Loading...

La investidura de María Chivite en Navarra apunta al mes de agosto

Acuerdos parlamentarios

Las elecciones del 23-J condicionan la agenda negociadora de la líder socialista

Uxue Barkos, líder de Geroa Bai, dialoga con la socialista María Chivite, que aspira a ser reelegida

Jesús Diges / EFE

La investidura de la socialista María Chivite se cocina a fuego muy lento en Navarra. Cuatro semanas después de los comicios, la presidenta en funciones sigue teniendo todas las opciones de ser reelegida, pero las elecciones del 23 de julio condicionan el camino hacia el Palacio de Navarra. En su agenda negociadora aparecen dos frentes. Debe negociar, en primer lugar, con sus socios: la coalición vasquista Geroa Bai y Contigo/Zurekin, que aúna a Podemos, IU y Batzarre. En segundo lugar, necesitará la abstención de EH Bildu, que en principio buscará haciéndoles elegir entre votar a un gobierno progresista sin contrapartidas o una eventual repetición electoral.

Las posibilidades de éxito de la investidura de Chivite se sostienen, sobre todo, en el precedente exitoso de la pasada legislatura y en la constatación de que el resto de opciones son inviables. Las tres fuerzas a su derecha, UPN, PP y Vox, están lejos de la mayoría (suman 20 de 50 escaños), y tampoco es posible un gobierno progresista sin el PSN, regresando a la fórmula que Uxue Barkos lideró en 2015 (Geroa Bai, Bildu y Contigo/Zurekin suman 19 parlamentarios). Un entendimiento entre los socialistas y UPN (sumarían 26), volviendo a una fórmula que desangró en el pasado al PSN, se antoja hoy imposible, de manera que Chivite tiene cierto control sobre la situación y, de hecho, es muy probable que la inviabilidad de estas alternativas se mantuviese de repetirse los comicios.

Los socialistas dieron la alcaldía de Pamplona a UPN, en detrimento de EH Bildu, de quien necesitan su abstención

De momento, el primer frente negociador avanza a un ritmo tedioso. El único avance de calado ha sido el acuerdo que ha permitido la reelección de Unai Hualde (Geroa Bai) como presidente del Parlamento. PSN, Geroa Bai y Contigo/Zurekin deben negociar aún sobre el programa de gobierno y el reparto de consejerías. Geroa Bai ya ha hecho públicas sus discrepancias con cómo está llevando el PSN la negociación.

En cuanto al segundo frente, los socialistas insisten en que no se sentarán a negociar con Bildu contrapartidas a cambio de su abstención. De momento, el PSN ha posibilitado con su voto en blanco que la alcaldía de Pamplona sea para UPN, en lugar de para la formación abertzale, segunda en la ciudad. El enfado es evidente en la coalición; sin embargo, es poco probable que opten por descabalgar a Chivite. La ley que rige el autogobierno navarro establece que si en el plazo de tres meses desde las elecciones “no se presentara ningún candidato o ninguno de los presentados hubiera sido elegido” se convocarán elecciones “de inmediato”.

Lee también

El PSOE declina apoyar a Bildu en Pamplona y UPN se hace con la alcaldía, con el apoyo del PP

Ander Goyoaga

¿Es un eventual entendimiento con Bildu un escollo insalvable? No lo parece, siempre que se límite a un entendimiento en torno a cuestiones de carácter social. El PSN revalidó en mayo sus buenos resultados de 2019 tras haber acordado con la coalición abertzale cuestiones de carácter eminentemente social. El problema está al sur del Ebro, especialmente por esos comicios del 23-J. La utilización que un PP con muchos frentes abiertos con respecto a Vox pudiera hacer de cualquier diálogo con Bildu, aunque fuera para cerrar una abstención, paraliza a los socialistas. El futuro de Navarra se decidirá en agosto.