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El PNV se juega su lugar en Europa

Elecciones europeas

Los jeltzales concurren sin un socio catalán de entidad y se juegan el escaño europeo que mantienen desde hace 35 años

Andoni Ortuzar, durante uno de sus actos en Barcelona, junto a un cartel de David Bonvehí

Xavi Jurio

El PNV cierra con las europeas del domingo un ciclo electoral complicado marcado por la igualdad con EH Bildu, y, de nuevo, se jugará el todo por el todo en cuestión de pocos votos. El objetivo de los jeltzales es revalidar su asiento en la Eurocámara y llevar a Oihane Agirregoitia, su candidata, a Bruselas. Si lo logra, podrá afrontar con cierta tranquilidad la renovación en el partido y el más que probable relevo de Andoni Ortuzar al frente de su ejecutiva, el Euskadi Buru Batzar. De quedarse a las puertas, el citado proceso de renovación estará condicionado por una sensación de declive que la victoria por la mínima de Imanol Pradales el 21 de abril en las elecciones vascas había logrado mitigar.

Los jeltzales concurren este domingo dentro de la Coalición por una Europa Solidaria (CEUS), integrada con Geroa Bai –marca navarra de la que forman parte–, Coalición Canaria y El Pi-Proposta per les Illes Balears. Llegan a la cita tras haber salvado la cara gracias a esa ajustadísima victoria de su candidato en los comicios al Parlamento vasco empatando a escaños con EH Bildu, algo inédito, pero imponiéndose por 30.000 votos.

La cabeza de lista de EAJ-PNV y de CEUS a las Elecciones Europeas, Oihane Agirregotia, junto a Ortuzar y Bakartxo Tejeria, en Gernika

Miguel Toña / EFE

Aquellos comicios confirmaron que Bildu es la fuerza al alza de la política vasca, aunque brindaron al PNV la oportunidad de rehacerse a partir de la política institucional, ya que podrán gobernar con el PSE. El objetivo de los nacionalistas es pasar de pantalla, dejar atrás 13 meses de gran exigencia electoral y, justo antes del relevo al frente del partido, empezar a remontar el vuelo a partir de la toma de posesión de Pradales como lehendakari el próximo 22 de junio. Previamente, sin embargo, deberán cerrar el ciclo electoral con una cita como la del domingo a la que llegan con “incertidumbre”, según indica Eva Silván, politóloga y fundadora de la consultora Silván & Miracle.

“El primer factor de incertidumbre es que el PNV viene de un escenario electoral complicado, en el que logró salvar la situación en el último minuto, movilizando a parte de su electorado, aunque confirmando que otra parte de su voto se está yendo a la abstención. No llega en una situación privilegiada como en el 2019. En segundo lugar, se trata de unos comicios de circunscripción única estatal, un escenario que no es en el que mejor se desenvuelve. El voto se va a polarizar con un marco parecido al de las generales del 23-J, y el voto dual puede operar de nuevo. Parece que Pedro Sánchez puede volver a conseguir activar el voto progresista y plurinacional contra la derecha”, indica.

Además, el factor de la participación, un hándicap para todos los partidos, puede perjudicar especialmente a los jeltzales. “Es un problema general, pero en Euskadi estamos viendo una importante desafección política. Hay una parte de la población que cree que da igual quien gobierne, que nada va a cambiar. Además, venimos de haber votado hace muy poco, hay cansancio y estamos a las puertas del verano. Hay elementos que pueden desincentivar la participación”, añade Silván.

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El último factor que complica la cita electoral para el PNV es que esta vez “no tiene a su lado a ningún partido de ámbito catalán que movilice”. “Depende de su capacidad y de Coalición Canaria. Da la sensación de que está un poco solo, de que le falta ese socio catalán que le dé un impulso hacia Bruselas”, señala la politóloga.

De hecho, primeros espadas del PNV como Andoni Ortuzar o Aitor Esteban han programado actos en Catalunya durante la campaña, apadrinados por David Bonvehí, último líder del PDECat, y la plataforma posconvergente Treballem per Catalunya, para tratar de arañar algunos miles de votos que puedan facilitar su camino hacia Bruselas.

David Bonvehí, Andoni Ortuzar y Genis Boadella durante el acto

Xavi Jurio

La coalición CEUS no necesita un resultado excepcional para ­asegurar la presencia de Agirregoitia, su cabeza de lista, en la Euro­cámara, pero el grado de incertidumbre es elevado. El PNV se está multiplicando para tratar de movilizar a su electorado, evitando esta vez centrarse en la confrontación con EH Bildu. “El mensaje está siendo, y así debe ser, el de llevar la voz de Euskadi a Europa para beneficiar a la sociedad vasca y seguir construyendo la nación vasca. El PNV se está mostrando propositivo y lleva 160 puntos programáticos relacionados con Euskadi, algo que contrasta con lo que llevan otras formaciones”, señala José Manuel Bujanda, analista y veterano militante de la formación jeltzale.

En su opinión, los comicios son trascendentales para el PNV, por un lado, por la visión europeísta que reivindica desde los tiempos de José Antonio Agirre, Manuel de Irujo y Francisco Javier Landaburu, y, por otro, por el momento en el que llegan. “Es fundamental acometer la renovación de los órganos del partido con unos buenos resultados”, subraya.

El PNV ha visitado Catalunya apadrinado por David Bonvehí y la plataforma Treballem per Catalunya

Esa renovación será el gran reto que deberá abordar una vez que el Gobierno vasco de Pradales eche a andar en pocas semanas. De hecho, es posible que la ejecutiva del PNV convoque este mismo verano, con seis meses de antelación, su IX asamblea general, la cita que sentará las bases ideológicas del partido para la segunda mitad de esta década y que irá acompañada de la renovación de sus órganos de dirección.

El relevo de Ortuzar no está decidido, aunque todas las fuentes consultadas señalan que sería lo coherente atendiendo al paulatino relevo generacional que la formación inició en las municipales y forales de hace un año. Antes de siquiera hablar de ese capítulo, no obstante, los jeltzales deben cerrar su año electoral más tenso con unas elecciones en las que se juega su lugar en Europa, un escaño que ha mantenido, contra viento y marea, desde hace 35 años.

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