El wifi, en el aire

El wifi, en el aire

Era fantástico: subías a un avión, enviabas algún watsap final mientras la tripulación armaba “rampas y crochet” (cross-check) y ponías el móvil, justamente, en “modo avión”.

Una, tres o diez horas para leer, ver películas o dormitar con las piernas enrampadas. Qué delicia.

Esa paz de espíritu y dopamina y por imperativo aeronáutico se acabó cuando las compañías empezaron a ofrecer wifi. Funcionara bien o mal, nuestra atención había quedado de nuevo secuestrada.

Ahora, el wifi del avión supone otra amenaza. La policía australiana detuvo hace pocos días a un tipo de 42 años que hackeaba a los usuarios del wifi aéreo. Había creado webs falsas de compañías aéreas con las que se hacía con los datos de sus usuarios.

El detenido por saquear el wifi de viajeros en aviones y aeropuertos

El detenido por saquear el wifi de viajeros en aviones y aeropuertos 

Australian Federal Police

El tipo había actuado en vuelos internos australianos y en los aeropuertos de Perth, Melbourne y Adelaida y en lugares vinculados a su empleo anterior.

La Policía Federal de Australia (AFP) no detalló qué había hecho con los datos, pero sí que con la información suministrada habría accedido a información más personal, como las comunicaciones en línea de la víctima, sus fotos y sus vídeos almacenados en su móvil u ordenadores y a sus datos bancarios. Todo.

La inspectora de delitos cibernéticos de la AFP Andrea Coleman recordó –una vez más– las precauciones que cabe tomar para evitar esos asaltos: no dar ningún dato personal, proteger con una VPN , apagar la conexión automática al wifi y bla bla.

Un hacker australiano saqueaba en pleno vuelo a los usuarios del wifi a bordo

¿Será suficiente algún día? Hace cinco años, equipos varios del GRU, el servicio secreto militar ruso, siete agentes en total, se desplazaron a las sedes de diversos organismos para hackearlos: las agencias antidopaje en Colorado, Brasil, Canadá, Mónaco y Suiza; la Westinghouse Electric Company (WEC), y la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) en Holanda.

Las primeras eran objetivo en venganza por las acusaciones de dopaje contra Rusia el 2016 y el 2018; la WEC, porque suministra combustible nuclear a Ucrania, y la OPAQ, por sus investigaciones sobre el ataque con gas Novichok a un desertor ruso en el Reino Unido.

Los siete agentes solo se acercaron a esas sedes. Aunque era más arriesgado que actuar desde Rusia, en remoto, aparcaron sus coches de alquiler frente a los edificios, con detectores de wifi con los que se entraron en sus equipos para robar credenciales e instalar malware de espionaje.

Pero en los Países Bajos los pillaron. Apostados ante la OPAQ, activaron una potente antena que fue inmediatamente detectada por los servicios secretos holandeses, no se sabe cómo. Sí se sabe que la habían ocultado bajo una chaqueta, que no fue suficiente.

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