Sin ruido no hay paraíso

FUTUROS IMPERFECTOS

Sin ruido no hay paraíso

Seguramente una de las palabras que más veces repitió Salvador Illa en la entrevista que dio a TV3 como president de la Generalitat es el término ruido. El ruido considerado como la causa de la desafección política y mediática. El ruido entendido como el deterioro de la forma de ejercer la política. El ruido como muro mental para poder resolver los problemas de los ciudadanos.

Un càmera grava el president de la Generalitat, Salvador Illa, al Palau de la Generalitat durant la primera entrevista amb TV3 i Catalunya Ràdio com a cap de l'executiu català

  

Rubén Moreno / Govern / ACN

La periodista Ariadna Oltra fue incisiva en sus preguntas, como correspondía, pero Illa estuvo contenido en las respuestas, como se esperaba. “En ningún caso contribuiré al ruido de la política”, subrayó. Los políticos responsables son conscientes de que deben andarse con pies de plomo para no recalentar el ambiente. Los discursos del odio fluyen aceleradamente gracias a las vías rápidas que ofrece la tecnología. Emmanuel Macron avisó a los franceses de la fiebre que está contaminando el discurso en el debate público y parlamentario, cuando disolvió la Asamblea Nacional. El populismo que se expande por las redes está generando la crispación y el caos en nuestras sociedades, y el presidente francés quiso denunciarlo públicamente.

Illa insistió en TV3 que en ningún caso va a contribuir al ruido de la política

Pero, a pesar de ser tremendamente cuidadoso con sus palabras, bastó que Illa aludiera al compromiso de la financiación singular para Catalunya o a la voluntad de abordar una solución para el aeropuerto de Barcelona para que el ruido se descontrolara. Illa se limitó a decir que la mejora de la financiación no iba en detrimento de la solidaridad y que las alternativas aeroportuarias las estudiaría una comisión mixta de expertos. Pero lo poco que dijo ha encendido a los enemigos de la amplia­ción de El Prat y a los de la mejo­ra de la financiación de Catalunya. Es decir, a sus socios y a sus opositores.

Con buen criterio, Illa cree que los catalanes tienen la oportunidad de no perder más oportunidades. Los dirigentes necesitan coraje y los opositores requieren calma. El problema es que las redes han empoderado no solo a quienes tienen algo que decir, sino a los que estarían mejor callados. El president podría recordar a tanto insensato deslenguado lo que Miles Davis dijo en una ocasión: “El silencio es el más atronador de los ruidos”. Igual entonces se callan.

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