Los exámenes de las pruebas de acceso a la universidad (PAU) están tan resguardados antes de repartirlos a los estudiantes como los libros olvidados del cementerio secreto de La sombra del viento .
Precisamente ayer, en que un fragmento del libro de Ruiz Zafón apareció en el examen de lengua castellana, un misterio cruzó fugaz por las redes sociales: la Viquipèdia desveló en un tuit el autor elegido en el examen a las 10 horas, cuando los alumnos no habían salido del aula. Algo inaudito. Los enunciados no se conocen hasta que el último estudiante ha abandonado el aula.
De hecho, la cadena de seguridad es muy estricta. Un grupo de profesores, bajo confidencialidad, diseña y elabora las pruebas. El Consell Interuniversitari de Catalunya los guarda celosamente bajo cien cerrojos. Los Mossos d’Esquadra los custodian hasta los 217 tribunales dispuestos en toda Catalunya. Las cajas no se abren hasta la hora indicada, poco antes de que se inicie el examen, y los presidentes de los tribunales tienen orden de no entregarlos a los profesores que han acompañado a sus alumnos (se hacía hace unos años) ni, por supuesto, a la prensa que aguarda pacientemente. Hasta que no terminan los alumnos con necesidades especiales, que tienen media hora más que el resto, no se da a conocer el contenido de la prueba.
Pero, de repente, ayer, de forma insólita, ahí estaba el tuit, a mitad de examen, liberando un secreto “como una nube de polvo dorado”.