Donald Trump, un tipo entre cómico y malvado de opereta, ha tenido ahora la genial idea de “limpiar” la zona de Gaza de sus legítimos propietarios
–enviándolos a los desiertos de Egipto o Jordania–, sacar los cascotes, adecentar el lugar, reconstruir edificios y que colonos judíos se asienten en esta tierra. Además, se podría crear una “Riviera de Oriente Medio” que atrajera a turistas de todo el mundo. A Netanyahu se le ve satisfecho, mientras el presidente de Estados Unidos desgrana unos propósitos tan risibles como canallescos: Dios los cría y ellos se juntan. Es la okupación ilegal llevada hasta sus últimas y globales consecuencias.
Joan Soldevila Adán
Barcelona
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