Un sheriff en Misisipi

POSTALES AMERICANAS

Un sheriff en Misisipi

He departido con un sheriff sordo. Usted pensará que esto es imposible y quizás lo atribuya a un desvarío literario propio de columnista. No se lo voy a tener en cuenta. Que dude de mi palabra es lo normal. A fin de cuentas, nadie se imagina de entrada que un defensor de la ley y el orden pueda estar como una tapia.

Pero créame que este lo estaba. Y lejos de practicar la mala leche que el tópico atribuye a quien tiene las orejas como adorno, se trataba de un hombre risueño y hablador. Incluso me ha prestado por un momento su sombrero, no para que me lo pusiese, sino para que cotejara de cerca sus excelentes acabados. Creo, aunque esto no lo he comprobado con las manos, que los vistosos audífonos que coronaban sus orejas también eran de gama prémium y contribuían decisivamente a su buen humor.

Close up of a police officer with a stern look on his face, standing with one hand on his hip, the other on his police car, watching something in the distance.  He is in uniform, a mature man in his 40s, with shaved head and facial hair.

 

Getty Images

Hemos hablado de la guerra civil americana en un área de descanso de la autopista, justo en la entrada del estado de Misisipi llegando desde Luisiana. He despertado su curiosidad porque andaba yo enfrascado en la atenta lectura y tomando alguna nota sobre lo escrito en una placa conmemorativa de la batalla de Harrisburg. El hombre, viéndome tan aplicado, se ha acercado con su uniforme marrón bien planchado. Y ya situado en mi flanco izquierdo ha sentenciado: “Es importante saber historia para no repetir los errores del pasado”. Le he dado la razón, por tenerla y por ser el sheriff. Y a continuación he asistido a una clase de historia americana que he seguido con tanta atención como dificultad. Vamos, que me he enterado de la misa cuarto y mitad.

Hemos hablado de la guerra civil americana en un área de descanso de la autopista

Aprovechando los derroteros de nuestro diálogo he traído la conversación al presente: ¿advierte algún riesgo, por pequeño que sea, de conflicto civil entre estadounidenses hoy en día? Me ha contestado que no. Que él lo único que nota es más enfado entre la gente y menos generosidad en el juicio a los demás. Vaya, pues están ustedes más o menos como en España, le he informado por mi parte. Me ha deseado un buen viaje. Y yo, haciéndome el americano como en la canción de Renato Carosone, le he dicho con toda la solemnidad de la que soy capaz: “Thank you for your service”.

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