Tenemos lo que votamos
Hay matrimonios incombustibles que se pasan la existencia diciendo: “¡Así no se puede vivir!”. Me ha venido a la cabeza por aquello de la semanita política, y como tengo pocas ideas –buenas, se entiende–, las defiendo a capa y espada: los españoles tenemos lo que hemos votado.
No hay que ser un lince ibérico para llegar a la conclusión de que así no se puede vivir. Lo de la reforma fiscal ha sido de traca: un Gobierno obligado a satisfacer exigencias incompatibles. Y espera, morena, porque esta cuadratura del círculo alimenta al monstruo de unos socios que, crecidos, cada día exigirán más. Y más y mucho más. Sólo hay que ver su satisfacción por haber hecho pasar por el aro al Gobierno, lo que, a su vez, les refuerza y estimula. Llegará el día en que se apostarán unas cañas a ver quién obliga a Sánchez a bailar unas sevillanas en la plaza del Castillo por Sanfermines aunque solo sea por echar unas risas...
Tenemos la ingobernabilidad que hemos votado. Desde el 20 de diciembre del 2015, España ha celebrado cinco elecciones generales. Y tras todas ellas, como en los matrimonios indestructibles con mala salud, los votantes nos hemos llevado las manos a la cabeza, conscientes –a toro pasado– de que así no se puede gobernar...
Y cuanto más hagan pasar por el aro a Pedro Sánchez, más le exigirán a la siguiente
Me temo que España nunca sabrá gestionar gobiernos de coalición, y mira que lo intentamos. Otra cosa es que el país fuese una churrería, en cuyo caso el éxito sería clamoroso, como se ha comprobado esta semanita: ¡menudo churro de reforma fiscal!
El espíritu y los sistemas electorales de democracias como EE.UU., Francia o el Reino Unido inducen al bipartidismo, factor de estabilidad. Por el contrario, los tiempos favorecen un pluralismo que termina por desbordarnos. No es sencillo elegir un yogur o media docena de huevos ante estanterías rutilantes, no es sencillo saber si hay dos sexos o muchos y sigue siendo difícil decir este cura no es mi padre. La catástrofe de Valencia acentuará la sopa de letras porque PP y PSOE se están luciendo. Y así, hasta que el Gobierno de Pedro Sánchez explote y haya elecciones, en las que –me temo– volveremos a votar lo imposible.