El experimento Aliança Catalana

A fondo

Así nació y creció el partido de extrema derecha independentista a la sombra de Sílvia Orriols 

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La líder de Aliança Catalana, Sílvia Orriols, retratada en Ripoll el pasado lunes

Pere Duran / NORD MEDIA

El terremoto empieza a vibrar el 15 de junio del 2019. Sílvia Orriols, una desconocida que acaba de ser elegida como concejal en Ripoll, se acerca al micrófono para jurar el cargo. “Juro por las constituciones catalanas que regían el país el 11 de septiembre de 1714, legales, vigentes e inderogables, luchar por la reunificación y la independencia de toda la patria catalana poniendo fin a siglos de ocupación colonial española y francesa”, dice solemne. Echa una mirada de soslayo al teléfono que la graba. Sabe que la escena será inyectada a las redes sociales.

La onda sísmica está en marcha. En Begur, en la casa de veraneo familiar, un veinteañero llamado Jordi Aragonès la ve en TV3. Ex militante de Unió, admirador de Jordi Pujol, Prat de la Riba o Margaret Thatcher, nieto de un alcalde franquista del Maresme y primo hermano del futuro presidente de la Generalitat, le separan de Orriols mucho más que los 141 kilómetros entre Begur y Ripoll. No obstante, el relámpago es instantáneo. “Decían que era el Vox independentista. Pensé que si TV3 la atacaba tanto, a mí me interesaba”, recuerda Aragonès.

Es una intuición: Ripoll puede ser la semilla de un trumpismo a la catalana, un movimiento que capte votos “de la clase acomodada” y a la vez de la “clase media empobrecida”, al aunar rebajas fiscales y políticas proempresariales con un discurso duro con la inmigración, como enuncia sin subterfugios solo unos días después el propio Aragonès en un medio digital.

En el 2019, Jordi Aragonès vio a Orriols en TV3 y tuvo una intuición: Ripoll podía ser la semilla de un trumpismo catalán

Es el capítulo cero de Aliança Catalana, el primer partido de extrema derecha independentista, una aventura protagonizada por compañeros de viaje insospechados que llevará a Sílvia Orriols a la alcaldía de Ripoll en mayo del 2023 y, un año más tarde, al Parlament de Catalunya con 118.000 votos y dos escaños.

La Vanguardia ha entrevistado a Orriols, Aragonès y a una veintena de personas que directa o indirectamente han vivido la eclosión de Aliança. ¿Cómo ha sido posible? El núcleo duro del partido se jacta de haber sabido explotar el morbo mediático: “La campaña que nos han hecho los medios no la hubiésemos podido pagar nunca. Habría costado millones de euros, e invertimos apenas 40.000. ¿Cómo se hace? Pues sabiendo generar polémicas y que estas persistan. Estar en boca de todos. Sin la ayuda de la prensa y de los partidos no habría sido posible”, celebra Aragonès, secretario de ideología y programa.

Es un debate en toda Europa: ¿debe la prensa silenciar a la extrema derecha para contener su crecimiento? ¿Los cordones sanitarios funcionan? “Hay que hablar de ella para desnudarla”, anima un ex conseller de un partido de izquierdas.

Horizontal

Jordi Aragonès, secretario de ideología de Aliança, en el Ateneu Barcelonès 

Àlex Garcia / Propias

Orriols, que acaba de cumplir 40 años, es madre de cinco hijos, todos con nombres de la historia medieval catalana, nunca ha veraneado en la Costa Brava y antes de ser alcaldesa trabajaba de administrativa en un taller mecánico. Desde muy joven, con apenas 12 o 13 años, se imbuye del nacionalismo catalán de principios del siglo XX. Sus ídolos son Domènec Martí i Julià, presidente de la Unió Catalanista, y Daniel Cardona, líder de Nosaltres Sols en los años treinta.

Tras un fugaz paso por las juventudes de ERC, milita en Estat Català, partido fundado por Cardona por el que se presenta a las europeas del 2004 y que abandona al ver una deriva comunista. Con su círculo en Ripoll, fundan Els intransigents, una “asociación patriótica”. Editan una revista, algunos de cuyos artículos, fechados entre 2011 y 2013, ha localizado en internet el periodista Xavier Rius Sant. “No van firmados, pero ella los escribía casi todos”, dice.

