“Cuando se me aparte de la vida oficial, me retiraré al rincón de mis amores más gratos: a El Campello”. En 1935, con casi 70 años, Rafael Altamira, ilustre jurista, historiador, escritor y, sobre todo, humanista, expresó su deseo de retirarse en la localidad alicantina, que había sido escenario de los mejores días de su niñez y juventud y, tras pasar sus últimos días frente al mar, ser enterrado junto a sus padres y abuelos. No pudo ser; el estallido de la Guerra y sus ideales republicanos le llevaron al exilio, primero en Francia, posteriormente en Países Bajos y finalmente en México, donde murió, a los 85 años, sin olvidar jamás su paraíso mediterráneo. Este lunes, en presencia del Rey, el republicano Altamira ha vuelto a su tierra en una ceremonia con la que se quiere destacar los valores de la reconciliación, la humanidad y la justicia histórica.
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El Rey, junto María Luz Altamira, nieta de Rafael Altamira y Pilar Redondo, a su salida del cementerio de El Campello (Alicante) donde ha presidido la inhumación del jurista y su esposa l
El día que se cumplían 159 años de su nacimiento en Alicante, 74 años después de su fallecimiento, y el traslado desde Ciudad de México de sus restos (junto a los de su esposa, Pilar Redondo), Rafael Altamira, por fin descansa en El Campello. El Rey, en un acto de alto valor simbólico, ha presidido la ceremonia en la que las urnas funerarias de Altamira y su esposa han sido inhumadas en el panteón que el ayuntamiento de El Campello ha levantado en el cementerio en homenaje al jurista. Altamira fue dos veces propuesto al Premio Nobel de la Paz y uno de los diez jueces que formaron parte del antecedente del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya. La memoria y la obra de Altamira, como la de otros exiliados republicanos, quedó borrada durante el franquismo y los intentos de sus descendientes de revindicar su legado y cumplir su voluntad de ser enterrado en su tierra, fueron infructuosos hasta que hace tres años el alcalde de El Campello, Juanjo Berenguer (PP) consiguió el apoyo institucional de la Generalitat Valenciana, la Diputación de Alicante y el Ministerio de Asuntos Exteriores para proceder a la repatriación y, al mismo tiempo, devolverle su lugar en la historia.
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El Rey, junto a María Luz Altamira, ante el mausoleo del jurista Rafael Altamira y su esposa, este lunes en el cementerio de El Campello
Al acto público, previo a la inhumación que se ha celebrado en la intimidad, han asistido una nieta y algunos bisnietos y tataranietos de Altamira. El alcalde del Campello, Juanjo Berenguer, ha cerrado un acto en el que también han tomado la palabra María Luz Altamira García-Tapia, nieta de Rafael Altamira y el bisnieto Ignacio Ramos. La ceremonia ha tenido lugar en una carpa levantada frente al recinto del cementerio; en una tarima se encontraban las dos urnas con los restos de Altamira y su esposa (tras ser trasladados de los féretros en los que volvieron desde Ciudad de México), bajo una gran foto del jurista y la frase con la que expresó su deseo de retirarse “al rincón de mis amores más gratos: a Campello”.
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El rey Felipe VI a su llegada al cementerio de El Campello (Alicante) donde ha presidido la inhumación del humanista y escritor Rafael Altamira
El cuarteto de cuerda ADDA ha interpretado un composión de Juan Sebastian Bach y seguidamente ha intervendo el alcalde de El Campello que ha destacado el imponente legado de Altamira, cuya figura fue opacada en el franquismo. Su nieta, María Luz Altamira, en un emocionado parlamento, sus primeros recuerdos con su abuelo, quien a pesar de las adversidades nunca dejó su humanidad. “Por fin, vuelve a su terreta”, concluyó María Luz Altamira. “ 74 años después, la patria que le condenó a morir en el exilio, le reconoce su lucha por la justicia, la cultura y libertad.”
Su bisnieto, Ignacio Ramos destacó que en el acto de inhumación estén presentes representantes de todas las instituciones y tendencias políticas, en un espíritu de concordia y unidad que refleja el espíritu de Altamira. También ha agradecido la presencia del Rey, y ha recordado que aunque su abuelo fue un liberal, de espíritu republicano, mantuvo una buena relación con el rey Alfonso XIII que alentó sus iniciativas en temas de justicia internacional.
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El Rey da el brazo a María Luz Altamira, tras la ceremonia de homenaje al jurista y escritor
La interpretación del himno de la Comunitat Valenciana y el de España, por el cuarteto de cuerda, ha cerrado la ceremonia.
El Rey ha llegado junto al ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, y ha estado acompañado por el actual presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, el anterior así como el anterior, Ximo Puig, que impulsó la operación retorno, el presidente de la Diputación de Alicante, Toni Pérez, además de otras autoridades nacionales, autonómicas, provinciales y locales, además de juristas, académicos, literatos e intelectuales llegados de diversos puntos de España, hasta más de quinientas personas, han estado en la ceremonia en la que el cuarteto de ADDA Simfònica ha interpretado diferentes composiciones.
Después, los familiares, acompañados por las autoridades, han asistido a la inhumación y Altamaria ya descansa, como era su deseo, junto a su esposa, Pilar Redondo, que le ha acompañado en el largo viaje, y sus padres, José Altamira Moreno y Rafaela Crevea Cortés) y sus abuelos, Juan Altamira Malaver y Francisca Moreno Gaytano. El pasado sábado, los restos de estos familiares fueron trasladados del panteón familiar donde reposaban al mausoleo levantado en memoria de Altamira. Tras ser depositadas las dos urnas que contenían los restos de Altamira y los de su esposa, se ha sellado la lápida donde constan los nombres de los seis.
Homenajes del Rey a los valores republicanos
Es la primera vez que Felipe VI asiste a un acto de estas características, aunque en repetidas ocasiones, tanto en viajes oficiales a países que acogieron a los exiliados republicanos , como en homenajes en España, ha honrado la memoria y destacado los valores de los españoles obligados a exiliarse tras la Guerra Civil y que, en muchas ocasiones, murieron lejos de España o no pudieron volver durante el franquismo.
En 2015, en uno de sus primeros viajes de Estado tras su proclamación, el Rey estuvo en México donde habló expresamente de dolor que sufrieron quienes fueron obligados a abandonar España tras la Guerra Civil y no pudieron volver por el franquismo, y evocó, entre los exiliados, a numerosos intelectuales como Luis Buñuel, Luis Cernuda, Max Aub o León Felipe. Para Rafael Altamira tuvo palabras de reconocimiento cuando, en 2001, aún príncipe de Asturias, visitó el Tribunal Internacional de La Haya, y recordó que el jurista fue uno de sus impulsores.
Tras la inhumación de los restos de Rafael Altamira y su esposa, Pilar Redondo, el Rey ha visitado el ayuntamiento de El Campello, a cuyas puertas le esperaban cientos de ciudadanos para saludarle. En el interior, el Rey ha firmado en le libro de honor donde ha escrito que, con el retorno de los restos de Rafael Altamira a la localidad donde quiso descansar para siempre, se había vivido “un acto histórico de concordia, de reparación, justicia histórica y reconciliación”