Del activismo a la política
Sànchez, candidato a la presidencia de la Generalitat, posee un extenso bagaje soberanista
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Hasta ahora, Jordi Sànchez (Barcelona, 1 de octubre de 1964) ha hecho política desde el activismo. Hijo del barrio de Gràcia, ha pasado gran parte de su vida al frente de movimientos reivindicativos con la apuesta por la no violencia por bandera. Un posicionamiento que mantuvo siempre y hasta el 1-O, cuando llamó a los votantes a mantener al día siguiente una “actitud pacífica”, ya que “aquellos que utilicen la fuerza serán los que perderán la batalla democrática”. También lo hizo posteriormente, el pasado 16 de octubre, cuando declaró en la Audiencia Nacional. Desde aquel día, el ahora candidato a la presidencia de la Generalitat está en la prisión de Soto del Real por presuntos delitos de sedición y rebelión.
El activismo le viene de muy joven: ya con 19 años formó parte de la Crida a la Solidaritat, el movimiento catalanista surgido en 1981 como reacción a los impedimentos para desarrollar la cultura catalana. Como dirigente y portavoz coincidió con Àngel Colom, que llegó a ser secretario general en ERC, o Carles Riera, actual diputado en el Parlament por la CUP. En la Crida Sànchez diseñó y llevó a cabo actuaciones de protesta. Él mismo reconoce que adquirió “un aprendizaje impagable”.
Diputado de JxCat, nunca ha militado en ningún partido, pese a que ha estado en la órbita del PSUC e ICV
Licenciado en Ciencias Políticas por la Universitat Autònoma de Barcelona, en 1996 Sànchez se incorporó como director adjunto, y después como director, a la Fundació Jaume Bofill, una entidad encaminada a promover el conocimiento de la sociedad catalana internacionalmente. Este cargo lo compaginó con el de conseller de la antigua Corporació Catalana de Ràdio i Televisió, a propuesta de Iniciativa per Catalunya Verds (ICV). En el 2010 fue nombrado adjunto al Síndic de Greuges bajo la tutela de Rafael Ribó, quien durante trece años fue presidente de los ecosocialistas.
Sànchez, sin embargo, empezó a ser una figura clave en la es- trategia independentista cuando fue nombrado presidente de la Assemblea Nacional Catalana ( ANC). Fue en el 2015. Substituyó a Carme Forcadell, con quien enseguida se le comparó: mientras a la ahora diputada de ERC se la identificaba con la rauxa, a Sànchez, con un talante más conciliador, se le identificaba con el seny. Accedió al cargo con polémica, ya que en las dos votaciones a las que se presentó –en el 2015 y en el 2016– fue escogido líder de la entidad a pesar de haber quedado en las votaciones por detrás de la editora norteamericana Liz Castro.
A diferencia de la expresidenta del Parlament, como líder de la ANC Sànchez no presionó en público para que el presidente de la Generalitat pusiera las urnas para un referéndum. Pero sí mostró sus preferencias políticas: ante las elecciones del 27 de septiembre del 2015, dejó clara su preferencia por Junts pel Sí, y después del no definitivo de la CUP para que Artur Mas dirigiera otra vez el Govern pidió perdón “a todo el mundo que confió en la ANC” cuando la entidad reclamó el voto “ a cualquier opción independentista”.
En el 2015 sustituyó a Forcadell al frente de la ANC , posición que fue primordial en la estrategia hacia el 1-O
Aunque es diputado y presidente del grupo de JxCat, Sànchez no ha militado nunca en ningún partido, si bien en los primeros años de activismo social y político se le había relacionado con el PSUC y después con ICV. Pero ha abrazado todos los espectros políticos, hasta el punto de que le ha permitido tejer amistades con casi todos ellos.
Con todo, en los últimos años se ha dicho que tomó las riendas de la ANC favorecido por el entorno de Mas y CDC. Se convirtió, con Jordi Cuixart, líder de Òmnium Cultural, en una pieza primordial en los últimos días de la legislatura de Carles Puigdemont, hasta el punto de que formó parte del llamado Estado que, en reuniones secretas con el president, altos cargos del Govern y representantes de partidos políticos y entidades, decidía el rumbo y la estrategia del proceso soberanista.
Ahora Puigdemont ha empujado a Sànchez a pasar del activismo a la primera línea de la política. Un paso que puede verse truncado por decisión judicial.