El rastro de la historia en las piedras y en la memoria del pueblo abandonado de Montlleó

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Situado en una colina a 677 metros de altitud en la Ribera d'Ondara, su antiguo castillo dominaba la meseta

Ampliar Llegando a Montlleó por el camino de La Rabassa.

Llegando a Montlleó por el camino de La Rabassa.

Faustino Calderón

* Los autores forman parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia

Montlleó es un pueblo, actualmente abandonado y ruinoso, del municipio de Ribera de Ondara, en la Segarra, Lleida. Situado en una colina a 677 metros de altitud, contaba con un antiguo castillo desde el que se contemplaba buena parte de la meseta, formada por diferentes aldeas. 

Popularmente, el pueblo era conocido como Molió y antiguamente había formado parte del término de los Arquells. Históricamente, las primeras referencias documentales del núcleo son del siglo X, cuando Geribert d'Hug y su esposa Letgarda cedieron los castillos de Montlleó, de Pomar y de Briançó. Estos derechos feudales se entregaron al obispo de Vic. Sin embargo, no es hasta 1154 cuando aparece por primera vez el topónimo de Montlleó refiriéndose al núcleo. 

Años más tarde, en 1254, el obispo de Vic entregó a Pere de Queralt los derechos feudales de Montlleó, Briançó, Pomar, el molino de Paratancia y la masía de Torelló. En el siglo XIV pasó a ser dominio de los Anglesola y hacia mediados del siglo XV, de los Aymerich. Finalmente, por vínculos matrimoniales, los Erill se convirtieron en barones de Montlleó, hasta la abolición de los señoríos en el siglo XIX. 

Entre los vestigios del núcleo, destaca el castillo, situado en el parte más elevada y totalmente derribado. Se construyó en el siglo XI, aunque no se tienen referencias hasta el siglo XII. 

A pesar de estar catalogado como Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN), el estado de conservación es malo: no queda ninguna estructura de pie, sólo quedan piedras esparcidas. 

Históricamente, las primeras referencias documentales del núcleo son del siglo X

En segundo lugar, destaca la iglesia de Santa Maria, ubicada a la entrada del núcleo y de estilo románico. En los siglos XI y XII ya constaba en el registro de parroquias del obispado de Vic, al que perteneció hasta 1957, cuando pasó al de Solsona. 

En cuanto a su historia, en el siglo XVIII adquirió la categoría de santuario mariano. En el interior se veneraba una talla de madera de la Marededeu de Montlleó, que desapareció en 1936. En cuanto al estado de conservación, la iglesia presenta importantes modificaciones que han ido cambiando su estructura inicial. Así, el campanario se rehízo a principios del siglo XIX. 

Demográficamente, Montlleó tenía quince fuegos y setenta y dos vecinos en 1380. En el siglo XVII, estaba formado por siete casas, que posteriormente aumentaron a nueve (Cal Joanet, Cal Graells, Cal Pont, Cal Riera, Cal Moliner, Cal Melgosa, Cal Panar, Cal Mastret y la rectoría). 

En cuanto a su estado, a excepción de la iglesia y Cal Mestret, la casa de la entrada, el resto están derribadas. El núcleo sufrió un descenso demográfico importante justo después de la guerra civil y en 1958 se despobló por completo. Este fenómeno se justifica por la falta de servicios básicos, como electricidad y agua corriente, lo que propició que los habitantes se marcharan a otros lugares. 

Teniendo en cuenta el pésimo estado de conservación del núcleo, se puede concluir que no se ha recuperado, si bien en Cal Mestret vive una persona. Sin embargo, a pesar del abandono del núcleo, los trozos de alrededor están cultivados, destacando los cultivos de trigo y avena y también de almendros.

Ampliar Casa que a pesar de no tener tejado se mantienen las paredes y el balcón.

Casa que a pesar de no tener tejado se mantienen las paredes y el balcón.

Faustino Calderón

El acceso al pueblo se hace por diferentes caminos sin asfaltar, desde los que se observa gran parte del altiplano segarrenco. El núcleo se ubica en un paraje inhóspito, donde aparentemente no se aprecia ningún movimiento, a excepción de la casa de la entrada del pueblo, que está habitada. El lugar suele recibir visitas de excursionistas, pero carecen paneles informativos. 

Los habitantes se desplazaban a Sant Antolí para ir a la escuela, o Sant Guim para comprar. La fiesta mayor se celebraba el 8 de septiembre en honor a la natividad de la Virgen, aunque se dejó de celebrar a raíz del despoblamiento del núcleo. 

