Las 10 mejores series de 2019
Imperdibles
Por supuesto que Juego de tronos no está en ninguno de los puestos
Esta lista no será del todo satisfactoria porque hay demasiadas series buenas como para hacerle un hueco a todas en una lista con diez títulos. Es imposible. Pero, como manda la tradición, hay que descartar y los criterios son dispares: la calidad siempre está pero también importa que haya variedad, la novedad, la originalidad o incluso lo que me cautivan el corazón (la número uno siempre tiene que ser una serie que haya vivido hasta la médula porque ver ficción es vivir historias). He aquí la lista:
10. The good fight (Movistar)
El personaje de Ronald Blum (Martin Sheen) debe ser de los más polémicos de 2019. Pocas personas hay que den más rabia, que intoxiquen más el ambiente de una serie hasta el punto que costaba concentrarse en las otras tramas. Incluso escribí sobre ello. Pero este horror también era su virtud. En una serie tan política como esta, tenía sentido que apareciera un personaje que monopolizara toda la atención a base de mentiras, discursos llenos de falsedades, actitudes deleznables... ¿No es lo que vemos cada semana en las noticias? ¿No representa a la perfección a líderes como Donald Trump? Y, a ver, Michelle y Robert King no pueden tener mejor tomado el pulso a su universo político-legal, repleto de secundarios roba-escenas, con una habilidad pasmosa de combinar casos semanales con tramas serielizadas.
9. Fleabag (Amazon Prime Video)
Uno de los mejores entretenimientos dramáticos de 2019 era Killing Eve y la química entre Sandra Oh y Jodie Comer. Phoebe Waller-Bridge es la creadora. Uno de los mejores entretenimientos cómicos de 2019 era la comedia británica Fleabag. Phoebe Waller-Bridge es la creadora y protagonista. Decir que algo es “fresco” puede que sea pesado pero no deja de ser la mejor forma de describir la voz de esta mujer, tan personal como divertida y desenfadada. Posiblemente uno de los puntazos de estos meses sea la forma de destrozar la cuarta pared si bien un servidor considera que la segunda temporada de Fleabag es inferior a la primera.
8. Years and years (HBO)
Y, si hablamos de momentos épicos, cada vez que Years and years hacía correr el tiempo con una música dramática con un coro. Russell T. Davies entendió el desconcierto de vivir en una Europa en proceso de destrucción, no únicamente por el Brexit sino por la pérdida de valores de los países occidentales y la capacidad que tiene el continente de mirar hacia otro lado cuando hay genocidios en casa del vecino. Sólo hay una razón por la que la historia de los Lyons de 2019 a 2029 no está en el podio de la lista: esta miniserie de seis episodios perdía fuelle tras el final del cuarto, apoteósico, que acercaba al público un drama humano que preferimos no ver.
7. Bob’s burgers (que no emite nadie)
La mejor comedia familiar en emisión es Bob’s Burgers que nos cuenta el día a día de una familia humilde que sobrevive con la hamburguesería mugrienta donde trabajan y encima de la que viven. No he tenido nunca el placer de visitar la sala de guionistas pero uno se imagina que se pasan el día abrazándose y riéndose porque el resultado final no puede ser más simpático, cercano y siempre dispuesto a divertirse con los personajes y con los productos culturales que deben disfrutar sus autores. Si a veces te planteas qué fantástico hubiera sido que Los Simpson no hubieran perdido la inspiración en su primera década, dales una oportunidad a los Belcher, que llevan diez temporadas sin perder la chispa. Lo único que debemos lamentar es que ninguna plataforma la emite, lo cual no se entiende.
6. Mindhunter (Netflix)
La televisión es un medio de guionistas pero hay veces que los directores se hacen notar. Mindhunter es una serie que no puede disociarse de la dirección de David Fincher (firma los tres episodios de la segunda temporada) por su habilidad por confiar en el texto y crear tensión a través de una atmósfera fría sin caer en crear un ambiente abiertamente enfermizo, lo cual hubiera quitado efectividad a la historia: los sujetos que aparecen delante de la cámara son tan perturbadores que sólo se necesita dejar que hablen. Porque Mindhunter es la historia sobre cómo tres agentes del FBI intentaron entender los asesinos en serie para crear nuevas líneas de investigación en los casos más mediáticos, y también como esta bajada a los infiernos les afectaba en su propia forma de ser.
