En Amazon Prime Video quieren series que interesen a públicos masivos y no solamente joyas de culto de autores que sólo interesan a nichos como Transparent. Quizá su forma de cambiar de modelo de ficción, de invertir alrededor de 500 millones en una adaptación de El señor de los anillos mientras cancelan series a diestro y siniestro, no fuera el más acertado. Despertaba desconfianza entre aquellos que habían aprendido a querer tesoros escondidos como One Mississippi o I love Dick. Pero hay que reconocer que, si tenemos que hablar de propuestas decentes y accesibles, Tom Clancy’s Jack Ryan es un título muy apreciable.
Se nota que es la apuesta fuerte de la plataforma de contenidos porque está presente en las paradas de autobús. Hasta el momento, Amazon no había invertido excesivamente en publicidad, por lo menos para atraer ese público que no está necesariamente todo el día conectado a internet o que ya se conoce las plataformas de contenidos como la palma de su mano. Y tiene sentido. Jack Ryan es una producción palomitera, tremendamente entretenida y de fácil consumo.
Adapta el personaje de las novelas de Tom Clancy que ya había sido adaptado al cine en numerosas ocasiones con el rostro de Alec Baldwin (La caza del octubre rojo), Harrison Ford (Juego de patriotas, Peligro inminente), Ben Affleck (Pánico Nuclear) y Chris Pine (Jack Ryan: Operación Sombra). Jack Ryan es un analista de la CIA, ex soldado de la marina, que trabaja detectando anomalías financieras que puedan estar relacionadas con el terrorismo. Y, claro está, sus pesquisas le llevan a encontrarse en escenas de acción, sobre todo cuando cree haber detectado el nuevo Osama Bin Laden.
El director y productor ejecutivo Daniel Sackheim estaba encantado, por ejemplo, con el Jack Ryan de Harrison Ford porque no era un superhéroe sino un héroe creíble, vulnerable, un buen tipo. Se nota esta intención de tener un protagonista simpático tanto por la elección de cásting, un John Krasinski en su mejor momento después de dirigir, coescribir y protagonizar la taquillera Un lugar tranquilo, como por el tratamiento del personaje por parte de Carlton Cuse y Graham Roland, este guionista también ex soldado como el personaje.
El Jack Ryan de la serie es un tipo simpático, con su ración de cicatrices físicas y emocionales después de pasar por la guerra de Afganistán, pero básicamente es el hijo perfecto, el marido ideal y el yerno que querrían todas las madres si no fuera porque su trabajo es un peligro constante. Por si esto no fuera suficiente, Morten Tyldum (Counterpart), director del piloto, opta por rodar una serie muy iluminada, que quede claro que no estamos ante la enésima serie centrada en un antihéroe y con muchísimos grises morales. Los buenos son los que son.
Esto convierte Jack Ryan, en cierto modo, en el hermano gemelo y positivo de Carrie Mathison, de la misma forma que la serie es una versión más esperanzadora y heroica de Homeland. Esto le quita cierto pedigrí, porque la serie puede ser muy maniquea en ciertos momentos, y tampoco ayuda que tanta luz le dé un aspecto a ratos barato. Pero también permite que la primera temporada sea un entretenimiento perfecto para consumir un fin de semana con ocho horas libres (tiene ocho episodios y nunca se exceden en duración).
Este thriller no pretende llevarse Emmys, simplemente reunir el máximo número de espectadores posibles y que no se den cuenta de que pasa el tiempo mientras ven un episodio tras otro, encantados con este hombre tan decente que es Jack Ryan. Y esta es exactamente la experiencia que tuvo un servidor, así que objetivo cumplido.
No quiere arrasar en los Emmys, sólo entretener durante ocho horas sin que te des cuenta del paso del tiempo, y lo consigue”