* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
No es que haya ganado mucha agua el pantano de Sau con las últimas lluvias, pero sí lo suficiente para que se empiece a notar tras aumentar dos puntos (ahora está al 3.03% de su capacidad) desde las últimas precipitaciones del pasado fin de semana.
Y esto se nota en la subida del nivel del agua en torno a la antigua harinera y el molino de Sant Romà de Sau, que comienza a sumergirse de nuevo en las aguas del embalse, como se observa en Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia.
El pantano, inaugurado en 1962, cubrió el pueblo de Sant Romà de Sau, los restos del cual, especialmente del campanario de la iglesia, son visibles cuando el nivel del agua embalsada es bajo.
Este embalse forma parte de un sistema de tres pantanos (junto a los de Susqueda y Pasteral) que une las comarcas de Osona, en la provincia de Barcelona, y de La Selva, en la provincia de Girona.
Los orígenes de Sant Romà de Sau nos llevan hasta el siglo X. Por entonces, aunque era un pueblo pequeño, contaba con unas cuantas masías, unas pocas casas, un molino, una iglesia románica, su cementerio... Desde finales del siglo XIV tuvo un puente, con cinco arcos, que fue el más notable de los que cruzaban el río Ter.
Estos últimos días una de las grandes atracciones turísticas en el pantano de Sau ha sido ver cómo asomaba este puente gótico por primera vez desde 1962, pero, con las últimas lluvias, el agua vuelve a ocupar su lugar sumergiendo los restos.
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