Loading...

Motivos y protagonistas de la crisis de Societat Civil

Análisis

Críticas a la gestión de José Rosiñol y el cambio de escenario político, principales causas

José Rosiñol

Quique García / EFE

El mar de fondo que se vivía en Societat Civil Catalana (SCC) desde hacía meses, que se había tratado de mitigar por la difícil coyuntura política y la necesidad de mantener la unidad de la principal entidad constitucionalista de Catalunya, se transformó el miércoles por la noche en un tsunami que puede llevarse por delante a su presidente, José Rosiñol, y a una organización que se fundó el 7 de abril de 2014, con personas afines a Ciutadans, PSC y PP y que siempre ha tenido que hacer un difícil ejercicio de equilibrismo político entre diferentes sensibilidades e intereses. La ruptura de esa delicada arquitectura interna -pese a las reuniones y conversaciones en las que en los últimos meses se ha tratado de evitar el desastre y en las que han participado altos dirigentes del PP, Cs y PSC, entre ellos Pablo Casado y Albert Rivera- explica la crisis que acaba de estallar, y que puede acabar en los tribunales, apenas un año después del gran éxito de SCC: las dos manifestaciones multitudinarias del 8 y el 29 de octubre. Si en esos días previos y posteriores a la declaración unilateral de independencia por parte del Parlament el constitucionalismo, con todos sus matices, ofreció por primera vez un discurso y una acción unitaria, ahora esa unidad ha saltado por los aires por dos causas.

“La bandera de España no puede tapar una mala praxis”, aseguran voces críticas con la gestión de Rosiñol

La primera es una gestión y contabilidad de Rosiñol que una parte de la Junta Directiva, encabezada por Álex Ramos, afín al PSC y nuevo presidente desde el miércoles por la noche, consideran poco clara -le reprochan gastos y contratos de elevadas cifras aprobados sin su consentimiento- y que no está dispuesta a asumir sin explicaciones y “número claros” porque podría tener consecuencias judiciales. “La bandera de España no puede tapar una mala praxis”, aseguran estas voces críticas con la gestión de Rosiñol y su núcleo duro formado por Miriam Tey, Ferran Brunet, el tesorero de la entidad, y Sixto Cárdenas.

José Rosiñol, Manuel Valls y Albert Boadella en un acto de SCC.

Mané Espinosa

Unas irregularidades contables que Rosiñol y su equipo niegan rotundamente y acusan a Ramos, Xavier Marín, miembro del PSC, de aliarse con José Domingo, exdiputado de Cs, para tomar el control de la organización. Por su parte, algunos de los dirigentes políticos que trataron de evitar en las últimas semanas este divorcio sostienen que el “desencuentro por las cuentas” era sencillo de solventar si existía voluntad entre todos los implicados.

La guerra cruenta entre Socialistas, PP y Cs por la Moncloa y las elecciones municipales y autonómicas de mayo han ayudado a alimentar la división en la entidad constitucionalista

La segunda causa, nada menor, es que el cambio de escenario político que ha provocó la moción de censura a Mariano Rajoy a finales de mayo ha alimentado las disputas internas en SCC, cuyo núcleo duro de la dirección estaba copado por personas afines a los populares. La guerra cruenta entre Socialistas, PP y Cs por la Moncloa y las elecciones municipales y autonómicas de mayo han ayudado a alimentar la división en la entidad constitucionalista que hay en Catalunya. También el discurso de Pedro Sánchez señalando a Cs y PP como promotores de la crispación en Catalunya ha roto muchas costuras internas. Los primeros síntomas del problema orgánico en SCC surgieron a la vuelta del verano, cuando algunas voces empezaron a reprochar a Rosiñol cierta connivencia con la estrategia de diálogo con el independentismo marcada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Manifestación de Societat Civil Catalana.

Ana Jiménez

Unas críticas a su “seguidismo monclovita” que contrastan, empero, con la afinidad personal e ideológica que tiene Rosiñol con el líder del PP Pablo Casado. Estas voces, que reclamaban entre otras cosas que SCC organizara una gran manifestación en el centro de Barcelona vinieron seguidas de algunas acciones en otoño preñadas de simbolismo. El 7 de octubre, día en el que SCC celebró el primer aniversario de la manifestación constitucionalista “de un millón de personas”, Albert Rivera protagonizó en plaza Sant Jaume otro acto de España Ciudadana casi a la misma hora. Los titulares al día siguiente cantaban un aniversario dividido. Como explicativa del cisma interno fue la marcha de un nutrido grupo de miembros de las juventudes de SCC, que exigían a Rosiñol un “tono más duro” con el independentismo, entre los que se encuentran Josep lago y María Domingo, para fundar el una organización propia, S’ha Acabat.

Muchos se pregunta ahora si la decisión de la Junta de destituir a Rosiñol y nombrar como presidente a Ramos es definitiva. El sector crítico de la Junta considera que sí, ya que entienden que la decisión de Rosiñol de convocar la Asamblea de la SCC no cumple las normas ya que la potestad de convocatoria es “de la Junta Directiva, no sólo del presidente”. Sea como fuere, en las direcciones de PSC, Cs y PP creen que la Asamblea que se celebrará el próximo 17 de enero se escogerá un nuevo presidente -”Ramos no será”- que intente recuperar el consenso y garantizar la supervivencia de la entidad constitucionalista. Pero hay quien apunta que este episodio es la puntilla para una entidad que, como la ANC, también en crisis interna, forman parte “de otro tiempo político”