“Sinceramente, no quiero su independencia. Preferiría diez mil veces una Catalunya solo catalana dentro de la mediocre España que una Catalunya castellana libre”, dice un artículo, escrito en primera persona femenina.

Los textos giran alrededor de una obsesión: la extinción de una Catalunya catalana, en un sentido de pureza étnica, bajo las “invasiones demográficas”, con lamentos sobre los “horribles apellidos extranjeros” que se propagan en las esquelas o la “semilla del enemigo que se esparce sobre nuestra tierra como un veneno (..) y diluye la sangre catalana”. Hay odio, pero exclusivamente antiespañol. Ni rastro de los inmigrantes musulmanes que hoy tanto obsesionan a Orriols. Una cita de Joan Salvat Papasseit encabeza la revista y no va de rosas en los labios: “Mientras no les odiemos no los podremos vencer nunca. Hay que propulsar el odio contra España o dejar de existir”, dice el poeta. Otra cita de Joan Esterlich exhorta: “Catalán, por mucho que te cueste, tendrás que ser insensible, duro y vengativo”.

Este es el caldo ideológico del que bebe Orriols. Pero son necesarias dos heridas para que el discurso nacionalpopulista que tanto éxitos cosecha en Europa cuaje entre el electorado catalanista. La primera, la decepción del procés . Ella lo vive en carne propia. “Yo fui puigdemontista al 200% –admite en una entrevista en su despacho de Ripoll–. Me creí a los líderes de entonces, los defendí cuando uno tuvo que escapar y el otro fue detenido. Pero llega un momento en que te hartas de que te engañen”.

La segunda herida son los atentados del 17 de agosto del 2017, un shock enorme en la capital del Ripollès. Los terroristas eran chavales crecidos en la localidad, que hablaban catalán y tenían estudios y trabajo. El espejismo de la integración estalla. “Los atentados confirman el miedo que la mayoría ya teníamos, que esta gente son un mundo aparte, que han creado una contracomunidad, que no se identifican con nosotros ni quieren adaptarse sino que han venido a modificar la sociedad, las leyes, los valores y absolutamente toda nuestra forma de vivir”, expone Orriols. “El Estado español tiene una clara vocación de invadir demográficamente Catalunya para acabar con el problema catalán. Ha habido un intento de sustitución reiterado a lo largo de la historia. Lo que pasa es que ahora se ve agravado porque las personas que nos envían no son occidentales y suponen un choque de civilizaciones”, añade.

“Hay que saber generar polémicas y que estas persistan. Los medios y los partidos nos han hecho la campaña”

La gestión de los atentados que hace el equipo municipal de Junts, con un acto en el que se da trato de víctimas a las familias de los terroristas y que subleva a muchos vecinos, sirve de acicate para que Orriols decida presentarse a las municipales del 2019 al frente de una lista “de castigo”.

Necesitan 700 firmas para avalar la candidatura y Orriols recurre a Jordi Casacuberta, un ex militante del Partit Socialista d’Alliberament Nacional (PSAN), que le ofrece las siglas del Front Nacional de Catalunya, partido que tiene registrado desde 1999 en espera del momento propicio. El malestar que borbotea en Ripoll ciertamente lo es. Casacuberta desembolsa los mil euros que cuesta la campaña.

Orriols es elegida concejal. Alarmados por su discurso islamófobo, el resto de partidos pacta un cordón sanitario. Ripoll salta a los telediarios. Es entonces cuando Jordi Aragonès viaja allí para conocer a la que cree es la líder que esperaban. Le acompañan Oriol Gès, Maiol Sanaüja y Eduard Llaguno, con quienes comparte un chat de Telegram de tinte ultranacionalista y ultraliberal. A la primera reunión, en el piso familiar en Ripoll, asiste un empresario cuya identidad ninguno de los asistentes quiere desvelar.

