Carles Puigdemont y Coalición Canaria concentran la atención en las negociaciones para la constitución de la Mesa del Congreso y una hipotética investidura; mientras, ERC ha visto cómo sus siete votos se dan por descontados en el cómputo del PSOE. Los socialistas tienen interés en ir sumando frente al bloque de la derecha, mientras los republicanos reiteran una y otra vez que su apoyo no está garantizado, tampoco para la votación del jueves.
Descartado el frente común independentista, Junts y ERC tienen abiertas vías de negociación paralelas de cara a la votación que conformará el órgano de gobierno del Congreso y, mientras los posconvergentes mantienen el mutismo, Marta Rovira explicitó ayer algunas de las condiciones políticas que ERC ha puesto sobre la mesa del PSOE.
La secretaria general de ERC recordó que sus siete votos no irán a “una mesa del Congreso que ha vetado el catalán, que no ha dejado investigar el espionaje de Pegasus o que ha encallado la tramitación de la ley de amnistía”. Durante la pasada legislatura fue el PSOE quien, desde la Mesa del Congreso, facilitó el bloqueo de esas iniciativas. Ahora, los republicanos han comunicado que la negociación para la Mesa debe incluir cuestiones políticas y no sólo logísticas. Así lo hicieron en la reunión de la semana pasada de Teresa Jordà con el secretario de Estado para las Relaciones con las Cortes en funciones, Rafael Simancas, y se elevó al equipo negociador socialista.
ERC plantea el uso del catalán en las Cortes, la comisión Pegasus y tramitar la ley de Amnistía como prólogo
El PSOE pretende derivar las reivindicaciones políticas a una negociación posterior sobre la investidura y su estrategia pasa por limitar los actuales contactos a cuestiones de logística parlamentaria: Mesa del Congreso, grupos parlamentarios, puestos en las comisiones... Pero ERC necesita sumar alguna ganancia, aunque sea parcial para apuntalar su estrategia de diálogo frente al silencio que mantiene Junts. La negociación de la Mesa es la antesala de la investidura y en ERC sostienen que, aún así o, precisamente por ello, deben incluir un componente político.
Pese a todo, el mensaje público trasladado tras la reunión por Jordà, portavoz de los equipos negociadores de ERC, suponía un avance, a juicio de los socialistas, a la espera de la posición de PNV, CC y, sobre todo, Junts.
Tanto ERC como el partido de Puigdemont prevén tres días de vértigo –“una eternidad”, aseguran– para fijar posición y determinar si el bloque PSOE-Sumar puede hacerse con el control de la Mesa del Congreso, donde Coalición Canaria también quiere jugar su voto y propone una presidencia para un nacionalista vasco, como explicitó ayer el presidente del gobierno canario, Fernando Clavijo, en La Vanguardia .
ERC y Junts negociarán por separado con el PSOE pese a los llamamientos a la unidad
Los contactos para sumar apoyos a la reelección de Pedro Sánchez no han arrancado y el relato de ERC ya es víctima de la polarización alimentada por el PSOE y Junts, con Puigdemont señalado como poseedor de la llave de la legislatura. El silencio de los posconvergentes incluye la voluntad de no exhibir públicamente esa llave pero sí ha quedado claro que no habrá frente común independentista y que Junts mantendrá una estrategia propia.
Rovira aseguró ayer que ERC prioriza el “entendimiento estratégico” con Junts. “No queremos renunciar a la fuerza conjunta y necesaria de los 14 diputados independentistas. Creemos que 14, coordinados estratégicamente, pesan más que 7 por cada lado”, escribió en Twitter. Junts ve inviable ese frente común, alegando, en primera instancia, falta de confianza. Los posconvergentes quiere aprovechar la oportunidad de poner fin a lo que consideran “unilateralismo” de ERC después de una legislatura en la que los republicanos exhibían sus 13 diputados frente a los 4 de Junts.