven Matías Prats Luque aterrizó como becario en RTVE. Una fecha determinante, ya que ese mismo noviembre el dictador Francisco Franco moriría. ¿Quién le iba a decir a ese chico de veinticuatro años que ese fallecimiento que marcó un punto de inflexión en la historia de España también sería su gran oportunidad en televisión?

La muerte de Franco fue su “plataforma de lanzamiento”

“Fue un momento totalmente insospechado porque no estaba previsto que en apenas dos o tres meses yo saliera por pantalla”, confiesa Prats en conversación telefónica con La Vanguardia, quien considera que “debería haber acumulado méritos durante varios años antes de dar el salto”. Sin embargo, sucedió. “Y ahí estaba el joven Matías buscando una corbata oscura y una chaqueta que le quedara más o menos bien para salir en pantalla –recuerda–. No a unas horas importantes, sino a unas menos transcendentales para dar la información de lo que estaba sucediendo aquellos días”.

Fue en uno de estos tramos cuando “alguien me vio y a partir de ahí empezaron a contar conmigo”, señala Prats en referencia a la que fue su “plataforma de lanzamiento”. Dos años más tarde ya estaría narrando el primer desfile de las Fuerzas Armadas, es decir, la evolución del que se conoció durante la dictadura franquista como Desfile de la Victoria. Ahora bien, la forma de retransmitirlo distó mucho de la actual.

Una televisión muy rudimentaria

“Era todo muy rudimentario, muy natural, muy arcaico y había que ir tratando de solventar los problemas que se iban planteando”, apunta Prats sobre sus primeros compases en un plató de televisión. El mayor signo de antigüedad fue la ausencia de color. Sin embargo, recuerda, “tuve la oportunidad de ser pionero en el sentido de poder sumarme a uno de los primeros programas en color a través de UHF [La 2] y casi desde el primer momento, unos pocos meses después [de su llegada], me dieron la posibilidad de compartir escenario en color junto con otros periodistas que luego serían muy grandes como Victoria Prego, [Joaquín] Arozamena o Isabel Tenaille”.

Porque, aunque en otros países como Reino Unido las retransmisiones en blanco y negro eran ya cosa del pasado, en España no fue hasta 1977 cuando se suprimió definitivamente de la parrilla el monocromo. Aunque para Matías Prats esto fue lo de menos: “Con veinticuatro años tenía una ilusión tan grande, que llegaba a la televisión cada día como si me hubieran dado un premio sólo por poder participar en un informativo”. Para él esta oportunidad fue “un regalo y aprendí muchísimo en aquellos años”.

Matías Prats.

Atresmedia

Así pasó de leer papeles en la etapa del cine, después del magnetoscopio, del disco duro y finalmente de las tarjetas de memoria. “La evolución ha sido más que nada tecnológica porque cuando llegó internet esto fue una auténtica revolución”, apunta Prats, que insiste en que antes era impensable que un mismo redactor pudiese desde su silla crear, editar y enviar una noticia. “Cada vez hay más posibilidades. La instantaneidad, eso que se le adjudicaba a la radio, ahora ya disponemos de ella. Además, contamos con la colaboración inestimable de aquellas personas que asisten con un teléfono en la mano y nos pueden transmitir lo que está sucediendo. Es un mundo muy revolucionado con respecto a mis comienzos hace cuarenta y tantos años”.

Estos inicios fueron en TVE, haciendo información general en los telediarios de la cadena y deportiva en programas como Fútbol de Primera, Sólo Goles o Estudio Estadio. Una doble faceta que ha mantenido hasta prácticamente la actualidad, incluso tras su paso a Antena 3 en el año 1998. Pese a que el cambio también tuvo claroscuros: “Fue triste porque dejaba veintitrés años de trabajo y a los que habían sido mis compañeros, a una televisión que me había dado la posibilidad de conocer la profesión, de realizarme, y además desde el primer momento de asistir a un cambio trascendental en aquellos años al elegirme un poco como señal indicativa del cambio con respecto a lo que había sido hasta entonces”.

“Una buena decisión”: fichar por Antena 3

Él, insiste, “era demasiado joven para haber hecho cuestiones tan importantes y es verdad que me enfrenté a ellas con valor, pero, posiblemente repasando aquellos momentos, sin el talento, el conocimiento y la confianza y seguridad que hubieran sido requisitos indispensables”. Sin embargo, “se ve que no fallé demasiado”. Ya con dos décadas de trayectoria a sus espaldas llegó “una buena decisión”: fichar por Antena 3.

