Catalunya, votar, votar ¿y votar?

LA ESPECTADORA 

Catalunya, votar, votar ¿y votar?

Durante el procés , el independentismo se hartó de llamar a las urnas pero ahora encaja las derrotas achacando sus males a votar dos veces en tres semanas. El PSC se ha impuesto en las últimas cinco citas electorales en Catalunya, mientras Junts, segunda, y ERC, tercera, pierden casi un millón de votos respecto a las europeas del 2019 y más de 300.000 desde las catalanas. Y Votar, votar y ¿votar?

En los despachos de la sede de ERC tenían la coartada de haber mantenido los 3 eurodiputados de Ara Repúbliques gracias a la victoria de Bildu y la resistencia del BNG. Luego llegaban las miradas de reojo en la sala. La dirección republicana se rompe de inmediato. Oriol Junqueras deja la presidencia intentando reivindicarse como valor electoral. La caída de ERC respecto a las catalanas es menor que la de Junts. En esta campaña, su escorzo volvía a reinar en los carteles y sólo se ha inhibido a la hora de tirarse en paracaídas o Noguera Pallaresa abajo. Y si Junqueras resiste con las bases, la dirección “crítica” que pilota los movimientos estratégicos del partido está dispuesta a convertir la crisis en oportunidad.

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El secretariO general de Junts, Jordi Turull, y el expresident Carles Puigdemont llegando al Press Club de Bruselas para seguir el escrutinio 

Marta Vidal / ACN

Junts se quedó corta el 12-M y, sin Carles Puigdemont como candidato, cae la tensión de su electorado. En 2019 rozaron el millón de votos en el cara a cara del expresident con Junqueras pero la candidatura de Toni Comín ha dejado fríos a los más convergentes: los 550.000 votos perdidos no son solo culpa de la abstención. Puestos a socializar las crisis internas, más de un convergente da por bueno cerrar la era Puigdemont y “hacer los deberes” que se han pospuesto desde el 2017.

Junts puede presionar a ERC para volver a votar, pero no se vislumbra un escenario mejor

Junts puede seguir jugando con la aritmética en la constitución del Parlament y presionar a ERC para que bloquee la investidura de Salvador Illa en busca de una repetición electoral. Los republicanos aseguran que no temen a las urnas, pero el hartazgo electoral del independentismo no hace presumir mejores escenarios. La mayoría independentista está lejos y la constitucionalista no es viable. ¿Volver a votar?

Las próximas etapas evidenciarán: 1. El voto de ERC en la mesa del Parlament no será vinculante para la investidura. Puede haber una alianza independentista instrumental. 2. El calendario de aplicación de la amnistía que se activará previsiblemente el martes no garantiza ni que Puigdemont vuelva al Parlament para un pleno de investidura sin correr riesgos que ha evitado durante seis años. 3. Del presidente de la Cámara dependerá quién es el candidato a la investidura y, sea Puigdemont o Illa, el primer debate a finales de mes se prevé fallido de antemano. Su única virtud, poner el reloj en marcha.

La dirección en funciones de ERC se ha conjurado para blindarse de presiones externas. Con dos mayorías en juego –en el Congreso y en el Parlament– los republicanos pedirán un alto precio al PSOE y al PSC por sus votos. Al final, el presidente de la Generalitat se decidiría en Madrid, porque lo que ERC necesita para justificar el giro de la mayoría independentista a la progresista pasa por una negociación sobre una financiación singular. “Es Sánchez quien debe mover ficha”, insisten.

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