Boko Haram, la amenaza yihadista que planea sobre las elecciones de Nigeria
NIGERIA ELECCIONES YIHADISMO (Serie Previa)
Paul Okolo
Abuya, 14 feb (EFE).- Los ataques del grupo yihadista Boko Haram han aumentado en Nigeria en las semanas previas a las elecciones generales de este sábado, 16 de febrero, una amenaza que planea sobre la celebración de los comicios del país más poblado África.
En la votación, el presidente nigeriano y líder del Congreso de Todos los Progresistas (APC), Muhammadu Buhari, busca la reelección y tendrá como gran rival al empresario y ex vicepresidente del país Atiku Abubakar, del Partido Democrático Popular (PDP).
El ministro nigeriano de Información, Lai Mohammed, aseguró el mes pasado que las autoridades contaban con "información creíble" de que algunos políticos opositores tenían planes para orquestar una violencia generalizada con el fin de truncar las votaciones.
Mohammed precisó que integrantes de Boko Haram y bandidos han sido movilizados para perpetrar ataques masivos en el norte de Nigeria, aunque no reveló los nombres de esos políticos opositores ni dio más detalles.
"Antes de las elecciones en Nigeria este mes, Boko Haram aumentó sus ataques en el noreste y la violencia relacionada con las elecciones comenzó a crecer", explica en su web el instituto de análisis International Crisis Group (ICG).
Según el ICG, "para evitar una crisis sangrienta, las fuerzas de seguridad deben mantenerse imparciales y los políticos deben cumplir sus promesas de hacer una campaña pacífica y cuestionar los resultados de manera legal".
Al menos 60 personas murieron en un ataque perpetrado el pasado 28 de enero por Boko Haram en la localidad de Rann, en el estado nororiental nigeriano de Borno, el más mortal hasta la fecha en esta zona, según indicó Amnistía Internacional (AI).
El clima de violencia en Rann forzó a unas 30.000 personas a huir al vecino Camerún, debido a los ataques y amenazas constantes del grupo yihadista.
Boko Haram ha causado más de 20.000 muertos desde el surgimiento en 2009 del grupo, que lucha por imponer un Estado de corte islámico en Nigeria, nación de casi 200 millones de habitantes con mayoría musulmana en el norte y predominio cristiano en el sur.
Además, cerca de dos millones de personas viven en campamentos para desplazados internos por la violencia de los fundamentalistas, según la ONU.
Buhari, que llegó al poder en mayo de 2015 y una de sus primeras decisiones fue una ofensiva militar contra Boko Haram en su feudo del noreste del país, llegó a decir en diciembre de ese año que la organización insurgente había sido "técnicamente derrotada".
Desde entonces, el Gobierno ha insistido en la degradación del grupo terrorista, pero la realidad muestra que sus ataques se han vuelto más atrevidos y han empeorado a través de campañas impulsadas por separado por facciones rivales, con los militares como objetivo.
Mientras el grupo original está dirigido por Abubakar Shekau, una facción conocida como Estado Islámico de la Provincia de África Occidental (ISWAP), tiene como jefe a Abu Musab al-Barnawi, hijo del fundador de Boko Haram, Mohammed Yusuf, asesinado en 2009.
El grupo terrorista -que logró notoriedad internacional en 2014, cuando secuestró a más de 200 chicas de una escuela en Chibok (Borno)- también aumentó sus ataques antes de los comicios de 2015, cuando Buhari derrotó al entonces presidente, Goodluck Jonathan.
En esa ocasión, las elecciones se atrasaron unas pocas semanas, de febrero a marzo, dando tiempo así a las fuerzas de seguridad para que garantizaran la viabilidad de las votaciones en las zonas afectadas por la violencia.
Al margen de Boko Haram, el país afronta otros problemas de seguridad, como el conflicto en la zona centro-norte entre pastores armados trashumantes de la etnia fulani y granjeros, que luchan por el control de la tierra y los recursos naturales.
Aunque la mayoría de amenazas a la seguridad se concentran en el norte de Nigeria, el sur también se enfrenta a algunos desafíos.
La violencia y los secuestros relacionados con la cita electoral han aumentado en el sudoeste, en la región del Delta del río Níger y en el sudeste.
Asimismo, en el sudeste, el movimiento secesionista del Pueblo Indígena de Biafra (IPOB), catalogado como grupo terrorista por el Gobierno nigeriano, ha llamado al boicot electoral.
En este contexto, el Ejército, que ya ha amplió su despliegue en las zonas afectadas por violencia, se prepara para sofocar cualquier eventual disturbio que pudiera darse tras el anuncio de los resultados electorales. EFE