Esta temporada ha tenido una trama imprevista (la de Bill Tench) y otra con un enfoque más social (la de Atlanta) aunque, como todavía no está confirmada una tercera temporada por parte de Netflix, un servidor hubiera preferido ver al equipo más unido (para bien y para mal) por si finalmente la historia se queda aquí. Esto, que conste, sería una trágica noticia porque no puede ser más perturbador ver en cada episodio cómo un hombre se convierte en un asesino en serie (una trama que parece inspirada en Dennis Rader).
5. Watchmen (HBO)
Dejad que Damon Lindelof escriba la que quiera. Si en 2014 se saltaba cualquier expectativa con The Leftovers, un drama existencial de la mano del escritor de la novela, Tom Perrotta, esta vez se ha atrevido con Watchmen , el cómic con mejores críticas de la historia, con el que Zack Snyder ya se había dado un batacazo en cines. ¿Decían que era imposible de adaptarlo por su complejidad, por la temática adulta, porque no se prestaba a la acción? Pues él nos ha brindado una secuela improbable situada tres décadas más tarde, que explora las consecuencias del cómic sin estancarse en las ideas preconcebidas.
De hecho, sitúa este Watchmen en las tensiones raciales de Estados Unidos actuales, aprovecha para recordar una de las mayores calamidades de la historia del país y crea un rompecabezas que reverencia el cómic sin dejarse dominar por él. Para colmo, las tramas tienen tintes de drama familiar porque Lindelof valora los sentimientos por encima de todas las cosas, permitiendo que el resultado final sea más que la suma de las piezas de un engranaje en apariencia imposible. Estalla la cabeza sólo de pensar en el esfuerzo que tuvo que suponer crear esta serie.
4. Paquita Salas (Netflix)
Ni tan siquiera los Javis sabían que ficharían a Anna Allen para interpretar a la actriz que interpreta el biopic de Clara Valle (Claudia Traisac) que estaba inspirado en la propia Allen. Disculpad porque es complicado de explicar este nivel de meta-televisión sobre uno de los escándalos televisivos más comentados de la década. ¿Qué hay más potente que la propia Allen soltando un monólogo a cámara? ¿Y Claudia Traisac sintiendo que se quitaba un peso de encima al ver narrada su historia, que sirve para la propia Allen en la vida real? ¿Y podemos hablar de lo inspirados que estaban los Javis en cada episodio de la tercera temporada de Paquita Salas, desternillantes y emocionales, incluyendo este clímax que merece ser enmarcado y recordado para el fin de los días?
Por cierto, no debe existir mejores directores de actores que ellos dos, ni en la televisión de la península ibérica ni en el resto del mundo, de la misma forma que tampoco hay dos personas con mejor olfato a la hora de buscar actrices, pensar cameos y asegurarse que todos se lucen. Porque, claro, una cosa es saber que Belén Cuesta te tirará adelante cualquier frase (”Samur”) y la otra es que incluso Terelu Campos esté fantástica.
3. Succession (HBO)
Si alguien busca tacos y expresiones para humillar a otra persona (que esperemos que no), siempre tiene la posibilidad de ver Succession con una libreta y apuntes. Esta comedia cínica sobre los Roy, una de las mayores fortunas de los Estados Unidos y poseedores del mayor conglomerado mediático, es un festival de mala educación, condescendencia y formas de vejar otras personas menos afortunadas que tú. El creador Jesse Armstrong se divierte con una radiografía del 0,1% con un discurso bastante claro: cuando naces entre tanto dinero, no existe la posibilidad de que seas buena persona porque la pasta lo compra absolutamente todo.
