Psicoanálisis de la España trágica
Lectores Expertos
El psiquiatra Ramon Andreu Anglada analiza la incidencia del Complejo de Edipo en la personalidad de Franco y las dramáticas consecuencias que tuvo en la posguerra
Escultura ecuestre de Franco descabezada como señal de protesta en una exposición en el Born de Barcelona.
Desde el punto de vista psicoanalítico, España es un país pre-genital estancado en la fase anal del desarrollo, que no ha alcanzado la fase genital o de madurez, como veíamos en escritos anteriores.
Una persona o un país estancados en la pre-genitalidad, no tienen el grado óptimo de salud mental deseable.
Su estado de salud se califica genéricamente de Neurosis, para diferenciarlo de la enfermedad mental propiamente dicha (Esquizofrenia, Paranoia, etc). Dará dificultades en la vida de relación, en la realización personal, sociabilidad y relaciones afectivas en general.
Como dice Otto Fenichel (‘Doctrina psicoanalítica de las neurosis’), las Neurosis son el resultado de medidas educacionales desfavorables, que corresponden a un determinado medio social producto de un proceso histórico.
Cuando una sociedad se hace inestable, llena de tendencias contradictorias y escenario de luchas entre las partes que la constituyen, sólo la fuerza del poder determinará cómo y hacia qué objetivos será dirigida la educación y cómo será la Neurosis de los individuos así educados.
Una compañía de ametralladoras de Regulares desfila por el Paseo de Gracia de Barcelona en 1939.
En las líneas subsiguientes, veremos a qué iba dirigida la “educación” en la postguerra, y cuál ha sido la “Neurosis de país” resultante.
Ya vimos (en otros escritos) cómo, históricamente, el Poder se ejerció a través del Incesto y la Castración provocando intentos de huida secesionista de la población que nunca fueron resueltos, sino ahogados en sangre.
Ahora vamos a tratar de la segunda parte (la primera fue objeto del escrito anterior) del último baño de sangre sufrido por España: la postguerra.
Contexto y antecedentes
En enero de 1939 las tropas del general Franco entran en Barcelona. La guerra terminaría en abril. Desfilan por la Avda. Diagonal, y la población de Barcelona les recibe masivamente vitoreándoles brazo en alto. No porque fueran fascistas, sino porque se identificaban a los que ellos creían los “libertadores” de la barbarie del fascismo rojo, que ya describí.
Lo sé muy bien, porque entre aquellos miles de barceloneses, estaba mi padre. La ilusión duró poco.
Pronto cundió el desengaño y surgió una realidad aterradora: la barbarie fascista roja, había sido sustituida por la barbarie fascista azul”
Mi curiosidad de niño siempre quedó perpleja cuando al fisgonear por casa, veía en el armario de mi padre, un uniforme azul marino con correaje negro y una boina roja sin borla. Más tarde supe que era el uniforme de la Falange. Nunca se lo vi puesto. Nunca quiso hablar de esto.
A veces le preguntaba, pero se le ponía el rostro adusto, no contestaba, y los ojos se le enturbiaban. Años después, comprendí que estaba llorando. Envejeció de repente.
Entrada de las tropas de Franco en el Paseo de Gràcia de Barcelona.
La represión
¿Cuál fue la respuesta de Franco a la bienvenida apoteósica de los catalanes que le aclamaban como el “Libertador”?
La supresión de las libertades individuales y colectivas, abolición de la Generalitat, el Parlamento y el Estatuto de Autonomía, prohibición del catalán con el fin de hacerlo desaparecer, controlada por la Falange. Prensa, publicaciones, teatro, cine, y radio en catalán fueron prohibidos (la TV no existía). Obligación de rotular en castellano los nombres de las calles y todos los establecimientos industriales y comerciales.
En 1940, una circular del Gobierno Civil de Barcelona dictamina “El uso del idioma nacional en todos los servicios públicos”, en que se proclama el español como única lengua válida para la vida pública y la destitución de todos aquellos funcionarios que no utilizaran exclusivamente el castellano.
¿Y cómo actuó Franco con el conjunto de España? Como le dictaba su personalidad psicopática determinada por un Complejo de Edipo psicótico”
El Abad de Montserrat, Aureli Maria Escarré, acompaña durante su visita al monasterio a Francisco Franco y a su esposa Carmen Polo.
El dictador y su complejo
“Complejo de Edipo” es cómo denominó Freud a la relación que los hijos establecen con los padres, que consiste en una ambivalencia amor-rabia que tras la adolescencia se resuelve en favor del amor, si las cosas han ido como deben ir, en el Grupo Original familiar.
En realidad, se trata de un programa genético cuyo temporizador le hace ponerse en marcha al tercer año de vida. “Me casaré con mamá” (o Papá), dicen los niños.
Pero si las cosas no van bien, el Complejo de Edipo no se resuelve, y se cronifica en forma neurótica o psicótica.
El Dictador es el hijo con Complejo de Edipo psicótico: mata al Padre-Estado, se apodera de la Madre-Patria sometiéndola y violándola, y mata o encarcela a los hermanos (partidos políticos, disidentes). Y a todo aquel que pretenda la libertad de pensamiento y expresión. Por ejemplo, a los Psicoanalistas.
De nuevo, vemos coincidir al Fascismo Azul con el Rojo: Stalin fusiló a tantos Psicoanalistas como Pinochet y Videla, juntos.
La policía franquista golpea a los manifestantes que gritan “libertad, amnistía, estatuto de autonomía” en Barcelona.
