¡Ojo con la cartera!

Tras registrarse más de cincuenta apuñalamientos por arma blanca durante el mes de agosto en Catalunya, que han merecido una generosa y quizás justificada atención mediática, es muy difícil que no se instale en la sociedad catalana una sensación de inseguridad. Si a ello le sumamos las ocupaciones ilegales en viviendas, organizadas por mafias que se aprovechan de los más desvalidos, y lo aliñamos con injustificables ejemplos de indeseables que cometen múltiples hurtos por los que son detenidos docenas de veces, pero que no pasan ni una noche entre rejas, el cóctel está servido. Solo falta que en este contexto se incluya la crisis migratoria que afecta a todos los países de nuestro entorno y se mezcle en el debate político la gestión de la policía para asumir que estamos ante un problema social de primera magnitud.

Una imagen vale más que mil palabras. ¿Quién no conoce a alguien a quien le han robado el móvil, un reloj o la bolsa que tenía en el coche, o le han contado que al amigo de un conocido le han ocupado el piso mientras estaba de vacaciones? Ante esta percepción, es un ejercicio estéril poner encima de la mesa las estadísticas de criminalidad para matizar la opinión. Y si por algún azar alguien llega a dudar, las campañas de agitación, plagadas de fake news y vídeos alarmantes, promovidas por la extrema derecha en redes sociales, hacen el resto.

04 - 03 -2023 / Barcelona / Detención de dos hombre que presuntamente han robado un bolso. Han participado 6 motos de mossos y 3 coches. En total 12 agentes. / Foto: Llibert Teixidó

 

Llibert Teixidó

Si hablamos, por ejemplo, de los hurtos, según datos oficiales, en los primeros meses de este año las denuncias por hurtos se han reducido un 5,6% en Catalunya y el 4% en el conjunto del Estado en comparación con los primeros meses del 2023. Pero en cifras absolutas, los 170.000 hurtos y los 70.000 robos con fuerza o violencia denunciados el año pasado en Catalunya hablan por sí solos.

Los delitos que más alarma causan son los que más se ven, aunque no sean los más graves. Los multirreincidentes, que actúan a plena luz del día ante todo el mundo y con impunidad, se llevan la palma y generan una gran incomprensión social. En el 2023, los Mossos d’Esquadra detuvieron a 526 personas acusadas de cometer 6.169 robos y hurtos en Barcelona; de estos detenidos, cinco de ellos acumulaban 228 antecedentes, y seguían en libertad.

Muchas veces el foco se pone sobre la actuación de la policía, que a buen seguro debe hacer mejor las cosas, y la ampliación del número de agentes que, al menos en Catalunya, se ha producido en los últimos años debe continuar para hacerlo posible. Pero no es la policía, si no las leyes y después los jueces quienes fijan el listón de las sanciones.

La percepción de inseguridad es aprovechada por la extrema derecha para alimentar el miedo

A la vista de los números registrados, parece evidente que el Código Penal no da una respuesta eficaz para combatir la reincidencia en los delitos menores ni da herramientas a los jueces para cortar situaciones que permiten acumular centenares de antecedentes. La reforma aprobada en el 2022 se ha demostrado insuficiente y debe replantearse urgentemente. Igualmente, es inaceptable que los llamados juicios rápidos, que el legislador pretendía que se celebrasen en semanas, tarden un año o más en realizarse. No siempre los problemas se resuelven solo con más medios y más dinero, pero es evidente que una de las causas principales de la lentitud de la justicia es la falta de jueces y de juzgados, especialmente en Catalunya, que está muy claramente por debajo de la media europea. En esto, quien tiene la última palabra es el Ministerio de Justicia, que no puede demorar más tiempo la ampliación del número de órganos judiciales.

La derecha política siempre ha intentado patrimonializar el debate sobre la seguridad, tildando a los partidos progresistas de blandos y buenistas. Pero desde hace tiempo los discursos se han actualizado y cada vez con menos complejos se sitúan las políticas de seguridad como un pilar para garantizar los derechos y el bienestar.

Es necesario acabar con la inseguridad y con la percepción de inseguridad, no solamente porque es bueno en sí mismo sino porque dejará sin argumentos a quienes se aprovechan de ese estado de opinión. De lo contrario, partidos y movimientos que se alimentan del miedo de la gente, como Vox, Alvise Pérez o Aliança Catalana, tendrán el terreno cada día más abonado para sembrar la semilla de la discordia, que siempre da frutos amargos. ¡Ojo con la cartera!

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