El derecho a la eutanasia

La historia de Ángel Hernández, detenido y puesto en libertad tras ayudar a su mujer María José Carrasco, enferma terminal, a tomar un fármaco que acabara con su vida, ha vuelto a reabrir el debate sobre la eutanasia.

Miles de lectores de La Vanguardia han dado su opinión ya en la encuesta abierta tras conocerse el caso de María José Carrasco. Pero, la eutanasia sigue estando en boca de todos con otros casos, como el de la joven Noa Pothoven, de apenas 17 años, quien falleció el pasado domingo 2 de junio en su casa de Arnhem (Holanda).

Llevaba años luchando contra el estrés postraumático, la depresión y la anorexia. A los 11 años sufrió una agresión, a los 12 vivió abusos sexuales y a los 14 la violaron. No pudo aguantar tanto dolor y decidió suicidarse. No quería vivir más.

Este debate está muy vivo aún, también a través de las Cartas del Lector. Una de ellas, escrita por Andreu García Aznar, vecino de Sallent, resume el parecer bastante mayoritario de los lectores sobre esta práctica para ayudar a morir a enfermos que lo piden expresamente:

“Para algunos el derecho a la vida es reclamar su derecho a que no se la quiten en contra de su voluntad y defender su derecho a vivirla de acuerdo con aquellos valores que le han dado sentido, así como poder decidir si desean seguir viviéndola, o no, sin que ello sea causa de daño para otros”, escribe el lector en su carta Derecho a la eutanasia.

Reconocer el derecho a la eutanasia es reconocer ese concepto de derecho a la vida y, como derecho que es, permitir que se practique, en los casos previstos y con las condiciones y garantías adecuadas, a los que la soliciten, al tiempo que se preserva la obligación de que no sea aplicada a aquellos que, también en su derecho, no están de acuerdo con ella”.”

Andreu García AznarAutor de ‘Derecho a la eutanasia”

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