“Desde que entré en esta casa me dieron una confianza absoluta, me permitieron trabajar desde la independencia y libertad, fueron correctos, fueron honestos conmigo y trato de responder a tanta generosidad”. Asimismo, prosigue el periodista, “es una cadena con la que me identifico plenamente y tengo mucho orgullo de pertenecer a Atresmedia porque también he aprendido a quererla”.

De leer papeles a interactuar con la realidad aumentada

“Me parece que desde el punto de vista de medios se nos ha dotado de la ayuda, del apoyo y de la modernidad en nuestros programas, pues la llevamos como seña de identidad”. Lo último, reconoce, “que hemos dado un paso adelante en la modernización de nuestros estudios y de cómo enfocamos nuestro trabajo”. De hecho, Antena 3 Noticias fue el primer informativo en incluir una pantalla panorámica de largas dimensiones que obligó a Prats [y compañeros] a levantarse de la silla para dejar de ser un busto parlante en un periodista con piernas y movilidad dentro del plató. Posteriormente llegó la realidad aumentada, y ya no extraña a nadie ver cómo los presentadores de informativos se ven rodeados de gráficos e imágenes en 3D que complementan su locución.

Más allá de la evolución tecnológica, ¿los telediarios también han derivado hacia la espectacularidad? Prats, sentencia: “Ningún programa de televisión tiene que ser aburrido, eso es imperdonable. Los principios básicos son que el programa debe entretener, tanto en los temas que abarcan la cultura más académica como en los que tienen que ver con la ciencia ecológica que tienen una difícil aceptación por parte de la audiencia. Y no faltar al principio de verdad. Si una noticia es verdaderamente importante tiene su sitio en el informativo, la falta de interés se suple con un tratamiento lo más imaginativo posible”.

Matías Prats.

Atresmedia

Entre noticia y noticia, el chiste. La cuestión es cuándo comenzó: “No lo recuerdo. Creo que me vino antes en la época del deporte porque se improvisa mucho y puedes buscar meter frases ocurrentes que en pocas ocasiones encuentras”. En aquella época “alternaba informativos y deportes y en un momento determinado diría algo que produjo una respuesta positiva por parte del público”, sugiere Prats, que ha convertido su comicidad en un signo de identidad que, para él, con las redes sociales se ha maximizado.

“Con los años vas ganando a lo que aspiramos todos los que hacemos información: ganar confianza y fundamentalmente credibilidad. Si lo logras, la permisibilidad para hacer este tipo de cuestiones [chistes] es mayor”, justifica Prats. Este alude a un “abuso de su confianza y del afecto que noto por parte de los espectadores”, pero gracias a ese sentimiento busca “un pequeño guiño de humor que endulce o rebaje la tensión propia de un informativo”.

El 11S “sabía que estaba diciendo algo único”

No todas las noticias se prestan a esto y el presentador de Antena 3 lo sabe bien. Narró en directo cómo chocaba el segundo avión contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. “Como retransmisión no creo que haya habido ninguna de tanta relevancia y que fuera seguida por tantísimos millones de personas. Sabía que estaba diciendo algo único, terrible, dramático y seguramente irrepetible. Traté de ponerle tranquilidad, cordura y narrar lo que muchas veces parecía inenarrable”.

Un hecho histórico que complementa a la larga lista que acumula en los cuarenta y cuatro años de recorrido que le han valido el Premio Iris 2019 a su trayectoria profesional que otorga la Academia de las Ciencias y las Artes de la Televisión. Un galardón que suena a jubilación, aunque a él le haga gracia: “Suena a que efectivamente [le quieren prejubilar], pero como he visto que el año pasado se lo dieron a Ana Blanco, es bastante más joven que yo y parece que le queda media vida más profesional, pues me llena de satisfacción pensar que sigo también en ese proceso”.

Porque este reconocido periodista, aunque se califique como “un eslabón más” y nunca se haya considerado “con la responsabilidad vigente como para convertirme en sujeto activo” de la noticia, en algún momento tendrá que decir adiós a la pequeña pantalla. Aunque él, de momento, no sabe cuándo será: “2020 se me antoja un año muy atractivo desde todos los aspectos de la información”. Habrá que ver qué le depara.