Los cuatro se integran en el Front, cuyos líderes reciben con los brazos abiertos a quienes definen como “jóvenes sobradamente preparados” e incluso les dan cargos en la cúpula del nuevo partido. El experimento dura poco. En marzo del 2020, tras semanas de creciente tensión con la dirección, Orriols deja el Front.

El portazo ha sido coordinado con Aragonès, Gès y su tropa. En mayo, Aliança Catalana es registrado como partido en Ripoll, ante una notaria llamada María Elena España. En el Front, donde la camarilla de jóvenes son conocidos como “los jinetes del Apocalipsis”, lo viven como una traición.

“Los del Front eran gente, como lo diría, muy pintoresca”, ríe Aragonès. “Necesitábamos una imagen más limpia, gente normal, con estudios. Querían intervenir mucho y traer una ideología sin opciones de éxito. Era gente incapaz de pensar en grande, de pensar que nuestro partido podía ser de gobierno. Si no es para ganar, no sé por qué te metes. Y con Sílvia, vamos a ganar”, añade.

El primer objetivo que se marcan son las municipales del 2023, con la alcaldía de Ripoll como meta principal. Montan un puesto callejero donde anotan teléfonos para un grupo de Whatsapp. Se comparten audios y vídeos de Orriols y noticias que excitan la islamofobia. “Desde el consistorio tuvimos que desmentir alguna noticia, peleas o crímenes cometidos por magrebíes que eran invenciones”, recuerda Manoli Vega, de Junts. Vega ve un claro viraje en el discurso de Orriols. “Deja de hablar de independencia para hablar solo de los musulmanes”.

La líder de Aliança surfea en las redes y empieza a recibir foco mediático. “Recibió un apoyo extraordinario de 8TV, la televisión de Nicola Pedrazzoli, que la invitó una decena de veces a varios programas”, señala Xavier Torrens, que disecciona el auge de Aliança en el recién publicado Salvar Catalunya (Pòrtic).

Porcentaje de voto

a Aliança Catalana

en las elecciones del 12-M

5%

10%

15%

20%

25%

30%

En Ripoll gana con

el 33% de los votos

Aliança consigue más votos

en la Catalunya interior

Girona

Lleida

Barcelona

Tarragona

FUENTE: Generalitat de Catalunya

LA VANGUARDIA

Porcentaje de voto a Aliança Catalana

en las elecciones del 12-M

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Aliança consigue más votos

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FUENTE: Generalitat de Catalunya

LA VANGUARDIA

Porcentaje de voto a Aliança Catalana

en las elecciones del 12-M

En Ripoll gana con

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LA VANGUARDIA

FUENTE: Generalitat de Catalunya

La estrategia es exitosa. Orriols gana con el 30,76%. El mazazo es fuerte y el resto de partidos no se ponen de acuerdo para frenar su investidura como alcaldesa. Según Torrens, un tuit de Laura Borràs, dirigente de Junts, diciendo que no es partidaria del cordón sanitario, es “el factor clave” para que las negociaciones entre Junts, ERC, PSC y la CUP fracasen.

Hoy, Junts observa por el retrovisor derecho cómo alguien se le acerca pisando el acelerador. Es a este partido a quien más araña. “Un 33% de los votantes de Aliança son exvotantes de Junts, un 27% de ERC y el ventipico restante, abstencionistas”, señala el politólogo Oriol Bartomeus. “No es un partido de tietes, sino de jovenzuelos. Cuadruplica a la CUP en apoyo entre los primeros votantes. Su perfil de votante es muy parecido al de Vox: hombres jóvenes. Pero apenas compiten; Aliança pesca esencialmente entre los que se sienten catalanes”.

Bartomeus: “No es un partido de 'tietes', sino de jovenzuelos. Como Vox, su perfil de votante es un hombre joven”

Ripoll es mucho más que una alcaldía para Aliança. Es el trampolín nacional. Hubo un desembarco, recuerda un concejal de la oposición: “Cuando ella entró como alcaldesa, los primeros días apareció por el ayuntamiento un grupo de personas que no conocíamos. Uno era Oriol Gès. Estaban en su despacho todo el día y preguntamos en el plenario quién eran y qué hacían en Ripoll. ¡Ni siquiera viven aquí! El secretario municipal dio instrucciones a los técnicos para que no dieran ninguna información si la petición no la hacía directamente Sílvia”.

