Diana Quer y otras desaparecidas en España

El caso de Diana Quer, desaparecida en agosto de 2016 en A Pobra do Caramiñal (A Coruña) y cuyo cadáver fue recuperado de un pozo en Rianxo 500 días después, ha sido el último de una larga lista de desapariciones, algunas de las cuales han sido tan traumáticas como las de las niñas de Alcàsser en 1992; Anabel Segura, en Madrid en 1993; Rocío Wanninkhof en 1999 en Fuengirola; Sonia Carabantes en Málaga en 2003; más recientemente, Marta del Castillo, en Sevilla el 2009; y, sobre todo, Manuela Chavero, que desapareció unos días antes que Diana Quer..

El 13 de noviembre de 1992 desparecieron Miriam, Desirée y Toñi, las dos primeras de 14 años y, la tercera, de 15. Sus cadáveres fueron encontrados el 27 de enero del año siguiente. Las habían asesinado y enterrado. Dos personas fueron acusadas del crimen, Antonio Anglés (desaparecido) y Miguel Ricart (condenado a 170 años de prisión y que quedó en libertad tras cumplir 20).

Diana Quer desapareció en agosto de 2016 en A Pobra do Caramiñal y su cadáver apareció 500 días después

Las niñas de Alcásser fueron vistas por última vez subiendo a una furgoneta blanca donde iban tres personas, y fueron encontradas envueltas en una gran alfombra. Ese crimen se sigue vinculando con el Bar España, un restaurante que estaría ubicado en Benicarló donde figuras importantes de la clase política y empresarial europea supuestamente formarían parte de un grupo secreto que se dedica a la tortura y el asesinato de niños para satisfacer sus deseos sexuales.

Anabel Segura fue secuestrada y asesinada hace 26 años. El caso, que conmocionó a España y marcó un antes y después en la Policía, se saldó con ambos asesinos en prisión. Uno de ellos falleció en la cárcel; el otro está en la calle, tras cumplir 20 años de los 43 a los que fue condenado, gracias al fin de la ‘doctrina Parot’.

El 12 de abril de 1993 comenzó lo que los expertos han denominado como un “secuestro chapuza”. La joven fue capturada cuando realizaba carrera continua alrededor de la urbanización Intergolf de La Moraleja, en Madrid, donde residía. Emilio Muñoz y Cándido Ortiz, decidieron interceptarla con su furgoneta blanca para secuestrarla. Pocas horas después, sin embargo, acabarían con su vida.

La incertidumbre sobre el secuestro de Anabel Segura duró cerca de dos años y medio. Los secuestradores eran unos aficionados que carecían de una infraestructura y organización. Por eso la asesinaron a las pocas horas. Querían eliminar todas las pruebas. El cuerpo fue encontrado en un lugar abandonado de Numancia de la Sagra (Toledo).

El 9 de octubre de 1999, Rocío Wanninkhof había estado con su novio, Antonio José Dorado, en su casa de La Cala de Mijas. Quería ir a la feria de Fuengirola y se fue a su casa, a apenas medio kilómetro de distancia, para ducharse y volver a encontrarse con su pareja. Nunca llegó. Se inició entonces una búsqueda que movilizó a cientos de personas y a medios materiales sin precedentes. Hasta 25 millones de las antiguas pesetas llegó a ofrecer un vecino y amigo de la familia a quien pudiera facilitar una pista sobre su paradero.

Finalmente, el 2 de noviembre su cadáver fue localizado apuñalado en un paraje del club de tenis “Altos del Rodeo”, de la vecina localidad de Marbella y a 28 kilómetros del lugar donde desapareció. Presentaba ocho puñaladas en la espalda y una en el pecho izquierdo, además de numerosos hematomas.

Dolores Vázquez, expareja de la madre de Rocío, permaneció 17 meses en prisión hasta que fue detenido su verdadero asesino, Tony King. Hubo lagunas en la investigación y mucha presión social, pero también casualidades que abren interrogantes sobre el caso. Dos juicios, dos jurados, dos condenas y un sobreseimiento para uno de los casos más mediáticos que se han conocido en España y que podría haberse cerrado en falso.

Pero solo Tony Alexander King cumple a día de hoy condena por esos hechos. Ingresado en la cárcel de Herrera de la Mancha (Ciudad Real), donde también lo están Miguel Carcaño, el asesino de Marta del Castillo, o Jose Bretón, el de los niños de Córdoba. King, un depredador sexual, no saldrá de la cárcel hasta 2059 ya que también cumple condena por la muerte de Sonia Carabantes .

Una cuadrilla de las muchas que buscaban a esta joven de Coín (Málaga), de 17 años, desaparecida durante una semana, encontró su cadáver, desnudo y semienterrado, al borde de un camino de monte del vecino municipio de Monda. El padre de Sonia, que pudo ver el rostro del cuerpo, no logró identificarlo debido al estado de descomposición.

Sonia Carabantes sufrió una terrible agonía producida por las 37 lesiones que padeció fruto de los golpes que le propinó King, todos ellos aún con vida. Después, murió asfixiada con su camiseta anudada alrededor del cuello, según describieron los forenses durante el juicio en el que el agresor británico se declaró culpable.

Seis años después, el 24 de enero de 2009, Marta del Castillo , también de 17 años, salió a pasear con unos amigos por Sevilla. Pero la joven nunca regresó a casa. Sus padres lanzaron una búsqueda que ganó de inmediato miles de apoyos y mantuvo en vilo al país entero. La Policía, mientras tanto, inició una investigación que se saldó con varios detenidos y la confesión de uno de ellos.

Marta había sido asesinada. Amigos, compañeros de clase, vecinos e incluso desconocidos se movilizaron durante varias semanas para encontrar a la joven. Miguel Carcaño, antiguo novio de la chica, fue arrestado y confesó haberla asesinado con un cenicero durante una discusión entre ambos. Después, con la ayuda de unos amigos, lanzó el cuerpo al Guadalquivir.

Más adelante, la Fiscalía de Menores imputó al menor Javier G.M., conocido como ‘El Cuco’, los presuntos delitos de asesinato y violación de la joven sevillana. Tras buscar y buscar durante meses y en distintos lugares, el cuerpo de Marta del Castillo sigue sin aparecer.

Manuela Chavero desapareció unos días antes que Diana Quer, pero más de tres años después el paradero de esta vecina de Monesterio (Badajoz) continúa siendo un misterio. La noche del 5 de julio de 2016, la mujer llegó a casa sobre las 23 horas después de salir a tomar algo con una amiga. La última persona con quien contactó antes de que su rastro se perdiera fue un vecino del pueblo.

Al día siguiente, al no responder a las llamadas de teléfono, su familia comenzó a temer que algo le había ocurrido, por lo que decidieron utilizar un juego de llaves que tenía en su posesión para abrir la puerta pasadas las cinco de la tarde. La lámpara del salón estaba encendida, la televisión en marcha y su móvil encima de la mesa. Pero Manuela Chavero se había desvanecido.