Oficiales de enlace

Oficiales de enlace

Si España no quiere enviar barcos de guerra a la misión en el mar Rojo, que envíe al menos oficiales de enlace como han hecho otros países. Este es uno de los mensajes que la Administración Biden ha hecho llegar al Gobierno de España en las últimas semanas, según se comenta en círculos conocedores de un diálogo que viene produciéndose a varios niveles. Estados Unidos quiere que España ponga su firma en la operación de control del mar Rojo, aunque no envíe más soldados y maquinaria de guerra a Oriente Medio. La misma solicitud se ha hecho llegar a otros países europeos. El Gobierno se mantiene en el no, mientras el estrecho de Bab el Mandeb se convierte en un verdadero escenario de guerra. La crisis de la ruta Suez-Singapur, por la que circula entre el 12% y el 15% de todo el comercio mundial, ya no es una alucinación de aficionados a la geografía. Es una realidad.

Estados Unidos quiere oficiales de enlace para dar amplitud política a la intervención en el mar Rojo. Un claro ejemplo de ello lo encontramos en el fulgurante ataque llevado a cabo esta semana contra las milicias hutíes que hostigan la navegación por el estrecho de Bab el Mandeb desde hace más de dos meses. La acción militar, de grandes proporciones, la ha llevado a cabo la Marina de Estados Unidos, con la colaboración del Reino Unido, y la firma adicional de Canadá, Australia, los Países Bajos y Bahréin. Se trata del mayor ataque militar liderado por Estados Unidos en los últimos diez años.

Desde el portaviones USS Dwight Eisenhower en el mar Rojo y desde el submarino nuclear USS Florida en el golfo de Adén, la Marina estadounidense disparó entre el jueves y el viernes más de cien misiles Tomahawk contra objetivos situados en el Yemen occidental: radares, baterías antiaéreas, depósitos de munición, rampas de lanzamiento de drones, talleres, estaciones de radio y puestos de mando. Aviones norteamericanos estacionados en Qatar reforzaron la ofensiva naval. Los británicos han aportado aviones de combate desde la isla de Chipre y una muy cualificada red de inteligencia en Oriente Medio. Canadá, Australia, los Países Bajos y Bahréin (pequeño enclave situado junto a Qatar en la costa oriental de la península Arábiga) han aportado oficiales de enlace al Comando Central de Estados Unidos que dirige y coordinada las operaciones en la región comprendida entre el Cuerno de África y el golfo Pérsico. Básicamente esos países han aportado su firma para que la acción de castigo contra la infraestructura militar de los milicianos hutíes, protegidos y orientados por Irán, no aparezca como una exclusiva operación angloamericana.

La escalada bélica en el mar Rojo sitúa a Europa ante una encrucijada: lo que le faltaba a Sánchez

Esta es una de las claves de la presión que Washington está ejerciendo sobre España para que se sume a la operación Garantes de la Prosperidad en el mar Rojo. Esta misma presión se está ejerciendo sobre otros países europeos. La prensa italiana informaba ayer que el Gobierno de Giorgia Meloni fue invitado a participar en el ataque de esta semana, en el mismo plano que Canadá, Australia, los Países Bajos y Bahréin. El Ejecutivo italiano habría declinado la invitación, pese a la manifiesta fidelidad de Meloni a Estados Unidos, parte fundamental de la estrategia para naturalizar su partido (Hermanos de Italia) que hunde sus orígenes en el neofascismo. El ministro de Defensa Guido Crosetto niega haber recibido presiones, pero señala que Italia no puede sumarse a ninguna operación militar en Oriente Medio sin el permiso del Parlamento. El Gobierno italiano tiene una fragata en el mar Rojo, ha firmado junto con Estados Unidos y otros países dos comunicados de advertencia a los hutíes, pero ha frenado en el último momento. Francia, con una notable presencia militar en la zona, también se ha mantenido al margen. Alemania, también. Las reticencias españolas no son una excepción en Europa.

MADRID, 12/01/2024.- La ministra de Defensa, Margarita Robles (d) y el nuevo director del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (Ceseden), el teniente general Miguel Ballenilla (i) durante el acto de su toma de posesión celebrado en el CESEDEN en Madrid este viernes. EFE/ Daniel González

Margarita Robles, el jueves en la toma de posesión del director del Ceseden

Daniel González / EFE

Cada país tiene sus propias razones, per hay un común denominador: el miedo a una escalada mayor en Oriente Medio, el temor a represalias terroristas y unas opiniones públicas muy renuentes a la guerra. Los efectos de un bloqueo de la ruta de Suez aún no son perceptibles para la gran mayoría de la población, aunque ya se están produciendo problemas en las cadenas de suministro. Las subidas de precios como consecuencia del incremento de las tarifas del transporte marítimo llegaran más adelante. En Europa no hay entusiasmo por el vuelo de mísiles en el mar Rojo y España es uno de los países que lo han expresado con mayor claridad.

La ofensiva de esta semana contra los hutíes se cruza en el camino de la operación de vigilancia del mar Rojo que quiere poner en marcha la Unión Europea de manera autónoma aunque en coordinación con Estados Unidos. La operación será objeto de una deliberación probablemente decisiva el próximo 19 de febrero en Bruselas, un día después de las elecciones autonómicas en Galicia. España apoya políticamente esta iniciativa, pero, hoy por hoy, también se muestra reticente a participar en la misma.

España no es el único país reticente, Italia, Francia y Alemania también han optado por la prudencia

La ruta de Suez ha entrado en crisis, los misiles cruzan el estrecho de Bab el Mandeb, y Pedro Sánchez , con una mayoría parlamentaria cogida con pinzas, pone a prueba la relación con Estados Unidos y puede estar jugándose la posición de España en el tablero europeo después de las elecciones de junio. Es un momento muy delicado. La oposición no habla del mar Rojo. El PP explota otros frentes, y Alberto Núñez Feijóo no quiere aparecer como un belicista cinco semanas antes de las elecciones gallegas. Mariano Rajoy decía: “Yo me ocupo de Soria, no de Siria”. Feijóo hoy podría añadir: “Yo me ocupó de Galicia, no de Galilea”.

Lee también
Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...