Él se toma la molestia de escribir tramas serielizadas sobre la sucesión de Logan Roy (Brian Cox) pero no sería ni necesario: Succession es el entretenimiento más elitista de la televisión, uno que vio reconocido el esfuerzo con el Emmy al mejor guión. Eso sí, el premio era por la primera temporada y ahora está en la lista por la segunda, emitida en verano, superior porque tanto el guionista como el público conocemos las reglas del juego.
2. The OA (Netflix)
Ver un episodio de The OA comporta tirar toda preconcepción por la ventana y dejarse llevar por la valentía narrativa de Brit Marling y Zal Batmanglij. No sabes si durará menos de cuarenta minutos o una hora y cuarto. No sabes si será un drama intimista de color azul (como eran los episodios de la primera temporada) o un thriller noir mucho más rojizo (como la segunda temporada). No sabes si estarás debatiendo sobre la posibilidad de la existencia de ángeles, enfermedades mentales y danza contemporánea, o si alucinarás con telepatía con animales, madrigueras más peligrosas que la de Alicia en el País de las Maravillas y semillas de humanidad.
Toda ella es un viaje que, como sucede cuando tomas un avión y te instalas en un sitio remoto, debes asimilar y aceptar si te quieres quedar en él. Con The OA sólo hay un contrato: tú te dejas llevar y ellos te cuidan los personajes y los sentimientos. El único inconveniente es que Netflix nos canceló la serie tras esta incomparable segunda temporada y siempre nos quedaremos con la duda de cómo habría sido el resto del viaje.
1. Euphoria (HBO)
HBO nunca había producido una serie de superhéroes y, cuando lo hizo, nos dio Watchmen. Y tampoco parecía interesada en las series de adolescentes hasta que Sam Levinson les propuso adaptar una serie israelí. Este Euphoria está en el número uno por razones similares al número uno de 2018 que recayó en La maldición de Hill House: por ser una serie que cuida tanto su estética como el texto con el objetivo de expresar tramas y sentimientos a distintos niveles. Por ejemplo, fascina la forma en la que la responsable de maquillaje, Doniella Davy, coloca la purpurina a Rue (Zendaya) para que represente al mismo tiempo que está de fiesta y que es una persona depresiva siempre al borde del abismo.
Es una historia sobre su adicción y la incapacidad de las chicas adolescentes de enfrentarse a los estímulos de la vida adulta cuando todavía no han madurado, cuando no son capaces de discernir entre cómo deber ser el sexo (en comparación con el vejatorio del porno de internet), cuando no identifican la toxicidad en las relaciones hasta que es demasiado tarde, cuando se esfuerzan por crecer antes de tiempo. Y todo está en los detalles. Sólo tienes que ver los disfraces de Halloween para intuir el malo, la víctima, quienes acabarán en la piscina. El recorrido de la cámara por la feria del pueblo, agobiada y con una música acelerada, apunta un desenlace trágico. Esos viajes en bici de Rue y Jules (Hunter Schafer), de noche y con la luz de la Luna filtrándose por las ramas de los árboles, nos las presentan como dos jóvenes de cuento a punto de ser corrompidas por el tramo más duro de la historia.
Es una historia de adolescentes sobre la adicción y las relaciones sexuales y sentimentales tóxicas”
Y, claro, cuando Zendaya te corona su recorrido de adicción, autodestrucción y desolación con un número musical simbólico, te quedas con un aplauso instantáneo para ella, para Levinson y para todos los implicados que convierten Euphoria en la serie de 2019.
¿Y las que se quedaron fuera y podrían haber entrado?
Mira lo que has hecho, BoJack Horseman, Big little lies, El método Kominsky, Sorry for your loss, A million little things, Creedme (Unbelievable), Pose, Glow, Vida perfecta, El embarcadero, Russian Doll, Chernobyl, Stranger things, Derry Girls, Undone, Killing Eve, El cristal oscuro, Llegar a ser Dios en Florida o ese vicio llamado Élite. Qué cosecha hemos tenido. La que ni estuve tentado de poner es la que más espacio ha ocupado en esta misma web: la octava de Juego de tronos, sintiéndolo mucho, no estuvo a la altura del nivel de estas series.