En un ordenador, disco duro o nube existen dos episodios de Juego de tronos que nunca verán la luz del día. Está el episodio piloto que Tom McCarthy rodó en 2009, en el que la actriz Tamzin Merchant interpretaba a Daenerys (y no la Emilia Clarke definitiva), y que finalmente se tuvo que volver a producir con un director habitual de la casa de HBO como Tim Van Patten. Y después está la precuela de Naomi Watts, que debía ser la primera serie derivada de Juego de tronos y que se convirtió en una de las peores inversiones del canal con 30 millones de dólares desperdiciados.
Su título provisional era Bloodmon. Estaba escrita por Jane Goldman, conocida por los guiones de Kick-ass o Kingsman, y contaba con George R.R. Martin como productor ejecutivo. Su misión era contar el pasado de Poniente. "Ambientada miles de años antes de los hechos de Juego de tronos, la serie cuenta el descenso del mundo de la Era de los Héroes a su hora más oscura", rezaba la nota de prensa de HBO cuando informaron de la producción de un episodio piloto.
Los directivos de WarnerMedia y HBO vieron que el metraje rodado no funcionaba y que tampoco había forma de resolverlo
¿Cuáles eran algunos de sus alicientes? Contar los secretos de esa tierra como el verdadero origen de los Caminantes Blancos, los misterios del este o la leyenda de los Stark. El propio Martin explicó en entrevistas que el interés también residía en conocer un Poniente donde ni tan siquiera existía todavía Desembarco del Rey, ni el Trono de Hierro, ni los dragones surcaban los cielos. Y, como se había contado poco de esa era y de La Larga Noche que marcó a quienes habitaban Poniente, Goldman tenía mucho margen de maniobra.
La directora contratada para el proyecto fue S.J. Clarkson, que había trabajado en Jessica Jones, The Defenders o un episodio de Succession. En junio de 2019 empezó a rodar en Belfast con un reparto encabezado por Naomi Watts y en el que también constaban Georgie Henley, Miranda Richardson, John Simm y Naomi Ackie.
Bob Greenblatt, que por entonces era el presidente de WarnerMedia Entertainment, quería que se diera luz verde directamente a una primera temporada. "No puedes gastar 30 millones de dólares en un piloto y después no comprar el proyecto", reconoció al portal Insider. Le había recomendado a Casey Bloys, el presidente de programación de HBO, que produjera directamente una primera temporada completa. Pero cambiaron de planes tras ver los resultados.
"Esto simplemente no funciona y no creo que pueda cumplir la promesa de la serie original", le dijo a Bloys tras ver un primer montaje. Llevaba unos meses en WarnerMedia Entertainment y se dio cuenta que no estaba a la altura de lo que el público esperaba de la marca de Juego de tronos. Así que Game of thrones: Bloodmoon, que antes se había llamado Game of thrones: The Long Night, se convirtió en un proyecto fallido con un precio en la etiqueta de 30 millones de dólares, que se traduce en 26,5 millones de euros.
Y es que esta precuela de Juego de tronos tuvo un problema a la hora de controlar el presupuesto. Si David Benioff y D.B. Weiss pudieron incrementar la escala de la producción a medida que demostraban a HBO que obtenían unas audiencias envidiables y la atención de la crítica, ganándose a pulso los millones de dólares, Bloodmoon debía empezar con la misma factura que las últimas temporadas de Juego de tronos, cuando había subido el nivel de épica y de efectos visuales.
El proyecto que sí obtuvo el encargo por una primera temporada acabó siendo La casa del dragón, ambientada tres siglos antes de los hechos de Juego de tronos y que narrará la Guerra Civil de la dinastía Targaryen, asentada en el Trono de Hierro. El guionista Ryan Condal será el showrunner junto con Miguel Sapochnik, el veterano director que ya dirigió episodios clave de la serie original como La batalla de los bastardos.
La casa del dragón se verá en HBO Max durante 2022.