Ahora veamos cómo actuó “Edipo Rey” en versión Psicótica: Franco, en la postguerra. Nos fijamos en el trabajo del historiador Francisco Moreno Gómez, avalado por el eminente profesor Manuel Tuñón de Lara.
Francisco Moreno es autor de ‘Los desaparecidos de Franco’ (Ed. Alpuerto, 2016). Nos cuenta que el sevillano Francisco Espinosa, contabilizó 132.000 desaparecidos republicanos en las listas aportadas en 2008 al juez Baltasar Garzón. “Mi estimación es que el genocidio franquista alcanzó a 150.000 personas”, asegura.
El juez Baltasar Garzón enjuició por primera vez en la historia al Franquismo. Pero sólo un mes, del 16 de octubre de 2008 al 18 de noviembre de 2008. Después, el Tribunal Supremo dio la Ley de Punto Final, en sentencia de febrero de 2012. Ése es el ejecutor de la impunidad del Franquismo.
Estado de excepción en 1969: manifestación de desagravio por la defenestración del busto de Franco en la Plaza Universidad de Barcelona,
La posguerra
La posguerra fue mucho más que represión. Fue catástrofe humanitaria y genocidio. El Franquismo acosó a los vencidos eliminándolos mediante los fusilamientos, introduciendo el mecanismo exterminador del hambre, la humillación, el expolio económico, la ruina de las familias, la persecución y el exilio forzado de medio millón de personas.
En este libro se demuestra por primera vez en España cómo Franco cometió los tres grandes crímenes internacionales, de lesa humanidad (el término se usó por primera vez en Londres en 1945 para juzgar a los criminales nazis): asesinatos (fusilamientos), torturas masivas y exilio y desapariciones forzadas.
En el haber del Franquismo hay 150.000 fusilamientos directos, más luego muertes indirectas sin cuento”
El genocidio es una matanza discriminada (no, indiscriminada). Hay un plan de eliminación. Se dirige contra un grupo señalado. Este grupo en España es la izquierda, la base social que sustentaba la República y sus élites: dirigentes políticos y cultuales.
El grupo señalado está clarísimo y el plan de exterminio también está clarísimo en las declaraciones de Mola, de Queipo de Llano y los jerarcas del golpe militar. De manera que se cumplen perfectamente las condiciones del genocidio en España.
Concentración a favor de Francisco Franco en El Valle de los Caídos.
No es solo matar; es exterminar a través del hambre, cosa que hizo Franco masivamente en las cárceles, donde murieron de hambre por millares: en Córdoba, en el año 1941, 756 personas; en Sevilla, más de 800. En la prisión de San Simón (Pontevedra) murieron el 30,6% de ellos. En Santoña, en el Puerto de Santamaría, un centenar de presos al mes.
Francisco Moreno calcula que más de 16.000 personas murieron de hambre en las cárceles de Franco. Y en los campos de concentración. El último se cerró en 1947”
El genocidio fue también económico. Supone arrasar la vida y las posibilidades económicas de los vencidos de manera que caigan en la miseria como, en efecto, ocurrió.
Es también cultural. Es eliminar aquellos iconos y referencias artísticas y de la República y aquellas figuras que pueden dar identidad a una colectividad.
Se pretendía eliminar el pensamiento y la identidad de los vencidos para imponer el de los vencedores.
El que niegue que el Franquismo no cometió genocidio incurre en dos errores, no conoce lo que hizo el Franquismo o desconoce la definición del genocidio.
Esto no se conoce en España, no se sabe. La sociedad española no tiene información. Tampoco sobre el Expolio: arrebatar casas, fincas, cuentas, negocios, todo ello masivamente a los vencidos. Esto tampoco se ha estudiado.
Esto no está escrito, esto quedó bajo el pacto de silencio de la Transición. Todo esto, y más, nos lo explica Francisco Moreno.
Participantes en un homenaje a Franco.
Pero a esto hay que añadir el maltrato criminal a las mujeres consideradas republicanas o de izquierdas, consistente en encarcelarlas y vejarlas robándoles el bebé si daban a luz, para entregárselo a familias “católicas” para que no transmitieran a sus hijos tan “perniciosas” ideologías. Con la complicidad de la Iglesia Católica.
Y las purgas gigantescas en la Judicatura, Universidad, Enseñanza, y en todos los ámbitos del país. Catedráticos de Universidad, por ejemplo, eran represaliados si se les consideraba “desafectos al Régimen” desposeyéndoles de la cátedra.
Tenían que ejercer en Institutos de Enseñanza Media, o Colegios privados que en su mayoría eran religiosos. En el de los Escolapios, donde yo estudiaba gracias a una beca, conocí a uno de ellos: el Prfr. D. Jesús García Tolsá, catedrático de Historia de la Universidad de Valencia, represaliado y obligado a no acercarse a menos de 300 km de Valencia.
Fue el único docente de mi etapa de colegial, que nos enseñaba a pensar. En vez de enseñarnos Historia memorizando cosas, nos enseñaba Filosofía de la Historia, el por qué de los hechos históricos, que no figuraba, naturalmente, en los planes de enseñanza. ¡Qué gran persona era!
Desgraciadamente, la posguerra española no ha terminado. He descrito someramente la inmediata. La tardía, la actual, la contaré otro día.
Un homenaje a Franco en la Cruz de los Caídos.
Perfil del Lector Experto
Ramón Andreu Anglada
Médico Psiquiatra. A sus 83 años, sigue pasando visita en su clínica de Vallcarca (Barcelona). Ha publica el último libro de la trilogía sobre su experiencia como psicoanalista con pacientes adictos al dolor, titulado ‘El monstruo de hielo. El sufrimiento como adicción’ (Caleidoscopio, Xoroi Edicions).