El mismo día en que Carles Puigdemont estrenó el año parlamentario apretando las tuercas a Pedro Sánchez, al tumbar el pasado miércoles en el Congreso junto al PP y Vox el decreto ómnibus con la revalorización de las pensiones o las ayudas al transporte público, el presidente del Gobierno reconoció, desde el Foro Económico Mundial de Davos, que se siente “muy cómodo” con los actuales presupuestos ya prorrogados.
Sánchez quiere aprobar unas nuevas cuentas públicas en el primer trimestre de este 2025, y en el Gobierno advierten que no renuncia a conseguirlo por muy cuesta arriba que se presente este empeño. Pero el mensaje que el presidente emitió entre la élite política y económica global en los Alpes suizos viene a corroborar que no está dispuesto a plegarse a todas las demandas de Puigdemont para lograrlo. “No es ningún drama”, alegan en la Moncloa. Recuerdan que Isabel Díaz Ayuso gobernó toda una legislatura la Comunidad de Madrid con presupuestos prorrogados. Y siguen llegando a España, además, los ingentes fondos europeos.
El Ejecutivo confía en recomponer el rumbo con la formación de Puigdemont: “Se puede”, afirman
El jefe del Ejecutivo está decidido a poner a prueba su acreditada capacidad de resistencia, ahora ante Junts per Catalunya, para sostener la legislatura. Pese a las reiteradas demandas de Alberto Núñez Feijóo, Sánchez insiste en que no se plantea un adelanto de las elecciones generales, previstas para el 2027. La vicepresidenta primera, María Jesús Montero, replicó el viernes desde Córdoba que el líder del PP “se va a aburrir” de reclamar elecciones. “El Gobierno es incombustible, vamos a agotar la legislatura”, resaltó.
Y Montero lo reiteró ayer, desde Sevilla: “Ya vendrán, por mucho que algunos quieran que se anticipen, las elecciones generales. Tenemos malas noticias para ellos: vamos a seguir gobernando, porque tenemos proyecto, porque tenemos capacidad de acordar y de buscar consensos que nos permitan seguir avanzando en derechos y libertades”.
Entre los ministros del PSOE existen diferentes maneras de abordar la compleja relación con Junts. Margarita Robles denuncia un “chantaje permanente”, Fernando Grande-Marlaska está en la diana de los de Puigdemont por sus resistencias en la delegación de competencias de inmigración a la Generalitat, y Óscar López volvió a rechazar el viernes que Sánchez se someta a una cuestión de confianza como reclama Junts. El mecanismo que sí está a su disposición, recordó, es la moción de censura que el PP y Vox les invitan a apoyar. La misma fórmula que Jordi Turull ya tachó de “broma macabra”.
Pero en el Ejecutivo dan por hecho a La Vanguardia que se ven capaces de recomponer la situación con Junts. “Se puede”, afirma categórico un ministro socialista. Los interlocutores habituales con la formación independentista, el ministro Félix Bolaños y el secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, no dan nada por roto, pese a la complejidad del momento. Y continúa la presión: “Ya se están dando cuenta de hasta dónde han metido la pata”, advierten desde Ferraz. Por las pensiones, por la bonificación al transporte, por los desahucios.
Ahora la pretensión de Sánchez es recuperar, en primera instancia, el decreto ómnibus tumbado el miércoles, sin renunciar a ninguna de sus medidas de protección social. ¿Incluso en la reunión del próximo martes del Consejo de Ministros, como reclama Sumar, el socio minoritario de la coalición del Gobierno? “Solo si está garantizado que lo sacamos”, alegan en la cúpula del Ejecutivo. El Consejo de Ministros aprobará así de nuevo el decreto ómnibus cuando tenga confirmado el apoyo parlamentario para evitar que se vuelva a derogar.
Pero Montero garantizó ayer que salvarán las medidas. “Este Gobierno va a revalorizar las pensiones, claro que sí, porque es nuestro compromiso y es de justicia para nuestros mayores. Y, claro que sí, este Gobierno va a seguir impulsando un transporte público gratuito que permita que miles de jóvenes y trabajadores se puedan seguir desplazando”, afirmó.
Sin trocear el decreto como demandan el PP o Junts para votar solo a favor de la subida de las pensiones, la bonificación del transporte o las ayudas a los sectores afectados por la dana. “No lo vamos a consentir, volveremos a trabajar por la revalorización de las pensiones, por el transporte público y por todas y cada una de las medidas del escudo social que la derecha, nacionalista y no nacionalista, votó en contra”, advirtió Montero.
La vicepresidenta criticó que el PP no considere “vergonzante” votar con Junts o con la ultraderecha, pero sí cuando el Gobierno y el PSOE llegan a acuerdos con los de Puigdemont. Y recalcó: “Prefiero llegar a acuerdos para construir que aliarme para destruir aquello que beneficia a la mayoría”.
“Claro que vamos a hacerlo, y seguiremos llegando a acuerdos”, zanjó Montero.
El PSOE sigue en campaña
Este 2025 es el primer año en que, salvo contraorden, no hay prevista ninguna convocatoria electoral casi desde que Pedro Sánchez ganó el liderazgo del PSOE en el 2014. Pero el presidente del Gobierno sigue en campaña, ahora en su periplo por los congresos regionales socialistas. Tras recalar la semana pasada en los cónclaves de Asturias, Castilla-La Mancha y Extremadura, Sánchez hace escala hoy en el de Canarias y el próximo fin de semana en los de Madrid y la Comunidad Valenciana. La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, también está en campaña como nueva líder del PSOE andaluz, para tratar de reflotar los ánimos de la principal federación socialista con más de 40.000 militantes. Montero ya fue presentada ayer, en un mitin en Sevilla, como “próxima presidenta de la Junta”, pese a que las elecciones andaluzas no están previstas hasta junio del 2026. “La victoria está a la vuelta de la esquina”, animó. Y fijó en el calendario primero la cita con las urnas andaluzas, luego las municipales y autonómicas y finalmente las generales. “¡Y las vamos a ganar todas!”, aseguró Montero.