Comunes & Podemos: un divorcio de hecho

El escenario político

Ambas formaciones evitan certificar la muerte de su relación, pero concurrirán por separado en las urnas La coalición de Ada Colau intenta restar protagonismo a la formación de Ione Belarra en Catalunya ante las próximas citas electorales

FOTO IGNACIO RODRIGUEZ, 20/07/2023. FOTOGRAFIAS DE MITIN SUMAR EM COMU PODEM. YOLANDA DIAZ, ADA COLAU, AINA VIDAL. BARCELONA, HOSPITALET DE LLOBREGAT, LA FARGA.

Los comunes, máximos valedores de Yolanda Díaz, y Podemos Catalunya han roto los puentes

Ignacio Rodriguez

Los puentes están rotos. Podemos Catalunya y Catalunya en Comú hace tiempo que ya no se reúnen para coordinar el espacio de colaboración que compartían antaño, y los últimos contactos solo han servido para ahondar en la ruptura decretada en Madrid, con la decisión del partido de Ione Belarra de despegarse de Sumar.

Todo lo sucedido después, la candidatura de Irene Montero para las europeas, el rechazo a compartir candidatura en Galicia, el voto en contra del decreto de Trabajo de Yolanda Díaz y el aluvión de bajas de militantes de Podemos Catalunya son pruebas de un divorcio de hecho por la implosión de Podemos, diez años después de su nacimiento.

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Poco queda del apogeo del partido morado allá por el 2015. Pablo Iglesias e Íñigo Errejón participaron en la construcción en Catalunya de los comunes junto a Ada Colau, que venía de ganar la alcaldía de Barcelona, pero la formación de la exalcaldesa ha engullido el ya exiguo espacio electoral de Podemos en Catalunya, y se ha distanciado de Iglesias al tiempo que se ha abrazado al proyecto de Díaz. Con la decisión de Podemos de romper con Sumar, la marca catalana del partido morado, que ha sobrevivido hasta hoy en Catalunya, acusa más si cabe el declive de su matriz.

Los comunes están muy irritados con Podemos por haberse ido al grupo mixto en el Congreso tras haber acogido con “generosidad” en las listas para las elecciones generales a su secretaria de organización, Lilith Verstrynge. De ahí que pidieran a los diputados de Podemos que devolvieran sus actas, algo que no hicieron extensivo al grupo del Parlament que dirige Jéssica Albiach.

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“Nada que ver. Aquí trabajamos mano a mano”, por tanto, “en Catalunya entendemos que no ha cambiado nada”, alegaban fuentes del grupo. Pero los hechos van en la dirección opuesta.

Los comunes también están muy molestos con la deriva de Podemos Catalunya, dirigido por Conchi Abellán, que ha visto recompensada su fidelidad a la dirección nacional con su nombramiento como secretaria de política municipal de Podemos y ha hecho suyas las decisiones que han certificado la ruptura con Sumar. Entre ellas, la prohibición de la doble militancia, que provocó que Albiach, previsible candidata de los comunes a la Generalitat, rompiera el carnet de Podemos: “Me han echado”, lamenta.

Aunque ni comunes ni Podemos Catalunya certifican en público la muerte de su relación, en privado admiten que “es muy tensa” y ven muy escaso margen para reflotarla.

Diez años después del nacimiento del partido morado, la entente que engendró a los comunes se ha deshecho

La distancia es prácticamente insalvable. La decisión “unilateral”, según los comunes, de encumbrar a la exministra Montero como candidata a las europeas y la ruptura del acuerdo con Sumar en Galicia son la antesala del divorcio en Catalunya. Estos movimientos marcan un precedente prácticamente irreversible para las próximas elecciones catalanas.

Además, el flirteo de Podemos y ERC no ayuda. Gabriel Rufián ha abonado el idilio hablando de “coaliciones europeas” y elogiando el “recorrido político brutal” de Montero, Belarra y Verstrynge. Esto alimenta la distancia, pero también explica por qué los comunes no se atreven a firmar todavía el divorcio.

“Es difícil ya tragar con lo que queda en Podemos Catalunya. Su mejor escenario es quitarle un 2% de votos a los comunes o irse con ERC”, señala un exdirigente de Podem. La alianza con el partido de Oriol Junqueras es una sospecha que los comunes denunciaron antes del 23-J, y en Podemos Catalunya no ocultan los contactos con Junqueras, aunque descartan una coalición para las europeas y solo atisban pactos postelectorales: “Los que haga falta”, señala Abellán.

Podemos Catalunya no lo tiene fácil. Sufre de una permanente ines­tabilidad. Ha tenido cinco líderes en seis años y crisis de calado. La última, la dimisión en bloque de 122 militantes que defendían la unidad en torno a Yolanda Díaz, entre ellos la mitad de la dirección, concejales, la única diputada de Podemos en el Parlament y el único representante del partido en la ejecutiva de Barcelona en Comú. Otro golpe al arreglo.

Pero los comunes reconocen que el papel residual de Podemos Catalunya se ve compensado por el tirón estatal de su matriz. Aunque la capacidad de movilización electoral de Podemos está por ver, temen que pueda restarles votos seducidos por sus liderazgos. Además, los comunes admiten que el ruido de sables desmoviliza, por eso reducen los decibelios.

Sin Podemos, “nuestras perspectivas (electorales) son buenas”, aseguran en los comunes, que se remiten a las últimas encuestas. Pero Abellán lo discute. Tras la derrota de Colau en Barcelona, no ve claro repetir con Albiach como candidata en las autonómicas y pide “primarias abiertas”. “Cuando no varían los resultados hay que cambiar, sobre todo de liderazgos”, advierte.

Podemos aún cuenta con 25 concejales -después de la dimisión de los 13 miembros de la dirección de entre los 122 que han roto el carnet-  y 2.000 militantes, y exige a los comunes “una alianza de verdad, de tú a tú”, y que “la red de En Comú Podem no sea un panfleto de Yolanda Díaz o de Catalunya en Comú”.

La eventual alianza del partido de Belarra con ERC es una sospecha recurrente en la coalición catalana

La ruptura definitiva puede mostrarse tras la renovación de la dirección de Podemos Catalunya, prevista para febrero. Abellán presenta candidatura y se enfrenta a su hasta ahora número dos, la secretaria de organización María Pozuelo, pero ambas apuestan por revisar la relación con los comunes y reivindican la autonomía de Podemos.

El coste del divorcio se medirá en las europeas. “Hasta ahora no nos hemos medido. Siempre nos hemos presentado juntos, pero en los comunes hay temor, por lo que pueda pasar”, asegura Abellán. El sistema de circunscripción única de estos comicios penaliza a los partidos territoriales; en cambio, las elecciones catalanas son otro cantar, y aquí Podemos corre el riesgo de la irrelevancia.

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