Gès, economista, de 34 años, es el secretario de organización y finanzas. Nacido en Manresa y residente en Vic, trabaja en un banco, donde gestiona “la cartera de clientes de patrimonios altos”. Militó en ERC (su padre presidió el partido en el Bages) y luego se fue a Solidaritat, la aventura independentista de Alfons López Tena y Joan Laporta. En el 2023, mientras Orriols se presentaba en Ripoll, Gès lo hizo en Manresa en una lista de independientes que concurría con los derechos electorales del PDECat y que obtuvo dos escaños. Joan Vila, que lideraba la lista, acusa a Gès de haber ocultado “de forma muy deshonesta” que militaba en Aliança. Lo echó en cuanto lo supo, al publicarlo la prensa local tras las elecciones. “Afortunadamente no puse a Gès más arriba en la lista; si hubiese salido elegido ahora quizás estaría como independiente y diciendo que Aliança tiene un concejal en Manresa”, dice Vila.

La entrevista con Aragonès, un historiador de 31 años que trabaja como profesor en el aula de acogida de una escuela concertada del Poble Nou, tiene lugar en el Ateneu Barcelonès, donde es socio. Acude a la cita arropado por Franc Massaneda, 30 años, secretario de acción política y juventud, y Pau Nadal, 23 años, de acción exterior. A su lado, un amigo lee a John Stuart Mill, el ideólogo del liberalismo económico. Aragonès tiene encima de la mesa Jardí vora el mar , de Mercè Rodoreda.

Bajo la brisa de la terraza del Ateneu, Aragonès desgrana los pilares ideológicos del partido. “Uno, Catalunya: lengua e independencia. Dos, restricción de la inmigración. Tres, nacionalismo industrial. Son los tres ejes con los que Trump se presenta en 2016: nacionalismo, inmigración con el muro y recuperación de la producción en EE.UU.”.

Salvar Catalunya, que Catalunya vuelva a ser rica i plena , como el Make America Great Again.

“Trump no es mi referente –dice Orriols–. No tengo referentes internacionales. Mis referentes son del nacionalismo del 1900 al 1930. No conozco ni sigo con profundidad la política internacional, aunque tengo mis opiniones”.

La alcaldesa luce una cruz en el cuello y una chapa con la bandera de Israel en la chaqueta. Nada es casual. Aliança lleva meses intensificando sus mensajes a favor del Estado hebreo, hasta el punto que Orriols gritó en el Parlament un sonoro “visca Israel!”. La simpatía es mutua. El 7 de octubre, la Comunidad Israelita de Barcelona la invitó a su acto para conmemorar el ataque de Hamás. Una de las tareas del responsable de acción exterior, Pau Nadal, ha sido establecer vínculos con Israel, que de momento se han limitado a un periodista israelí que ya ha hecho algunos tuits sobre el partido. Suficiente para las redes.

También Orriols postea sobre Nagorno-Karabaj, Afganistán o Gaza. Tienen un denominador común: el islam.

Hace diez años, Orriols escribía sobre los “horribles apellidos” españoles; hoy la bestia son los magrebíes

“Apoyamos a Israel de forma estratégica, Catalunya necesita ligar todos los apoyos internacionales posibles”, dice Gès.

Quizás Orriols carece de referentes internacionales, pero sus cachorros tienen muy claro que deben fomentarlos. Hace poco, Nadal consiguió una foto con un eurodiputado de Alternativa para Alemania (AfD), que el partido ha publicitado en sus redes.

