Podemos rechaza la fusión de Bankia y Caixabank mientras el PP la ve positiva
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El vicepresidente del Govern, Pere Aragonès, avisa que estará “atento” para que la entidad mantenga su “vinculación con las entidades financieras y el tejido productivo del país”
La próxima fusión de CaixaBank y Bankia no se ve con buenos ojos desde Podemos, el partido que junto al PSOE forma parte del Gobierno de coalición y que ha mostrado su rechazo a esta gran operación financiera, que sí cuenta con el respaldo del PP, principal fuerza política de la oposición.
De “preocupante” ha calificado la formación morada el movimiento que permitiría crear el mayor grupo bancario de España, al entender que supondrá una profundización en la concentración del sector bancario y tendrá un impacto negativo en el empleo.
El secretario de Economía de Podemos, Nacho Álvarez, considera que el Estado “no debe abandonar su participación en el capital, reprivatizando la entidad”, en referencia a Bankia, que según ha recordado fue saneada gracias a 24.000 millones de euros públicos.
Por ello apunta que el Estado debe proteger a los contribuyentes que con sus impuestos rescataron la entidad, y advierte de que la fusión ahondará el oligopolio en el sector financiero y supondrá una mala noticia para la competencia del mercado.
En la misma línea, Anticapitalistas y Más País, dos formaciones escindidas de Podemos, han exigido al Gobierno que evite la “privatización encubierta” de Bankia e inciden igualmente en su rescate con dinero público.
Desde otro punto de vista, el PP considera que si la operación sale adelante sería una “noticia positiva” para la economía, en palabras de la vicesecretaria de Sectorial de este partido, Elvira Rodríguez, quien ha pedido que todo se haga con “transparencia”.
Además, ha reclamado protección para los clientes y trabajadores de las dos entidades, y ha pedido a la vicepresidenta económica del Gobierno, Nadia Calviño, que acuda al Congreso para informar sobre la integración.
Rodríguez considera que España precisa de un sistema financiero “fuerte, competitivo y bien gobernado” y además ha hecho alusión a las reservas de Podemos al apuntar que pese las “insinuaciones marxistas de una parte del Gobierno sobre la banca pública” este tipo de operaciones constituyen “una garantía” para que fluya el crédito y se logre un entorno de mayor solvencia.
José Luis Martínez Almeida, el alcalde de Madrid, donde Bankia tiene su sede, ha apuntado que la operación ha de ser “estrictamente empresarial” y ha señalado que con ella el Estado debería “poder recuperar la inyección de liquidez” que su momento se acometió con la antigua Caja Madrid.
A su juicio, este movimiento bancario “cumple” con las directrices del Banco Central Europeo respecto a la creación de entidades bancarias.
Desde Vox ha sido el secretario general del partido, Javier Ortega Smith, quien ha comentado la posible alianza al apuntar que los españoles quieren que el sistema financiero “sea fuerte y solvente” para resistir la crisis, por lo que “si de esas fusiones sale un sistema más solvente, bienvenido sea”, ha señalado.
También ha solicitado “transparencia, limpieza y solvencia financiera” para que no vuelva a ocurrir lo que sucedió con Caja Madrid cuando según él la participación pública metió “la mano” para convertir la entidad en “el chiringuito financiero de algunos partidos”.
Catalunya estará “atenta” para que CaixaBank mantenga los lazos con el tejido productivo del país
En Catalunya, las noticias sobre las negociaciones entre CaixaBank y Bankia han sido recibidas con “simpatía” por el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, quien se ha mostrado partidario de la “cooperación” y de “construir entre todos para tener proyectos de envergadura”.
El vicepresidente del Govern catalán, Pere Aragonès, ha avisado de que estará “atento” para que, pese a la fusión, CaixaBank mantenga su “vinculación con las entidades financieras y el tejido productivo del país”.
La sede de esta entidad catalana está en Valencia desde 2017 y el presidente de la Generalitat Valenciana, el socialista Ximo Puig, entiende que “lo lógico y lo razonable” es que la entidad resultante continúe en esta ciudad, algo que supondría “un hito muy positivo” para la Comunidad Valenciana.
También el alcalde de la ciudad, Joan Ribó, ha apostado por mantener la sede en Valencia y ha confiado en que el nuevo banco tenga “ADN social”.