Sánchez reorienta su estrategia para movilizar al electorado progresista
La campaña del 4-M
El presidente gira a la izquierda mientras Gabilondo sigue apelando al voto de Cs
El pulso entre Ayuso y Sánchez
Elecciones en Madrid | Últimas noticias sobre el 4M, en directo
Ante la repetición de las elecciones generales del 10 de noviembre del 2019, la Moncloa fijó una estrategia de campaña en busca de un electorado desencantado con Ciudadanos que, según ya habían advertido algunos dirigentes del PSOE, se demostró finalmente fallida. Pedro Sánchez no solo no reunió la “mayoría cautelosa” a la que apeló en las urnas, sino que perdió casi 700.000 votos y tres escaños respecto a los comicios previos del 28 de abril. Para las elecciones madrileñas del 4 de mayo, el candidato socialista, Ángel Gabilondo, empezó por marcar distancias con el cabeza de cartel de Podemos –“con este Pablo Iglesias, no”– y por apelar directamente al antiguo electorado de Cs, formación a la que los sondeos ya no otorgan ni representación en la Asamblea. Y el propio Sánchez bendijo el perfil centrado y moderado de Gabilondo, su disposición a gobernar “con ambas manos”, a su izquierda, pero también a su derecha, y hasta excluyó a Cs del trío de Colón, que en su discurso electoral pasó a ser un dúo solo conformado por el PP y Vox.
Los primeros pasos de la campaña, no obstante, están dando aún más bríos a Isabel Díaz Ayuso, por lo que el presidente del Gobierno optó por arremangarse y bajar a la arena electoral para medirse cuerpo a cuerpo con la mandataria madrileña por la gestión de la pandemia. Pero la estrategia del 4-M provoca de nuevo discrepancias y reabre el debate en el PSOE sobre la conveniencia o no de intentar pescar votos en el antiguo caladero de Cs. Los sondeos no aprecian ningún trasvase y Sánchez, según constatan dirigentes con los que ayer se reunió en la ejecutiva de Ferraz, ya está reorientando la campaña para movilizar al electorado progresista. El giro, aseguran, ya se pudo visualizar en el acto que protagonizó con Gabilondo este pasado domingo.
Algunos dirigentes del PSOE, no obstante, defienden la estrategia de intentar arañar votos de un electorado que en anteriores citas se decantó por Cs. “Por nuestra izquierda no hay votos huérfanos, los de Cs son los únicos huérfanos”, alegan. Pero otros veteranos estrategas advierten de que se podría repetir el error de la segunda campaña del 2019. “Hay un voto que movilizar entre los progresistas, que votan poco en las autonómicas”, alertan.
ANIMAR EL VOTO PROGRESISTA
“El PP estaba deprimido hace dos años, y ahora está muy movilizado”, advierten
El propio Gabilondo confió ayer en que las urnas desmonten los pronósticos demoscópicos, que vaticinan que Ayuso arrasará. “En el 2015 nos faltó un único diputado, y las encuestas eran parecidas a las de ahora, todo parecía que era muy evidente, y no lo fue tanto”, advirtió en un desayuno informativo de Europa Press. Y recordó que, ya en las elecciones autonómicas del 26 de mayo del 2019, ganó y el PSOE volvió a ser la primera fuerza política, con más de 880.000 votos. No obstante, algunos analistas socialistas advierten que, hace dos años, el PP “estaba muy deprimido”. No hay que olvidar que concurría a las urnas con una desconocida Ayuso, después los sucesivos escándalos que protagonizó Cristina Cifuentes. Ahora en cambio, según advierten, el PP “está muy movilizado”.
Ya en la campaña de las generales del 10-N del 2019 algunos dirigentes del PSOE cuestionaron la estrategia de la Moncloa, al descartar que se pudiera producir el pretendido gran trasvase de votos de Cs. Y argumentaron que el entonces líder de la formación, Albert Rivera, ya desplegó ante los comicios previos del 28-A “un discurso muy de derechas para captar voto del PP”. El grueso de su electorado, por tanto, ya estaba más en la derecha que en el centro, y además era claramente “antisanchista”. Y más en Madrid. Así que, efectivamente, los desencantados con Rivera volvieron al PP antes que saltar al PSOE.
Ahora con Cs en caída libre, como demostraron las urnas en Catalu-nya y vaticinan los sondeos del 4-M, su candidato, Edmundo Bal, sigue apostando por reeditar un acuerdo con Ayuso que cierre las puertas a Iglesias. Pese a todo, Gabilondo insiste en tender puentes. “Espero que Ciudadanos no vuelva a las andadas, para hacer un gobierno fallido”, reiteró ayer. Y, pese a que su única opción de poder gobernar es con el apoyo de Podemos y de Más Madrid, insiste en ocupar un espacio centrado y moderado en el que no ve lugar para el “extremismo” que atribuye al líder de la formación morada. “Dije que con este Iglesias no, y lo mantengo”, reafirmó ayer.
EL ANTIGUO CALADERO NARANJA
“Por nuestra izquierda no hay votos huérfanos, los de Cs son los únicos huérfanos”, alegan
Los discursos de campaña de Sánchez y Gabilondo difieren al respecto, por tanto. Pero el exministro insiste en que el candidato es él y en subrayar su perfil propio. “Yo soy nada más y nada menos que Ángel Gabilondo, yo soy el que me presento, con toda mi libertad y determinación”, aseguró ayer. Aunque sin intentar chocar, claro está, con el presidente del Gobierno. “Sánchez no eclipsa nada, está iluminando la campaña”, defendió.
Las colas del hambre, en campaña
El PSOE confía en que los patinazos de Isabel Díaz Ayuso en el fragor de la campaña lastren sus perspectivas electorales. Así que Ángel Gabilondo tachó ayer de “ofensa” que la dirigente del PP calificara de “mantenidos subvencionados” a las personas que acuden a las denominadas “colas del hambre” en busca de comida. Ayuso criticó el sábado que el Gobierno provoca “ciudadanos de primera y de segunda”. “Los de segunda, los mantenidos subvencionados que ellos crean, como las colas del hambre, para que la gente dependa de ellos”, denunció la mandataria madrileña. Ayuso alegó ayer que se estaban “retorciendo” sus palabras de forma “mezquina”, y achacó las colas del hambre a las restricciones del Gobierno que llevan a la ruina a muchas familias. Gabilondo ofreció en cambio más propuestas sociales: la paga extra más alta de España para las pensiones no contributivas, de 400 euros al año.