Pasase lo que pasase en la Cámara Baja, las formas siempre se habían intentado preservar entre los miembros de la Mesa del Congreso por respeto a la institución. Ni en las reuniones más duras, en la anterior legislatura cuando Podemos ocupaba tres sillas en el órgano de las Cortes, se habían vivido momentos tan tensos como los de ayer.
Minutos antes, la presidenta de la Cámara Baja, Francina Armengol, había comparecido para defender la gestión de la comunidad que presidió hasta el año pasado y pedir responsabilidad a la oposición para que no continúe traspasando “líneas rojas” ante el ataque de desgaste al que está siendo sometida por el caso Koldo. “En política no vale todo”, repitió Armengol.
En las filas del PP y del PSOE no agradan a todos las salidas de tono de Tellado y Puente
Después llegó la reunión de la Mesa del Congreso a cara de perro. La hostilidad fue la tónica general de un encuentro que no era como el que acostumbran a tener cada semana y en el que algunos percibieron cierta incomodidad entre los miembros del PP por la posición que ha adoptado su partido desde que irrumpió la trama de las mascarillas. Las formas del implacable portavoz popular Miguel Tellado, que ayer volvió a referirse con palabras gruesas a la presidenta del Congreso y reclamó de nuevo su dimisión, no son del agrado de todos en el partido. Seguramente entre los socialistas también disgustan las salidas de tono en X del procaz ministro Óscar Puente, que dispara a todo lo que se mueve.
El portavoz del PP, Miguel Tellado
Sin embargo, el PP, que desde las elecciones gallegas huele la debilidad del PSOE, acrecentada ante el escándalo del caso Koldo, ha iniciado una carrera para seguir ahondando en la actual fragilidad del Partido Socialista. No quiso votar a favor de que el Congreso investigue la corrupción en la venta de mascarillas en todas las instituciones, pero no piensa dar tregua. Ayer, la cuenta oficial del PP publicó un polémico tuit: “mensaje para los socialistas corruptos, son la una de la madrugada, ya pueden dirigirse ordenadamente a los prostíbulos de confianza”.
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El PP tiene todo el derecho a exigir la depuración de responsabilidades, pero sería conveniente que lo hiciera sin salidas de tono grotescas. Sobre todo cuando, según el CIS, los problemas políticos en general y el mal comportamiento de nuestros representantes se encuentran entre las primeras preocupaciones de los ciudadanos. Luego dicen que hay desafección, pero es que no es para menos. Al final, acaba por calar la percepción de que la política es puro teatro, del malo.
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