"Se ha perdido una oportunidad histórica"
La Crónica
El president de la Generalitat, Artur Mas, se prepara para explicar en Europa las reclamaciones de Catalunya tras el 'no' rotundo de Rajoy al Pacto Fiscal
Se ha perdido una oportunidad histórica de entendimiento entre Catalunya y el conjunto del Estado español (...) El president de la Generalitat, Artur Mas , aseguró que salía "triste y decepcionado" tras dos horas de reunión con el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, que no sirvieron para obtener ni una brizna de esperanza sobre el pacto fiscal . Sin embargo, inmediatamente añadió que la "inflexión" que se acababa de producir abría una nueva etapa política, que Catalunya "no puede renunciar a su futuro" ni tampoco "permanecer subyugada", así que "todas las posibilidades están abiertas".
Probablemente fue esta última frase la que propició la paradoja de que, cinco horas más tarde, miles de personas recibieran al president en la plaza de Sant Jaume como si regresara victorioso de una batalla. Gritos de "independència" y lemas como "Mas, sé valiente, Catalunya independiente". Hasta directivos de entidades civiles como el Institut d'Estudis Catalans, Òmnium Cultural y la Assemblea Nacional Catalana se presentaron al rendez-vous, lo que obligó al president a bajar a la plaza, donde recibió un alud de felicitaciones por el coraje con que había defendido sus posiciones. Mas se limitó a saludar y, para hacer alguna cosa, se convino en cantar Els segadors, pero se negó en redondo a salir al balcón como pedía la gente concentrada: "Hoy todavía no tenemos nada que celebrar", dijo.
El caso es que la reunión de Mas con Rajoy "no ha ido bien", en palabras del president, y aunque todos los periodistas intentaron que Mas aclarara si su "proyecto nuevo" era la independencia de Catalunya, no hubo manera de arrancárselo. De hecho, Artur Mas fue ayer mucho más comedido que la semana pasada, cuando declaró que "Catalunya necesita un Estado propio". A lo máximo que llegó fue a reivindicar la "soberanía fiscal" como algo irrenunciable, pero no sólo no habló de independencia, ni de Estado propio, sino que insistió una y mil veces en que no entra en sus planes nada que pueda interpretarse como "una ruptura" y que su deseo es que "los puentes con España sigan abiertos".
Eso no quita que para ese nuevo marco de relaciones entre Catalunya y España Mas tampoco se pone límite alguno, o sea, que cabe todo, también la independencia, pero aún no está nada decidido y el president prefiere evitar "respuestas en caliente", así que emplazó a abrir una reflexión de las fuerzas políticas catalanas aprovechando que la semana que viene se celebra el debate de política general en el Parlament.
Sin lugar a dudas, la de ayer fue la conferencia de prensa más multitudinaria que haya celebrado jamás un president de la Generalitat y con mayor presencia de medios internacionales. Esa expectación se mantendrá en el debate parlamentario de la semana que viene, porque será entonces cuando el president desvelará más que sus planes, sus conclusiones y, lo que es más trascendente, si CiU incorpora a su programa el objetivo de convertir Catalunya en un nuevo Estado de la Unión Europea, que es lo que dará carácter plebiscitario a los comicios.
Lo de menos es si las elecciones serán antes o después de Navidad. El president estuvo ayer muy enigmático sobre este asunto y pidió a los periodistas que no especularan, porque "se equivocarán". Pese a las especulaciones que surgen de su entorno, Artur Mas no ha tomado una decisión definitiva. También necesita tiempo, porque una vez comprobado que el Gobierno español está cerrado a cal y canto, la estrategia del Govern de la Generalitat consiste en lo que se denomina "internacionalizar el conflicto" y buscar aliados en la Unión Europea. Tras el fracaso de la pedagogía en España, se trata ahora de hacer pedagogía en Europa, y eso se presenta como una tarea ardua y lenta. De lo que no cabe ninguna duda es de que los objetivos políticos de Artur Mas pasan indefectiblemente por la Unión Europea y el euro. "No nos hemos vuelto locos, buscamos un acuerdo en el marco europeo". La bandera azul de las estrellas no falla en sus comparecencias.
Para promocionar la causa catalana en Europa, la táctica del president consistirá en cargarse de razones democráticas. Es decir, presentar las aspiraciones catalanas como una voluntad mayoritaria, pacífica, democrática e ilusionante que no podría ser condenada a un callejón sin salida desde los valores que alumbraron la Unión Europa. De ahí los argumentos del tipo "Catalunya no puede sumergirse como si no existiera y seguir subyugada y callada... Ninguna constitución, ningún marco legal, puede aniquilar los anhelos de un pueblo, no sería ni democrático ni europeo".
Que la reunión con Rajoy fue un fiasco lo confirmó la Moncloa a través de un frío comunicado en el que además de descartar el concierto económico por considerarlo inconstitucional destacaba las "ayudas" del Gobierno central para paliar los problemas de tesorería de la Generalitat, que cifró en 11.000 millones de euros, "la mitad del déficit fiscal que sufre Catalunya", comentó un colaborador de Artur Mas. La Moncloa lanzó también una advertencia: "La gravísima crisis actual se superará desde la corresponsabilidad y la cohesión, nunca desde la división o la inestabilidad institucional", y apeló a "todos los gobernantes" a "no añadir más complicaciones ni preocupaciones".