Loading...

Pilar Llop, la presidenta que fue feliz en Catalunya

Quién

Magistrada especializada en violencia de género, estudia Historia del Arte, tiene una hija de ocho meses y es la nueva presidenta del Senado

La nueva presidenta del Senado, Pilar Llop, fotografiada ayer en el interior de la cúpula del Congreso de los Diputados durante la celebración del día de la Constitución

Dani Duch

La flamante presidenta del Senado, la magistrada Pilar Llop, no es catalana como su predecesor en el cargo, Manuel Cruz, ni como la reelegida presidenta del Congreso, Meritxell Batet. Pero Llop también habla catalán perfectamente: su padre, que era taxista y luego trabajó en un banco, es de Barcelona. Y ella misma, pese a que nació en Madrid –el 3 de agosto de 1973–, también vivió en Barcelona, mientras se formó en la Escuela Judicial. Después, cuando ascendió al juzgado de lo penal número 1 de Mataró, estuvo viviendo en Girona. “¡Fue la época más feliz de mi vida!”, confiesa Llop a La Vanguardia .

En Girona, residía en la ronda Sant Antoni Maria Claret, junto a la iglesia del Cor de Maria, de los claretianos. “Todos los días me despertaba escuchando cantos gregorianos”, rememora con nostalgia, mientras admira el interior de la cúpula del palacio del Congreso de los Diputados, en un paréntesis de la celebración institucional del día de la Constitución. “En técnica constructiva, eso se llama cerchas de cuchillo”, explica, como quien no quiere la cosa, sobre la espléndida cubierta de madera que se alza sobre el hemiciclo del Congreso. Y es que entre sus múltiples pasiones figuran desde el arte hasta la arqueología.

“Me despertaba todos los días escuchando cantos gregorianos”, rememora de su vida en Girona

Ahora mismo, junto a sus recién adquiridas responsabilidades institucionales –como presidenta del Senado es la cuarta ­autoridad del Estado–, está estudiando Historia del Arte. Lo que más le gusta es el arte contem­poráneo y, en concreto, la pintura. Pero asegura que también le encantan las ruinas. Y si alguna vez se perdiera, bromea, probablemente se la pudiera encontrar en una pinacoteca o “mirando piedras”.

Llop también tiene mucho mundo, muchas lenguas, muchos intereses. La violencia de género centró buena parte de su actividad profesional, en el Consejo General del Poder Judicial entre el 2011 y el 2015, con responsabilidades como la jefatura de la sección del observatorio de violencia doméstica y de género. Su último destino judicial antes de incorporarse a la política fue el juzgado de violencia sobre la mujer número 5 de Madrid. Desde julio del 2018 hasta abril del 2019 fue delegada del Gobierno para la violencia de género .

Igualmente, ha tenido mucho recorrido profesional en el ámbito de la cooperación internacional, por lo que viajó por distintos países de la Unión Europea y de América Latina. Así, además de en Madrid, Barcelona y Girona, vivió en Viena, donde hizo el último año de carrera gracias a un Erasmus, en Sofía o en Bruselas. Su madre, que es peluquera, también es de Madrid, pero de familia asturiana. Su destino de vacaciones, de hecho, suele ser Asturias cada verano. Y su marido, que es aparejador y arquitecto técnico, además de graduado en Derecho, es de Sevilla. Pilar Llop también siente pasión por los idiomas y es políglota: además de castellano y catalán, habla inglés, francés y alemán... y hasta se defiende en búlgaro.

Llega al cargo “con mucha energía e ilusión”

En lo personal, no obstante, nada de ínfulas. “Es muy austera, muy tranquila y muy fácil en el trato”, reconocen en su entorno. Nada de pompas: estudió en la universidad pública y tiene un coche de segunda mano. Pero, lo más importante, tiene una hija de apenas ocho meses.

No está afiliada al PSOE, siguiendo una tradición en la que ya la precedieron otros jueces y magistrados que ocuparon y ocupan cargos de responsabilidad en gobiernos socialistas, como María Teresa Fernández de la Vega, José Antonio Alonso o Margarita Robles. Llop cambió la toga por la política en el 2015 cuando, según recuerda, Ángel Gabilondo la llamó para acompañarle como número dos en las elecciones autonómicas de aquel año para la Asamblea de Madrid.

A partir de entonces, ella sonríe, pero lo cierto es que su nombre se barajó en todas las quinielas para todos los cargos y candidaturas posibles en el PSOE. Primero como ticket electoral del propio Pedro Sánchez en las elecciones generales del 2016. También cuando el líder del PSOE buscaba candidatos para la alcaldía de Madrid en las elecciones municipales del pasado mes de mayo, aunque finalmente el elegido fue Pepu Hernández. Llop también es una apuesta habitual en las quinielas de ministrables de Sánchez. Aunque, por lo pronto, el pasado martes fue elegida nueva presidenta del Senado.

Afirma llegar al cargo “con mucha energía e ilusión”. Y no hace falta que lo jure. De momento, cruza los dedos para que haya investidura del presidente del Gobierno. “Porque hay que gobernar y que podamos empezar nuestra tarea”, apremia. Como responsable de la cámara territorial, asegura que “todo lo que afecta al territorio tendrá un foro de encuentro y de diálogo en el Senado”. “Catalunya por supuesto, y también todo lo que supone el reto demográfico, que es la sanidad, la educación, los servicios públicos y el cambio climático”.