El Plan de Ordenación Urbanística Municipal (POUM) de Ribera de Ondara prevé el reconocimiento de la vivienda en uso y propone una delimitación del núcleo con el objetivo de potenciar una futura reconstrucción, aunque sea una tarea difícil por la inexistencia de servicios básicos y el evidente despoblamiento de la zona. 

También entre los objetivos del POUM está el de garantizar y proteger la continuidad de las vías pecuarias y también del patrimonio arquitectónico, cultural y arqueológico, a fin de remarcar elementos de identidad del núcleo y del conjunto del término.

Ampliar Santa María de Montlleó, iglesia románica del siglo XI.

Santa María de Montlleó, iglesia románica del siglo XI.

Faustino Calderón

Iglesia de Santa Maria de Montlleó

Las noticias documentales existentes son escasas, pero se sabe que la iglesia dedicada a santa María debió de construirse tras el acuerdo al que llegaron Bernat de Àger, el dueño del lugar en 1173, y el abad Ramon de Sant Pere, que le reclamaba la mitad del diezmo. Tras intercambiarse algunas posesiones y derechos resolvieron que ego Bernardus hedificavero ibi ecclesiam. A cambio el abad se comprometió a poner un clérigo en Montlleó. 

El templo funcionó como ermita dependiente de la parroquia de Sant Vicenç d'Àger, junto con la iglesia de la Trinitat de la Régola, la de la Mare de Déu de Pedra y la de Santa Helena, que están igualmente diseminadas a las afueras del pueblo y a las que se sabe que se acudía, según documentos del siglo XV, uno de los sábados del mes de mayo para bendecir el término. 

El templo funcionó como ermita dependiente de la parroquia de Sant Vicenç d'Àger

Se trata de un edificio pequeño y sencillo, que tenía un ábside semicircular y una sola nave cubierta con una sencilla bóveda de cañón que se debió techar en el exterior a dos aguas. 

Actualmente se encuentra en un estado de ruina y sólo se mantienen en pie el muro del ábside, la parte inferior del lienzo de poniente y un fragmento importante del meridional, en el que se puede apreciar el arranque de la desaparecida bóveda. La puerta, de la que sólo persiste el hueco en la pared, estaba en el lado meridional, cerca de la cabecera. 

En ese mismo muro, pero a los pies del templo, quedan los restos de un contrafuerte que es posterior a la obra románica ya que debió apuntalar el edificio cuando empezó a desplomarse. 

Los muros eran gruesos y estaban formados por sillarejo, bastante irregular, combinado en ocasiones con mampostería, y dispuesto de manera desordenada, excepto en el paramento exterior del ábside. Aunque la estructura general del templo es bastante tosca, se suele datar a finales del siglo XII.

Ampliar Aspecto ruinoso del pueblo de Montlleó.

Aspecto ruinoso del pueblo de Montlleó.

Faustino Calderón

Castillo de Montlleó (Sant Antolí y Vilanova)

Este castillo estaba situado en la cima de la colina donde se encuentra el pueblo abandonado de Montlleó, al noreste de Briançó. La existencia de un vértice geodésico en el lugar donde estuvo el castillo, es hoy un buen recordatorio de la estratégica posición que tenía la fortaleza de Montlleó. 

Aunque seguramente este castillo se edificó en el siglo XI, hasta principios del siglo XII no se tiene la primera referencia. En 1101 Geribert Hug y su esposa, señores de Montlleó, Briançó y Pomar, cedieron estos castillos a Guillem Berenguer, obispo intruso de Vic. Con esta donación testamentaria la mitra de Vic pasó a ser señora del castillo de Montlleó. Aunque era de los obispos de Vic, durante el siglo XII los Cervera debían de tener la castlania. 

Aunque seguramente este castillo se edificó en el siglo XI, hasta principios del siglo XII no se tiene la primera referencia

Guillem Dalmau de Cervera dejó en su testamento sacramental de 1133 el castillo de Montlleó a su nieto Guillem, quien testó en 1173 y legó a su hijo Guillem el término y el castillo de Montlleó. Los Òdena tenían también algunos derechos o parte de la señoría, ya que en 1196 Ramon de Òdena legó a su hijo Guillem el castillo de Montlleó, junto con los de Rubinat, Òdena y Pontons. 

Sea como sea, Ramon de Timor prestó homenaje en 1234 al obispo de Vic Bernat Calbó por el castillo de Montlleó, quien le había sido infeudado.

