* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
La defenestrada plaza de Antonio López, en Barcelona, que vino a sustituir a la antigua plaza de San Sebastián con motivo de la reforma de la ciudad antigua y la apertura de la Vía Layetana, fue inaugurada a principios del siglo XX.
Se realizó por motivo de conectar el Eixample al mar y la ejecución de la Vía Layetana, cuyo recorrido empezaba en la plaza de Urquinaona y finalizaba en la unión de los paseos de Isabel II y de Colón.
La decisión de construir la plaza a nombre de Antonio López ya tuvo infinidad de problemas en el momento de tomar la decisión.
Antonio Víctor López y López de Lamadrid, que había nacido el 12 de abril de 1817 en la población de Comillas, con edad juvenil tuvo un grave altercado en su pueblo y por tal motivo con 14 años, en 1831, tuvo que emigrar a Cuba.
En Cuba, cosechó una importante fortuna entre sus negocios legales y los que le penalizaron el resto de su vida de negrero y la trata de esclavos. Todos supusieron su regreso a España con tan solo 38 años y una fortuna incalculable.
En España, desempeñó la faceta de empresario, banquero, senador y mecenas, lo que le supuso que Alfonso XII le concediese en 1878 el título de Marqués de Comillas y Grande de España.
Esta aportación a la ciudad fue la causa de su reconocimientos por parte de las autoridades que no solo le dedicaron la plaza, sino que, con motivo de la urbanización de la montaña de Montjuïc con motivo de la Exposición de 1929, bautizaron la avenida que pasa por delante del Pueblo Español, como la avenida del Marqués de Comillas.
Para unos Antonio López fue un gran hombre de negocios que tenía la capacidad de iniciarlos y producir beneficios, que posteriormente los invirtió en la ciudad y era lógico que tuviera este homenaje.
En la parte trasera del monumento situado en la plaza se encontraba una glosa haciendo referencia a ferrocarriles, barcos, tabacos y bancos, en todos estos apartados Antonio López triunfó en nuestra ciudad.
Cuando el ayuntamiento hizo la propuesta de dichos honores al Marqués de Comillas, el primero en oponerse fue su cuñado, conocedor de la forma de cómo había comenzado en Cuba.
Según su cuñado la familia había sido víctima del despojo de todas sus posesiones y que él aprovechó esta base para realizar la enorme fortuna que poseía y que había acumulado desde veinte años antes de su muerte.
"Antonio López empleaba en su comercio las rentas de nuestra familia y mandaba a mi padre las cuentas que le convenían, fingía pérdidas extraordinarias dejando embaucado a mi padre con la expectativa de negocios extraordinarios", declaró su cuñado, que se opuso a la concesión de homenajes.
Según él, Antonio López no poseía ninguna de las virtudes que se le atribuían y si alguno dudaba de sus palabras que fuera a comprobarlo y visitara la Casa Ardiaca, en la que encontrarían informaciones del periplo americano de Antonio López y López que para muchos fue un auténtico negrero.
Según su cuñado, Antonio López no poseía ninguna de las virtudes que se le atribuían
"¿Quieren saber el comercio que hacía mi cuñado? Traficaba con carne humana, era un comerciante de esclavos, compraba negros a bajo precio y después los revendía en los sitios que faltaba mano de obra. Cuando llegaba un barco con esclavos los compraba y los llevaba en el sitio que consiguiera revalorizar su valor", apuntó.
Realmente esta es una historia que representa a dos versiones muy diferentes, y haría falta poder recabar mucha información para poder ver la verdadera realidad del asunto y seguro que aún así costaría saber con certeza toda la verdad.
La inauguración del monumento y la plaza tuvo lugar el 21 de septiembre de 1883. La Vanguardia, en su página 9, entonces editada a una sola columna daba el anuncio de los actos a celebrar con motivo de las fiestas de la Mercè.
Las voces que desde varios sectores abogaban por la retirada del nombre de la plaza y de la estatua de Antonio López tuvieron su fruto en el 4 de marzo de 2018, cuando quitaron la estatua del pedestal en que se encontraba.
En la actualidad la plaza está dedicada Idrissa Diallo, un ciudadano del mundo que llegó a España en diciembre del 2011 saltando la valla de Melilla.
Idrissa fue detenido y trasladado al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Barcelona. Dos semanas después murió en el hospital donde había sido trasladado por una insuficiencia respiratoria.