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Profundamente enamorado

Fue entonces cuando vio el cuerpo flotando sobre las aguas”. El tatuaje del cadáver encontrado en una playa de Barcelona es una pista crucial en la investigación del inmortal Pepe Carvalho para desentrañar la identidad del muerto y las circunstancias de su muerte en Tatuaje de Vázquez Montalbán, de 1976.

Recuerdo esta novela cuando llega el verano, esta época del año en la que las capas de ropa se desvanecen y los tatuajes emergen y revelan un paisaje de pieles decoradas que cuentan historias íntimas.

  

Getty Images

El historiador griego Heródoto, hacia el 450 a.C., cuenta de los tracios (vivían en la actual Bulgaria, Rumanía y norte de Turquía) que “llevar tatuajes está considerado como un signo de nobleza” (pero vendían a sus hijos y eran polígamos).

Algo anterior, el hombre de Ötzi, hacia el 3200 a.C., descubierto en 1991 ahí por los Alpes austriacos, llevaba 61 tatuajes. ¡A ver si alguno de los futbolistas de las recientes Eurocopa o Copa  América iguala el récord de este pastor del neolítico!

Así que para estar a la moda he decidido tatuarme

Durante mucho tiempo los tatuajes eran casi exclusivos de marineros, hombres duros y curtidos por la sal del mar. Eran señales de experiencias vividas en puertos oscuros y mares lejanos. El genial Julio Camba, ¡en 1945!, escribía que el tatuaje se estaba generalizando y que ya no servía para demostrar que se había practicado la navegación de altura. Hoy en día, tatuarse la piel se ha popularizado aún más. Los tatuajes han cruzado el umbral de lo portuario para convertirse en una expresión común de la cultura popular.

Así que he decidido tatuarme. No solo abrazaré la moda, sino que también me conectaré con ese espíritu aventurero y romántico de los antiguos navegantes. Pero ¿qué me tatúo? Sin duda, una frase. El tatuaje del cadáver de Tatuaje rezaba: “He nacido para revolucionar el infierno”. Yo por honrar la memoria del gran Vázquez Montalbán estoy dispuesto a todo, pero no a grabarme ese lema: las revoluciones son muy fatigosas y te hacen salir de casa. Me encanta “Amor de madre”, pero incluso a mi madre le habría parecido muy manido. Después de darle muchas vueltas, en mis largas noches de insomnio, he decidido que me tatuaré: “Un hombre profundamente enamorado”. Y así coincido con Pedro Sánchez.

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