Las negociaciones sobre financiación serán protagonistas de la legislatura catalana. Algunos puntos que tener en cuenta:
1) La negociación ha de ir por dos carriles: bilateral y multilateral. El multilateral es necesario para articular un esfuerzo cooperativo de las autonomías para negociar con el Gobierno una mejora sustancial, a su favor, de la composición del gasto público del conjunto del Estado. El bilateral se ocupará, entre otros, de la institucionalización de la administración tributaria en Catalunya y acordar la estructura de cesiones y delegaciones de competencias.
2) El término financiación singular no tendría que suscitar alarma. Dentro de un repertorio de opciones abierto a todas las autonomías, cada una decidirá la que se adapta mejor a su sociedad. Por ejemplo: algunas pueden escoger que, como ahora, el IRPF recaudado en el 2025 llegue en el 2026, y así disminuir la incertidumbre sobre los ingresos al preparar en el 2025 los presupuestos del 2026. Otros, como Catalunya, preferirán alimentar el presupuesto del 2025 con los ingresos recaudados en el 2025. Algunas querrán mantener tal como es ahora el papel de la Agencia Tributaria española. Otros, como Catalunya, preferirán potenciar la agencia propia. Mensaje al PP: el principio de “administración única” fue propuesto por el primer presidente de Galicia, Manuel Fraga Iribarne. Si él podía contemplarlo, no debe de romper España.
3) Conviene insistir en un punto clave del pacto de ERC y PSC-PSOE: en Catalunya solo ha de haber una Agencia Tributaria. Pero nos tenemos que dar cuenta de que eso solo será posible si la administración central también está presente en la nueva Agencia Tributaria Catalana.
4) El progreso económico global y la paz fiscal en España dependen de establecer unos principios de gasto, y de su financiación, más equilibrados hacia las competencias autonómicas –troncales en el Estado de bienestar y hoy extremadamente estresadas– y hacia sus necesidades de infraestructuras (rompiendo con el centralismo; como ejemplo, las conexiones Barcelona-València son una vergüenza). Seguramente eso requerirá que los fondos que lleguen a las autonomías aumenten en no menos de un 2% del PIB. Vienen a ser entre dos y tres meses del gasto en pensiones. No es una trivialidad, pero es factible en una amplia programación sobre un periodo transitorio.
5) Acabado el periodo transitorio, el fondo global de gasto de las autonomías y el de la administración central tendrían que crecer al mismo ritmo en años sucesivos. Propósito: no devaluar las autonomías.
La reforma también tendría que incluir la condonación progresiva de la deuda autonómica
6) En el periodo transitorio hará falta que el Gobierno complemente o reforme el modelo de financiación vigente, con el fin de incorporar los nuevos recursos y de llegar en el fin del periodo a unos resultados distributivos simples y justificables. Por ejemplo, a una asignación igualitaria por persona del gasto asociado con el Estado de bienestar (educación, salud, dependencia...) y con los clásicos de un Estado (policía, justicia, cultura...). En cambio, las infraestructuras –como transporte o apoyo a la industria– son un factor de producción y tendrían que estar en proporción al PIB. Dada la correlación del PIB con la recaudación de impuestos, este criterio satisfaría el principio de ordinalidad pactado en el acuerdo de investidura entre ERC y PSC-PSOE.
7) Una reforma del sistema de financiación será inviable si supone que alguna autonomía pierda. La ampliación de recursos de las autonomías y su distribución ha de permitir, por tanto, alcanzar lo que llamaré Objetivo Santander. Dejando de lado las infraestructuras, que el gasto autonómico por persona iguale –en términos reales del 2024– el de Santander. Se habría de analiza con cuidado, pero diría que la propuesta del punto 4 tendría que ser suficiente.
8) Todo lo anterior se refiere al gasto que se origina en los impuestos y endeudamiento estatales. Creo que las autonomías han de tener margen para subir o crear impuestos. No para reducirlos. La competencia fiscal no ha tenido efectos globalmente virtuosos.
9) Una reforma con espíritu de empezar de nuevo, y esta vez hacerlo bien, también tendría que incluir la condonación progresiva de la deuda autonómica. Ahora representa en torno al 20% de la deuda del Estado.