“No hay crisis ninguna”, aseguran desde Vox, pero lo cierto es que el gran crecimiento experimentado por el partido en las últimas elecciones parece que está causando daños en la formación y parece sembrar dudas sobre si el partido estaba preparado para procesar el hecho de haber conseguido 52 diputados en el Congreso.
¿Está en crisis Vox? ¿Tiene suficiente musculatura para procesar adecuadamente su último éxito electoral? ¿Le ha cogido desprevenido al partido el último resultado electoral?
La Ejecutiva regional de Vox en Murcia, donde ganó las pasadas elecciones generales y logró tres diputados, ha dimitido en bloque dado el “gran crecimiento” y el “exceso de trabajo” experimentado por su formación desde su nacimiento, según el vicesecretario de Juventud, David Ibáñez.
Rueda de prensa en el congreso de VOX , con Santiago Abascal.
En paralelo, en Madrid, el negacionismo de Vox ante la violencia de género ha acabado resquebrajando el pacto de las derechas. Ciudadanos se ha desmarcado votando a favor de la propuesta del PSOE de forma que el portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Madrid y secretario general de la formación, Javier Ortega Smith, se ha convertido en el edil que más rápidamente ha sido reprobado en un Pleno del Ayuntamiento al haber contado a su favor únicamente con los votos del PP, además de los de su formación.
Todo este debate gana morbo a costa de los rumores que aventuran que el PSOE estaría explorando la posibilidad de negociar el sí de Ciudadanos a la investidura de Pedro Sánchez a cambio de la Alcaldía de Madrid mediante una moción de censura en Cibeles, cosa que dejaría a Vox sin su actual capacidad de influencia.
En medio de este contexto, la pregunta que se pone sobre la mesa de debate es si la ultraderecha en España tiene más recorrido, si ha tocado techo o si está preparada para asumir la representatividad que le han otorgado los votantes en las urnas.
