La familia del coruñés muerto en Filipinas quiere limpiar su nombre con un procedimiento judicial en España

Tribunales

Los abogados recurren el archivo del caso de Diego Bello en la Audiencia Nacional | La policía filipina dijo que el joven era un traficante de drogas que disparó contra unos agentes y que fue abatido por ello

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Diego Bello Lafuente, joven coruñés muerto por disparos de la policía en la isla de Siargao, Filipinas

Sergi Fabregat

La familia de Diego Bello, el joven coruñés muerto el pasado mes de enero en Filipinas por los disparos de la policía de la isla de Siargao ha recurrido el archivo provisional de la investigación que seguía la Audiencia Nacional. El objeto del procedimiento son los hechos que desembocaron en que el empresario español fuera cosido a balazos por unos agentes durante una supuesta operación antidroga. Los familiares quieren que el procedimiento sirva para limpiar el nombre del joven y demostrar que fue asesinado.

El abogado de la familia, Guillermo Mosquera, ha confirmado a La Vanguardia que el recurso en nombre de los parientes de Bello ha sido ya interpuesto. Los Bello no se creen la versión oficial filipina de los hechos.

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Diego Bello

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Como en casos anteriores en los que los delitos se comenten fuera del territorio nacional, se esgrime por la Fiscalía como motivo del archivo la supuesta falta de competencia de tribunales como la Audiencia Nacional, una vez limitada por el gobierno de Mariano Rajoy la justicia universal en 2014.

Justamente, la intención de los letrados de la familia Bello es que la investigación se siga por un delito de narcotráfico que sí viene recogida en las excepciones de la legislación internacional que España reconoce. “Pretendemos, mediante el procedimiento, limpiar el honor de Diego. Determinar que eso que señalan no ocurrió nunca y que quede claro que Diego fue asesinado”, afirma Guillermo Mosquera.

Ese relato que niega y al que se refiere el abogado es el facilitado por la policía nacional filipina.

Bello era copropietario en la isla de Siargao de algunos negocios vinculados al mundo del turismo y el surf que estaban creciendo muy rápidamente y eran prósperos.

Una supuesta operación antidrogas encubierta y un rocambolesco tiroteo en varias fases redondea el relato policial

Según este supuesto esgrimido por la parte filipina, durante una operación encubierta de los equipos policiales antidroga, Diego Bello habría estado a punto de vender estupefacientes a un policía camuflado y que, descubriendo el engaño, el fallecido “disparó contra los integrantes del operativo”, se dice en el atestado filipino.

Según la narración -de la que la familia no se cree ni una palabra-, después de que los policías lograran repeler un primer ataque, Bello habría vuelto a hacer uso de una pistola del calibre 45 que llevaba con él, ante lo que, según esta versión de los hechos, la policía no habría tenido más remedio que abatir al que ellos consideraban un narcotraficante armado. Para redondear la exposición, la policía nacional filipina afirma que se intervino al joven empresario 10 gramos de cocaína.

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Bello, en situación desenfada con amigos

Sergi Fabregat

La familia y amigos de Bello no han dado jamás el más mínimo crédito a este relato y han clamado por la inocencia del joven desde el primer momento. Han pedido ayuda a quien pudiera brindársela y difundieron en redes sociales un vídeo reclamando “justicia para Diego”.

El cuerpo de Bello llegó a España el pasado 25 de enero en un vuelo regular. “Al principio, pensé que si agilizaba el traslado del cuerpo iría para allá (Siargao), pero luego vimos que no hacía falta. No quiero saber nada de Filipinas”, comenta a este diario Bruno Bello, hermano del joven fallecido. “Quiero agradecer que todas las autoridades españolas se volcaron con nosotros para el regreso del cuerpo de mi hermano”, añade.

La familia denuncia que la autopsia practicada en Filipinas no contenía ni fotos ni la prueba de la parafina, que informa de si la víctima hizo uso de un arma de fuego

También llegó a España el informe de la autopsia realizada en Filipinas, que según fuentes de la familia, no contiene fotos ni los resultados de la prueba de la parafina, una técnica forense que permite determinar si una persona ha efectuado disparos con un arma de fuego por ciertos restos que quedan, por ejemplo en las manos, tras las detonaciones.

Desde el primer momento, antes incluso de que llegara el cuerpo de Diego Bello, los abogados de la familia solicitaron a la autoridad judicial, inicialmente el juzgado de instrucción número 3 de la Coruña, que se llevara a cabo una nueva autopsia en suelo español, algo que se acordó. Abrió diligencias porque entendió que había indicios delictivos.

Más tarde, juzgado coruñés se inhibió y dio traslado del expediente a la Audiencia Nacional. El juzgado de instrucción central 3, cuya titular es la magistrada María Tardón, es ahora la competente en el caso y la que ha archivado provisionalmente el asunto a petición de la fiscalía.

A la espera de la autopsia española

Los resultados de la segunda autopsia no han trascendido todavía, pero sí los primeros resultados toxicológicos sobre varias muestras -entre ellas de cabellos– que se extrajeron del cuerpo del infortunado empresario turístico afincado en Filipinas. Los resultados descartan que Diego Bello hubiera consumido drogas durante un largo periodo de tiempo anterior su muerte.

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