Ampliar La iglesia y el campanario se conservan en pie todavía.

La iglesia y el campanario se conservan en pie todavía.

Faustino Calderón

A mediados del siglo XIII la mitra de Vic se desprendió del término. En 1254 Bernat de Mur, obispo de Vic, cedió a Pedro II de Queralt sus feudos de Montlleó, Briançó y Pomar, además del molino de Paratancia y la masía Torelló. Pedro de Queralt era al mismo tiempo señor de Timor. 

En la segunda mitad del siglo XIV Gombau de Anglesola se casó con Francesca de Timor o Queralt, y Montlleó pasó a los dominios de los Anglesola. Sin embargo, en 1381 consta que el término era poseído por los Carboners, ciudadanos de Barcelona, y hacia mediados del siglo XV señoreaban el lugar los Aimeric. 

En 1578, mediante vínculos matrimoniales, los Erill se convirtieron en barones de Montlleó. También consta que tenían importantes derechos en estos momentos los marqueses de la Manresana. Esta situación perdurará hasta la abolición de los señoríos en el siglo XIX.

Ampliar Casa caída prácticamente del todo.

Casa caída prácticamente del todo.

Faustino Calderón

Un foso, bastante desdibujado, en el pie septentrional de la colina. de Montlleó es el único resto claramente observable de la vieja fortaleza. Un esparcimiento de piedras en la vertiente sur, algunos fragmentos cerámicos de época moderna y del tipo de cerámica gris medieval, y la sección de un muro existente en el corte que hay bajo un pilar que hoy sostiene una antena de televisión son otros indicios de la fortaleza que se puede encontrar en el emplazamiento del antiguo castillo. 

En la misma cima, se puede observar, en el lado norte, la existencia de unas hiladas de piedras trabajadas que, si bien podrían corresponder a la base de una torre, también pueden ser sillares reaprovechados para montar una plataforma que sirviera de base en el vértice geodésico.

'Recuerdos y memorias de Montlleó', por Montse Rumbau

Montlleó es nombrado por la gente de la zona, Mulión. Se llega desde Briançó y también desde la Rabassa, pero no es tan fácil acertar el camino ya que hay algunos que suben y bajan y al no encontrar ningún indicador, no sabes cuál debes seguir. 

Lo primero que llama la atención cuando llegas es la iglesia, una iglesia románica con un campanario desproporcionado por su tamaño, sin embargo, el conjunto no desmerece y tiene mucha personalidad. 

El campanario, una torre con forma de prisma octogonal, seguramente del siglo XVII, se ve de lejos. La iglesia tiene actualmente dos ábsides románicos, el central y uno lateral, el tercero hace años que fue eliminado. Y tiene dos puertas, las dos originarias de la construcción primitiva. Una de ellas, la que se encuentra en la fachada de poniente, conserva una puerta de madera con decoraciones de forja típica del románico del XII-XIII. El interior está muy transformado, en el suelo hay antiguas lápidas funerarias de los siglos XVII y XVIII. En el siglo XV-XVI se construyó el trono y el corazón.

Montlleó es nombrado por la gente de la zona, Mulión

Desde muy pronto, hubo dejas por la iglesia, la que está documentada como más antigua es la de 1196, cuando Ramón de Òdena hace constar en su testamento que deja 50 sueldos en “Sancte Marie de Monte Leone”. Estos legados fueron cada vez más frecuentes y más importantes, como los de la familia Aimeric, señores del lugar, ya que la devoción a la Virgen de Montlleó era cada vez mayor. 

La iglesia se convirtió en un santuario mariano y eran frecuentes las procesiones que se realizaban desde las parroquias vecinas, sobre todo para pedir lluvia en momentos de fuertes sequías. Se hacían encuentros con la asistencia de los vecinos de los pueblos de alrededor por Sant Blai y por la Virgen de septiembre. Sorprende, viendo cómo está el pueblo actualmente, que el 2 de junio de 1888 en una celebración de la Unidad Católica hubieran subido a Montlleó 1500 peregrinos.

Ampliar Calle que daba a la entrada de la iglesia.

Calle que daba a la entrada de la iglesia.

Faustino Calderón

Josep Prat vive con su familia en Pomar, un pueblecito cerca de St. Antolín. Josep puede ver cada día desde Pomar su antiguo pueblo de Montlleó frente a él, al fondo, en lo alto de la colina. En Montlleó vivía en Cal Melgosa, donde nació en 1927. 

