No hubo fiesta en ninguna sede. El interminable plebiscito sobre Pedro Sánchez planteado por el PP se saldó con una victoria popular, pero por la mínima. Si estas elecciones han movido la silla de algunos gobernantes en otros países, en España no es así.
El resultado del PP refleja su progresivo fortalecimiento. Los populares tiñeron de azul el mapa autonómico y, aunque las generales no permitieron a Alberto Núñez Feijóo alcanzar la Moncloa, en estas europeas el partido mantiene la tendencia al alza, con un 34% de voto (en julio fue un 33%) y 22 diputados. Que los resultados del PP sean satisfactorios no quiere decir que los del PSOE sean malos.
De hecho, Pedro Sánchez puede seguir presumiendo de resiliencia con 20 diputados (uno menos que en 2019) y un 30% de voto. Todo eso bajo un fuego a discreción en una campaña muy agria marcada por las acusaciones de corrupción a su esposa. Se ha dejado muchos jirones el presidente en esta campaña, pero se demuestra su carácter competitivo. Sin duda, se mueve mejor bajo presión.
¿Y ahora qué? El resultado da cierto oxígeno al Gobierno, pero Sánchez tampoco ha logrado desestabilizar el liderazgo de Feijóo. Si hubiera ganado el PSOE, hoy miraríamos dos datos relevantes de la noche: en Andalucía el PP de Juan Manuel Moreno Bonilla sube un 15% y en Madrid centellea el reinado de Isabel Díaz Ayuso.
No hay más plebiscitos en el horizonte en una buena temporada. Se acabó la fiesta, ésta sí. La pregunta es si el PP mantendrá el grado de tensión política desplegado hasta ahora con la esperanza de hacer caer antes de tiempo a Sánchez. Es difícil sostener esa estrategia más de dos años, pero es probable dada la fragilidad del Gobierno.
La debacle de los socios del PSOE en el Ejecutivo es inapelable. Se acabó la fiesta , la candidatura friki del agitador ultra Alvise Pérez, rebasa por un puñado de votos a Sumar que, desde que se desgajó de Podemos, sufre una dolorosa sangría. Yolanda Díaz necesita que la legislatura eche a andar, pero está claro que también para el espíritu del 14-M se acabó la fiesta.
ERC y Junts tendrán que sacar conclusiones de su debacle hoy mismo en el Parlament
La viabilidad del Gobierno pasa por Catalunya, donde han ocurrido cosas relevantes. El secesionismo es ya una opción estructural, pero se ha acabado la fiesta para el procés . Los independentistas pierden casi un millón de votos, mientras el PSC ve confirmada su hegemonía. Los socialistas catalanes han recibido 732.000 votos y han ganado ocho puntos respecto a las europeas. También el PP mejora en Catalunya (329.000 votos). En cambio, ERC baja seis puntos y se queda en 354.000 votos y Junts cae diez puntos y obtiene 430.000 sufragios.
Ese batacazo se entiende al recordar la Catalunya de 2019, con los dirigentes independentistas en la cárcel y Carles Puigdemont enfrentándose a la justicia española. El estado de ánimo de la sociedad catalana es hoy muy distinto. Se comprobó el 12.M y las tendencias se han acentuado. ¿Qué pasaría si se repitieran elecciones?
Hoy se constituye la Cámara catalana. Los independentistas pueden pactar para hacerse con la presidencia de esa institución, aunque eso no prefigura si después ERC votará o no la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat. El resultado del 9-J da cierta tranquilidad a los republicanos, ya que los de Puigdemont han caído más. Pero Junts sigue por delante de ERC en votos. Esquerra está atrapada. Preferiría no tener la llave.
Para que ERC vote a Illa tiene que imponerse el alma progresista al independentista. Y Oriol Junqueras, principal exponente de la primera, ha sido apartado de esa decisión. Si hoy le entregan la presidencia del Parlament a Junts, crecerán las posibilidades de una repetición electoral. Si se la queda ERC, Illa tiene opciones.
El resultado de las europeas señala el camino al independentismo: olvidarse del procés (y sus astucias) y adaptarse. Pero es posible que en el Parlament se viva hoy otra de esas sesiones que recuerdan al pasado. También ERC y Junts deberán interpretar si el resultado del 9-J les empuja a sostener la legislatura de Sánchez o si propician la inestabilidad de su gobierno. Ahí la fiesta no ha terminado.