En mayo, Nadal fue a una conferencia en Washington organizada por Palantir, una empresa estadounidense que vende software de seguridad a empresas y estados. Es una de las compañías de Peter Thiel, fundador de Paypal, libertario y trumpista. “Fuimos a coger ideas, a lo mejor un día podamos aplicar lo que ellos hacen en Catalunya. En lugar de gastar dinero con el CTTI para que chupe el político de turno, quizá contratar una empresa de este tipo puede ahorrar un montón de dinero a la Generalitat”, dice Aragonès. “Empresas como Tyson Foods han ahorrado 200 millones de dólares en un año gracias a este software”, añade Nadal.

“No tengo referentes internacionales. Mis referentes son del nacionalismo catalán del 1900 al 1930”, dice Orriols

“Aliança tiene que saber encontrar todos los resquicios internacionales que pueda”, abunda Aragonès. No lo tiene fácil: Vox veta cualquier contacto que puedan tratar de establecer con sus socios. “A nadie se le escapa que AfD nos ha podido recibir porque han salido del grupo parlamentario con Vox”, añade el ideólogo.

A Orriols no le gusta viajar. Ha ido tres veces al extranjero: con la ANC a Estrasburgo y Bruselas en autobús y en avión a Italia para visitar una ciudad hermanada con Ripoll. Los concejales que la acompañaron en aquel viaje, en el 2019, la recuerdan sobrepasada por el gentío y las maletas en el aeropuerto de El Prat. “Soy muy de mi casa. Hay tantos rincones de Catalunya que no he visto y que seguramente moriré sin ver, que me parece poco trascendente ir al extranjero”, dice ella.

“Jordi Aragonès y yo –explica– provenimos de mundos distintos, es evidente, también de clases sociales diferentes, y eso evidentemente nos condiciona. Pero no nos hace incompatibles. Al contrario, yo creo que Aliança ha crecido y crecerá más porque es capaz de absorber personas totalmente distintas”.

Bajo el liderazgo incuestionado de Orriols, asoma un pulso interno entre el bloque liderado por Aragonès y el liderado por Gès. La tensión emergió al decidir el orden en la lista por Barcelona en las elecciones catalanas del 2024. Aragonès era la opción inicial para encabezarla, pero sus rivales argumentaron que llevar al primo del republicano Pere Aragonès perjudicaba a la formación. Al final la decisión la tomó Orriols. Puso de número uno a Lluís Areny, dueño de un puesto en un mercado de Terrassa, seguido de Aragonés y de Gès. Aliança no logró representación en Barcelona.

También ha tenido un traspiés en el pueblo de Ribera d’Ondara, donde había logrado un segundo alcalde, Albert Puig. En junio, este fue fulminado del partido por un tuit homófobo. Puig pone en duda que fuera la verdadera razón: “Yo no estoy en contra de los gais, sino en contra de los lobbies gais. El problema es Israel, yo creo que Aliança tiene alguna vinculación con Israel, no se explica la beligerancia contra mí sino”, dice.

“Sílvia es la líder, lo que no quiere decir que esté en todo. Pero si Sílvia dice una cosa, se hace lo que ella dice”, afirma Aragonès.

“Por ahora vamos un poco perdidos en esta casa –explica Gès en un pasillo del Parlament– y nadie nos ayuda mucho”. Tienen, eso sí, un medio de comunicación que cubre sus comparecencias. La web xCatalunya.cat nació en 2017 en la órbita de Junts, pero la decepción del procés , y el hecho de que el Govern de ERC la ignorara en sus campañas publicitarias les hizo derivar hacia “un ámbito que no cubría nadie, el de Aliança”, explica por teléfono su fundador, el abogado Pol Nadal. “Nosotros no los financiamos, simpatizan con nosotros”, explica Gès.

La web informa sobre todo de Aliança, siempre elogiosamente. También hay muchas noticias de sucesos, enfatizando los cometidos por extranjeros. “Vivimos de la publicidad –afirma Nadal–, no tenemos ningún inversor detrás”. De una treintena de textos sobre empresas de alimentación publicadas esta semana, 22 eran sobre una gran cadena de supermercados con sede en Osona. “Simplemente, los lectores buscan esa clase de información comercial y nosotros se la damos, sin que nos paguen”, dice Nadal. “Y por lo mismo hablamos de Aliança. Los medios la silencian pero cada vez interesa a más gente”.

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