El abuelo de Cal Melgosa, Josep Melgosa Pont, y la abuela, que era de Estaràs, no tenían hijos, y ahijaron a Joan Prat Oller que era de Cal Prats, una masía de Pomar. Los de Cal Prats ya tenían otros hijos y quizás les fue bien tener una boca menos para alimentar. Las dos familias eran parientes, ya que las dos madrinas, que eran de Cal Oller d'Estaràs, eran hermanas. 

Así, el padre de Josep, Joan Prat Oller, de pequeñito, pasó a vivir en Montlleó en casa de los Melgosa, que le tuvieron siempre como su propio hijo. Joan se casó con Dolores Pomés Sangés de las Oluges y tuvieron cuatro hijos, Josep es uno de ellos. Josep recuerda las casas que había en Montlleó cuando vivía, ellos fueron los últimos en marcharse, a finales de los cincuenta, comienzos 60.

Ampliar En este grupo de casas ya no queda casi nada.

En este grupo de casas ya no queda casi nada.

Faustino Calderón

En Montlleó había nueve casas: Cal Joanet, es la que estaba delante de la puerta que da a poniente de la iglesia, ahora está desmoronada. Los de esta casa marcharon hacia Argentina ya antes de la guerra civil, y vino a vivir Ramon Llop Torrents, a José le parece recordar que venía de Aranyó. Cal Graells, vivía Ramon Graells Padrós con su familia. 

Cal Pont, es la última casa del pueblo dirección Briançó, es un gran caserón que todavía está de pie, aunque por dentro está ya muy derrumbado. Vivía Joan Pont. Cal Riera, junto a Cal Pont, formaba parte de este gran caserón que todavía conserva sus altas paredes. Al ser una casa tan grande vivían dos familias. 

Cal Moliner, vivía Josep Antoni Graells, la casa se llama así porque en algún momento sus antepasados se habían encargado de un molino. 

En Montlleó había nueve casas: Cal Joanet estaba delante de la puerta que da a poniente de la iglesia y está desmoronada

Cal Melgosa, la casa en la que vivía Josep con su familia, los abuelos, los padres y los cuatro hijos, tres chicos y una chica. Nadie lo llama Melgosa, sino Mogosa, pero José reivindica el nombre tal como es y nunca dice Mogosa. Josep Prat vive con su familia en Pomar, un pueblecito busca en St. Antolín. José puede ver cada día desde Pomar su antiguo pueblo de Montlleó frente a él, al fondo, en lo alto de la colina. En Montlleó vivía en Cal Melgosa, donde nació en 1927. 

En Cal Panar vivía Àngel Pont. En Cal Mastret vivía Josep Pereta que estaba casado con Antonia Turull de Cal Jaumet de la Rabassa, y tenían dos hijos, Josep y Mònica. Es la única casa que no está derrumbada porque viven en ella.

Ampliar Puerta de entrada a la iglesia que tiene la entrada por un lateral.

Puerta de entrada a la iglesia que tiene la entrada por un lateral.

Faustino Calderón

La rectoría, vivía el párroco con dos amas de llaves. Estaba detrás de Cal Pont, junto al caminito que va hasta la cima de la colina, detrás había un huerto y un patio grande. La rectoría se llamaba Abadía. Y explica Josep que de allí salía un túnel que bajaba hasta abajo al pueblo, él había pasado de jovencito, pero sólo un pedazo porque ya había algún trozo derrumbado y resultaba muy peligroso. 

La escuela, Josep y todos los niños de Montlleó iban a la escuela en St. Antolí, tardaban tres cuartos en llegar y una hora para subir, se llevaban el almuerzo en una cesta y se estaban en casa de algún pariente. 

Eran un pequeño grupo, los de Cal Melgosa eran cuatro, tres de Cal Joanet, tres de Cal Graells, dos de Cal Pont, tres o cuatro de Cal Moliner y dos de Cal Mastret.

  • Condiciones de vida

Los de Cal Melgosa y los de Cal Mestret tenían luz gracias a tener dos molinos. El de Cal Melgosa estaba en lo alto del pueblo, en lo alto de la colina, donde ahora hay un mojón. El resto del pueblo no tenía luz. La electricidad no llegó hasta 1992, cuando en el pueblo ya hacía muchos años que no quedaba ningún vecino. 

Tampoco había agua corriente, como ya hemos visto, debían ir a la fuente y utilizar el agua de las cisternas. 

Y muchas veces el pueblo quedaba incomunicado, ya que los caminos eran muy malos y estrechos, y cuando llovía se volvían impracticables. 

No es extraño que los vecinos se fueran todos: sin luz, sin agua corriente y con caminos desastrosos. En los años 60 ya no quedaba nadie.

Los de Cal Melgosa y los de Cal Mestret tenían luz gracias a tener dos molinos

Ampliar Las malas hierbas invaden prácticamente los caminos.

Las malas hierbas invaden prácticamente los caminos.

Faustino Calderón

  • Los miedos

Josep recuerda que había una cuesta muy fuerte, de Briançó hacia arriba, pasando por el camino más corto. Y todavía recuerda el miedo que les daba cuando eran pequeños. Le llamaban la cuesta del Demonio, y les decían que allí salía una bruja y alguien incluso les explicaba que la había oído más de una vez diciendo palabrotas. También les daban miedo cuando eran muy pequeños diciéndoles que vendría el barón Aimeric. La familia Aimeric eran los señores de estos pueblecitos cercanos a Montlleó. 

En el siglo XVI, el barón Jordi Joan Aimeric hizo construir una capilla en Hostalets bajo la advocación de Sant Jordi. Últimamente, los de Hostalets han hecho un dragón que lleva el nombre de Aimeric. 

Es curioso, sin embargo, que en Montlleó quedara el barón Aimeric en el imaginario colectivo como personaje al que se recurría cuando se quería dar miedo a los niños, ya que este Aimeric, según consta en los documentos, favoreció en varias ocasiones la iglesia con donaciones. 

Así en 1539, el barón regaló a Nuestra Sra. de Montlleó “un bello růst de coral”, que bien podía ser un collar o un rosario, ya que un “růst” quería decir elementos subidos a lo largo de un hilo. Y en un inventario de la iglesia de 1552, consta varias coronas de la Virgen María y del niño Jesús, seis mantos por la Virgen y uno por el niño Jesús, y una testa de plata que dio Aldonça de Aimeric. Quizás el barón era muy generoso con la Virgen, pero no tanto con los vecinos de Montlleó.

  • Remedios caseros

En las casas de Montlleó había pieles de serpientes blancas colgadas en el desván. Las serpientes blancas servían para muchas cosas, les quitaban la piel que dejaban secar, y la grasa la ponían en botes, y el resto de la serpiente la hacían hervir. 

El agua que sacaban la bebían, aunque Josep no recuerda muy bien qué enfermedad tenían cuando les hacían beber. La grasa la ponían en el cuello o en el pecho tapado con un pañuelo, era por el dolor de garganta o cuando se tenía el pecho tapado.

Al mercado iban a St. Guim y algunas veces en Cervera. Compraban bacalao, arenques y congrio, y vendían huevos, algún conejo o alguna gallina, tomaban el borrico para ir al mercado. Tenían gallinas, conejos y cerdos que mataban por el consumo de la casa, ellos, casi cada casa mataba dos. 

Los de cal Joanet tenían rebaños, los guardaban en la parte baja de la casa. También guardaban el rebaño en Montlleó los de Cal Riera de la Rabassa. Cada casa del pueblo tenía un pedazo de tierra llamado “Viña”. 

En las casas había lagares, ellos hacían vino por el gasto de casa, a veces habían llegado a vender llevándolo en “bots”, en St. Guim, alguna vez también en Cervera, pero poco. Los vecinos de Montlleó no tenían mucha tierra. En el pueblo no había agua corriente. 

En las casas había cisternas y aljibes, el agua de la cisterna era para beber y cocinar y sólo se recogía en invierno después de que los tejados quedaran bien limpios. En los aljibes recogían la lluvia de todo el año. A la salida del pueblo, dirección la Rabassa, está la balsa, allí lavaban las mujeres. Y a unos 400 metros, había una fuente pequeña que no manaba demasiado.

Y a un cuarto de hora de camino, bajo el torrente, estaba la fuente de la Virgen, donde siempre manaba mucha agua, donde iban a buscarla en botijos. Le decían así porque la tradición decía que estaba allí cerca, en una cueva, donde encontraron a la Virgen. Allí había algunos huertos, también estaba junto al pueblo. 

Cuando hacían procesiones en tiempo de sequía para pedir lluvia, se iba desde la iglesia del pueblo hasta la fuente de la Virgen. Había también la balsa dulce, en un trozo, en lo alto del pueblo, y la balsa del Panar. En las dos balsas se podía beber, y estaba prohibido que fueran los animales. La balsa dulce era de los de cal Moliner, iban a buscar agua con botijos, sabía a arcilla, y era agua de la lluvia que primero pasaba por un hoyo donde se filtraba y después iba a la balsa. El pan iban a buscarlo a St. Antolín. 

En 1947 hubo una nevada muy fuerte de más de un metro, y recuerda Josep que iban a buscar el pan temprano por la mañana porque así la nieve estaba helada, si se deshacía ya no podían caminar porque se hundían. Antes de la guerra, y también en los tres años de guerra, el pan se hacía en el horno que había común, después ya no.

Antes de la guerra, y también en los tres años de guerra, el pan se hacía en el horno que había común

Ampliar Al otro lado del pueblo esta casa solo conserva la fachada oeste.

Al otro lado del pueblo esta casa solo conserva la fachada oeste.

Faustino Calderón

  • Los años de la guerra

En tiempos de la guerra civil, los hombres del pueblo fueron todos al frente, el padre de José no, porque era demasiado mayor y él y sus hermanos eran pequeños. En el pueblo quemaron la Virgen de madera, seguramente una talla románica, junto con un montón de libros que habían sacado de un armario muy grande que había arriba en el corazón de la iglesia. Josep recuerda que había una montaña muy alta llena de libros y que todos se veían muy antiguos. 

También recuerda cuando echaron al suelo las campanas desde lo alto de campanario. Eran dos campanas muy grandes, una de ellas tenía más de 400 años. Cuando cayeron al suelo dicen que el ruido que hicieron se escuchó desde las aldeas de Pomar y Sant Antolí e incluso se dice que desde Cervera. 

Cuando en 1936 los del comité de Cervera fueron a la masía Claret y mataron a todos los seminaristas y claretianos que había en la masía, desde Montlleó oyeron los disparos, y todos supieron que los habían matado, aunque no se podían creerlo. 

En casa de Josep y en Cal Mestret acogieron durante la guerra a un cura, se estaba unos quince días, después marchaba a otras casas de otros pueblos, y volvía a venir. Cuando estaba allí, llegaron a celebrar algunas misas en Cal Melgosa, con el peligro que esto comportaba en aquellos años. 

Un vecino del pueblo de los más de izquierdas, un día le dijeron al padrino que éste que a veces estaba en casa de ellos y que les ayudaba en las labores del campo, tenía aspecto de cura, pero el padrino le dijo, no hombre ¡no! ¡qué dices ahora! Y todo quedó ahí. Al acabar la guerra querían encerrar a este vecino en la cárcel, pero el padrino les dijo: ¡qué sacarás de encerrarlo en la cárcel, que no veis que no tiene nada, déjalo hombre! Y no fue a la cárcel.

Ampliar Desde lo alto del pueblo se divisa el paisaje de La Segarra.

Desde lo alto del pueblo se divisa el paisaje de La Segarra.

Faustino Calderón

Como hemos visto, en Montlleó había nueve casas, pero había más en otros tiempos. Se sabe que, en 1380, había 15 fuegos, que son 15 casas, unos 72 vecinos, y en 1782 constan 30 casas, aunque parece que entre estas casas estaría las de Briançó y Pomar. Quizás sí que hubo 30, ya que en el siglo XVIII hubo un aumento demográfico muy importante en todo el país. 

Hay actualmente una casa habitada en Montlleó, es Cal Mastret, se encuentras en la entrada del pueblo, viniendo de la Rabassa, una casa habitada con algún otro edificio cerca que no está derrumbado como lo está el resto del pueblo. El recién llegado es un vecino de Cervera, que lleva unos cuatro años viviendo allí. 

El destino de Montlleó, su lamentable abandono, sus ruinas, es el de muchos pueblecitos de por esta zona; cuando se marcha la gente, las casas se derrumban en breve. Una lástima, porque la zona es bonita, con trozos cultivados, separados por los márgenes y por pequeños bosques, y con almendros floridos que en primavera están como nunca, totalmente desbordados de flores, y con una vista impresionante, se puede ver Pomar, Sant Antolí, Hostalets, más a la derecha Rubinat, más allá Granyena y al fondo Cervera.

Cuando se marcha la gente, las casas se derrumban en breve. Una lástima, porque la zona es bonita, con trozos cultivados

Ampliar El bisabuelo de Cal Melgosa de Montlleó, segunda mitad del siglo XIX.

El bisabuelo de Cal Melgosa de Montlleó, segunda mitad del siglo XIX.

Cedida por Montse Rumbau
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